Aficionados. Mientras muchas personas saben que la actividad física mejora la calidad de vida y la practican 2 o 3 veces por semana, otras le dedican en exclusiva los fines de semana
REDACCIÓN | DIARIO DE ALMERÍA
El senderismo es una de las actividades de fin de semana saludables y recomendables
VIVIMOS en una sociedad estresada y estresante, con un ritmo acelerado de trabajo, pero aún con la preocupación de su posible pérdida. Padres y madres suelen trabajar a diario y llegan tarde a sus hogares.
No queda tiempo para el autocuidado; el sedentarismo, la mala alimentación, el estrés y algún factor de riesgo cardíaco como el colesterol, la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad o el tabaquismo comienzan lentamente a pasar factura. Este es el motivo de que los eventos cardiovasculares (como el infarto de miocardio) aparezcan cada vez a edades más tempranas.
Nuestras vidas son cada vez más complejas y, junto a esta excesiva presión laboral nos topamos con otra relativa a la moda, por la cultura del físico, la preocupación por la salud y la pasión por hacer deporte.
Mientras que muchas personas saben que la actividad física es el medio imprescindible para mejorar su calidad de vida y por ello suelen entrenar 2 a 3 veces por semana, otras, en cambio, cansadas de su actividad cotidiana prefieren irse a casa y dedicar al deporte tan sólo los fines de semana o los días de 'mini vacaciones' como los que se aproximan con la llegada de la Semana Santa.
Sin embargo, los especialistas nos vemos en la obligación de volver a reiterar que nuestra recomendación es siempre la de hacer deporte, pero que advertimos que estos 'deportistas ocasionales' son los que tienen más riesgo de sufrir, desde lesiones osteo-músculo-articulares, hasta un evento cardiovascular o, incluso una muerte súbita, debido a la falta de una preparación adecuada, gradual y regular.
Las personas sedentarias con una inadecuada preparación física, que tratan de recuperar en un sábado o jueves de pascua todo el esfuerzo físico que no hicieron a lo largo del mes o la semana anterior, se sitúan, sin saberlo, en una situación de elevado peligro. Sus músculos están débiles, con falta de flexibilidad, con mala irrigación sanguínea, escasa coordinación y, seguramente, muchos de ellos posean algún factor de riesgo cardiovascular, a veces conocido y controlado por su médico de cabecera, pero en muchas otras ocasiones, no.
Deportistas aficionados
Los especialistas debemos prestar especial atención al corazón de estos deportistas, que no tienen tiempo, porque estudian, trabajan, llevan una familia, etc. y tratan de sacar horas de donde pueden para entrenar, y a veces, esta preparación no es de calidad.
El control de su frecuencia cardiaca nos dará información durante y después del ejercicio. Nos informa de cómo reacciona el cuerpo al mismo, ayuda a controlar la intensidad, contribuye a que se entrenen mejor, apunta sus progresos y nos documenta sobre la existencia o no de alteraciones (por ejemplo: un pulso elevado en reposo, es un mal signo cardiaco). Aunque lo más importante en el entrenamiento es contar con un pulsómetro que nos muestra si las pulsaciones, tras el esfuerzo, vuelven a la normalidad.
Uno de cada 200.000 deportistas tiene una alteración cardíaca que le provoca una muerte súbita. La mayor frecuencia se da entre varones menores de 35 años. Es muy difícil detectar en un estudio rutinario, con un electrocardiograma, alguna dolencia cardiaca congénita que predisponga a tener una muerte súbita, salvo que sea muy evidente. La base del deporte es el entrenamiento.
A nivel cardiovascular, al no hacer un entrenamiento aeróbico semanal, nos encontramos con falta de un acondicionamiento cardiaco, que puede coexistir con factores de riesgo como hipertensión arterial, obesidad o sobrepeso, sedentarismo, etc.
Por eso se recomienda, para aquellas personas sedentarias, que no hacen actividad física semanal, no sólo elegir el deporte adecuado, sino su intensidad y el tiempo de dedicación. No se deben ejecutar ejercicios vigorosos o deportes grupales (fútbol, tenis). Es preferible caminar, andar en bicicleta, nadar… Los deportes aeróbicos son los más aconsejables.
A los riesgos de las enfermedades del corazón, esos de los que queremos escapar con el deporte practicándolo de forma regular, se suma el de las lesiones deportivas en los deportistas de fin de semana.
Ni los músculos, articulaciones o tendones del atleta ocasional están preparados para estos esfuerzos en los que prima, debido a la desinformación, la pasión sobre la razón. Son frecuentes los desgarros y contracturas musculares, esguinces (tobillo, rodilla), lumbalgias, codo de tenista, epicondilitis, las tendinopatías o, incluso, alguna fractura.
Debemos seguir el camino del profesional. Primero entrenarnos y luego competir. Adquirir 'forma' jugando partidos de fin de semana tiene más riesgos que prepararse durante la semana y luego jugar dichos partidos.
Los consejos principales, por tanto, son:
1. Antes de hacer ejercicio. Se sugiere hacer precalentamiento (15-20 minutos). Realizar estiramientos suaves y ejercicios de movilidad de las articulaciones. Se aconseja no hacer deporte en las dos horas posteriores a las comidas.
2. Durante el ejercicio. No forzar. Si sentimos pinchazos, molestias, dolores, palpitaciones intensas o mareos detener la actividad. No nos estamos entrenando más o haciéndonos más fuertes por aguantar.
3. Después del ejercicio. No fumar ni beber alcohol. Es el momento en que los pulmones están más dilatados y ese esfuerzo extra, que tanto nos ha costado, no nos da una licencia extra, una reserva orgánica que no se debe malgastar.
Iniciarse en el ejercicio es la mejor opción, pero es necesario acudir antes a nuestro médico. Una exploración concienzuda, que incluya la valoración de la tensión arterial y unos análisis sanguíneos son muy recomendables.
Ocasionalmente, puede ser necesario un electrocardiograma o una radiografía de tórax, incluso una prueba de esfuerzo en individuos sanos o con factores de riesgo coronario, como fumadores, bebedores, personas con antecedentes de mareos, dolor torácico, palpitaciones o fatiga precoz.
De esta forma, usted podrá hacer lo que le gusta y le proporcionará salud y bienestar sin riesgos.
Riesgos del deportista ocasional
domingo, 24 de marzo de 2013
sábado, 23 de marzo de 2013
El Ejido rinde homenaje a Manolo Escobar con su último concierto
La concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido ha preparado la celebración de un concierto homenaje a Manolo Escobar para el viernes 26 de abril con la representación de su espectáculo ‘Antología de la Copla’. El concierto va a suponer la despedida de los escenarios de este prestigioso cantante ejidense que hará una extensa gira por toda España. Recordamos que Manolo García Escobar, más conocido como Manolo Escobar, nació en El Ejido en 1931.
El concejal de Cultura, José Andrés Cano, ha explicado que “desde hace tiempo queríamos realizar un homenaje a este artista de la tierra pero que, por diversos motivos, no se había podido lleva a cabo. Nuestra intención es el de ofrecer un merecido reconocimiento a este hijo de El Ejido, nacido en Las Norias, con un acto sencillo pero muy emotivo con el que se reconozca su gran labor y carrera artística”.
El concierto se iniciará a las 21 horas en el Teatro Auditorio y el artista estará acompañado en el escenario por los cantantes Carlos Vargas y Natalia Mellado. Se han establecido unos precios asequibles y las entradas se pueden adquirir de forma anticipada desde el lunes 25 de marzo por los canales habituales, en el Área de Cultura y en la página www.unientradas.es.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Un tsunami en el mar de Alborán tardaría 22 minutos en alcanzar la costa de Almería
Imagen de un tsunami
Según un simulacro realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Málaga (UMA).
ANDALUCÍA almeria360 | REDACCIÓN
Si se produjera un tsunami en el mar de Alborán, el agua podría penetrar entre 200 y 400 metros tierra adentro en el litoral de la Costa del Sol. La gran ola llegaría en doce minutos al cabo Tres Forcas, en la costa africana, y en veintidós minutos a las costas de Granada y de Almería. Estos son algunos de los resultados del simulacro realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Málaga (UMA).
La onda inicial tendría 14 metros de altura y 25 de profundidad, una velocidad media de propagación de 250 kilómetros por hora y una velocidad máxima de 400 kilómetros por hora, por lo que tardaría unos 38 minutos en llegar al litoral malagueño, con una elevación al alcanzar la costa de unos ochenta centímetros, ha explicado Jorge Macías, profesor del Departamento de Análisis Matemático de la UMA.
Causada por un desplazamiento de mil millones de metros cúbicos de sedimentos submarinos -volumen similar al que ocuparían 3.023 estadios de fútbol como el Santiago Bernabéu-, la gran ola simulada se propagaría más rápidamente hacia el sur y alcanzaría en veintidós minutos las costas de Granada y de Almería.
Al llegar a la costa, la onda se ralentizaría pero alcanzaría una mayor altura, por encima de los ochenta centímetros iniciales, ha precisado en rueda de prensa Macías, que ha añadido que la penetración del agua depende de la topografía de la costa en cada punto.
En el estudio, centrado en un deslizamiento producido hace más de 20.000 años en la Dorsal de Alborán, se han utilizado cien millones de datos para definir la topografía y la batimetría de la zona y se han resuelto 36.000 sistemas de 330 millones de ecuaciones para hacer una hora de simulación, algo que con ordenadores convencionales llevaría unos 300 días, pero que con los que se han empleado del Laboratorio de Medios Numéricos de la UMA ha supuesto sólo doce horas.
La simulación se centra en un deslizamiento producido hace más de 20.000 años, según las estimaciones, en la Dorsal de Alborán, un monte submarino con más de mil metros de altura respecto al fondo cuya única superficie emergida es la isla de Alborán.
La actividad tectónica en la zona ha causado deslizamientos tanto en la ladera septentrional como en la meridional, y este estudio ha simulado cómo pudo ser el tsunami generado por uno de esos deslizamientos.
El riesgo de que se produzca en la actualidad un tsunami de grandes dimensiones es bajo, porque la actividad sísmica en el mar de Alborán es muy numerosa, pero de baja magnitud.
Un tsunami en el mar de Alborán tardaría 22 minutos en alcanzar la costa de Almería
Según un simulacro realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Málaga (UMA).
ANDALUCÍA almeria360 | REDACCIÓN
Si se produjera un tsunami en el mar de Alborán, el agua podría penetrar entre 200 y 400 metros tierra adentro en el litoral de la Costa del Sol. La gran ola llegaría en doce minutos al cabo Tres Forcas, en la costa africana, y en veintidós minutos a las costas de Granada y de Almería. Estos son algunos de los resultados del simulacro realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Málaga (UMA).
La onda inicial tendría 14 metros de altura y 25 de profundidad, una velocidad media de propagación de 250 kilómetros por hora y una velocidad máxima de 400 kilómetros por hora, por lo que tardaría unos 38 minutos en llegar al litoral malagueño, con una elevación al alcanzar la costa de unos ochenta centímetros, ha explicado Jorge Macías, profesor del Departamento de Análisis Matemático de la UMA.
Causada por un desplazamiento de mil millones de metros cúbicos de sedimentos submarinos -volumen similar al que ocuparían 3.023 estadios de fútbol como el Santiago Bernabéu-, la gran ola simulada se propagaría más rápidamente hacia el sur y alcanzaría en veintidós minutos las costas de Granada y de Almería.
Al llegar a la costa, la onda se ralentizaría pero alcanzaría una mayor altura, por encima de los ochenta centímetros iniciales, ha precisado en rueda de prensa Macías, que ha añadido que la penetración del agua depende de la topografía de la costa en cada punto.
En el estudio, centrado en un deslizamiento producido hace más de 20.000 años en la Dorsal de Alborán, se han utilizado cien millones de datos para definir la topografía y la batimetría de la zona y se han resuelto 36.000 sistemas de 330 millones de ecuaciones para hacer una hora de simulación, algo que con ordenadores convencionales llevaría unos 300 días, pero que con los que se han empleado del Laboratorio de Medios Numéricos de la UMA ha supuesto sólo doce horas.
La simulación se centra en un deslizamiento producido hace más de 20.000 años, según las estimaciones, en la Dorsal de Alborán, un monte submarino con más de mil metros de altura respecto al fondo cuya única superficie emergida es la isla de Alborán.
La actividad tectónica en la zona ha causado deslizamientos tanto en la ladera septentrional como en la meridional, y este estudio ha simulado cómo pudo ser el tsunami generado por uno de esos deslizamientos.
El riesgo de que se produzca en la actualidad un tsunami de grandes dimensiones es bajo, porque la actividad sísmica en el mar de Alborán es muy numerosa, pero de baja magnitud.
Un tsunami en el mar de Alborán tardaría 22 minutos en alcanzar la costa de Almería
miércoles, 13 de marzo de 2013
martes, 12 de marzo de 2013
sábado, 9 de marzo de 2013
«Estaba viva, despierta, pero inmóvil»
La creyeron muerta, pero estaba viva. Le salvó una lágrima que brotó porque era consciente de todo. Esta es la increíble historia de Angèle Lieby
08.03.13 - 14:32 - RUBÉN CAÑIZARES | Madrid
Angèle Lieby, la mujer que fue dada por muerta y que vivió una auténtica pesadilla
Me salvó una lágrima
Angèle Lieby. Ed. Temas de Hoy. 192 páginas. 16,50 euros. Edición electrónica,11,99 euros.
Estaba viva y consciente. El dolor era insoportable. Irreal e indescriptible. Hubo actos de violencia física y psicológica, como el de pellizcarme los pezones para ver si reaccionaba. Para los médicos estaba muerta
Lunes, 13 de julio de 2009. Francia disfruta de un puente de verano: como cada año, los galos se preparan para celebrar su Fiesta Nacional. Pero al contrario que la gran mayoría, Angèle Lieby acudió a su trabajo temprano para iniciar una jornada que quedaría marcada en rojo en el calendario de su vida.
«Acudí a mi empresa con un dolor de cabeza que rápidamente se agudizó y se convirtió en una migraña. Empecé a notar picores en los dedos y entumecimiento en las manos. Así que decidí irme a casa a descansar, pero cuando me desperté estaba aún peor y mi marido, Ray, me llevó a Urgencias. Las primeras pruebas no consiguieron diganosticar lo que me ocurría. Pero la realidad es que empezaba a perder el habla, a decir cosas incongruentes, a no poder tragar mi propia saliva, a no poder respirar… Se me iba la vida. Un chequeo dictaminó que sufría una anomalía en los glóbulos blancos y para evitar males mayores los médicos decidieron dejarme en coma terapéutico de 24 a 48 horas…».
Y ahí empezó la pesadilla de nuestra protagonista. A los dos días, Angèle se despertó de aquel coma inducido. Pero nadie lo supo. Ni podía abrir los ojos, ni ver, ni hablar ni moverse. Estaba viva pero atrapada dentro del ataúd de su propio cuerpo.
Los médicos no se dieron cuenta de aquello y siguieron actuando como si estuviera ‘muerta artificialmente’. Soportó ‘torturas’ de todo tipo: «Estaba viva y consciente con más de 13 cables y sondas por el cuerpo. Y lo sentía todo. El dolor era insoportable. Irreal e indescriptible. Hubo actos de violencia física y psicológica, como el de pellizcarme los pezones para ver si reaccionaba. Para los médicos estaba muerta y todo valía para demostrárselo a mi marido y mi familia».
Afortunadamente, y cuando ya los médicos propusieron a Ray desconectarla de la máquina, se obró el milagro. Cathy, la hija de Angèle, tenía la llave. «Habían pasado 12 días desde mi ingreso en el hospital. Era 25 de julio, mi aniversario de bodas. Mi hija, sentada a mi lado, no paró de suplicarme que despertase, que volviese. Me dijo que ella y que sus nietas me necesitaban. Que iba a tener otra hija y que no podía irme de este mundo sin conocerla. Y entonces solté una lágrima y moví el dedo meñique izquierdo. Esa fue la señal que lo cambió todo. Aquella lágrima fue de tristeza, pero todas las siguientes fueron de felicidad».
Síndrome de Bickerstaff
Aquella lágrima abrió los ojos a los médicos y al fin se dieron cuenta de que Angèle estaba viva, pero paralizada por una extraña enfermedad: «El Síndrome de Bickerstaff es una poli neuropatía desmielinizante sensitivo motriz muy severa. Una enfermedad del sistema nervioso central de origen inmunitario.
El problema vino de la mielina: una sustancia blanca que protege las fibras nerviosas al igual que el plástico envuelve los cables eléctricos. Se había degradado, sobre todo, en pleno tronco cerebral, debido a una respuesta desproporcionada de mi sistema inmunitario. Esta enfermedad puede producir ceguera total, diplejia facial y parálisis completa de los brazos y piernas, esto es, la muerte cerebral. Se asemeja a los síndromes de Guillain-Barré y Miller- Fisher, pero es más rara y más grave. En mi caso, los signos de la enfermedad fueron más bien discretos. Y todo fue muy rápido».
Desde aquel 25 de julio comenzó una nueva vida. Le esperaba un periodo largo de recuperación: «Para vivir, he sufrido mucho más de lo que un ser humano puede soportar. He luchado y comenzado de nuevo. Hacer y aprender todo por segunda vez: hablar, andar, moverse, respirar, comer... Pero el amor de los míos era más importante que mi sufrimiento. Así que acepté la situación y me volví a enganchar a la vida». Y así fue.
En marzo de 2010, tras miles de batallas, estaba recuperada. Y creyó que lo mejor era contarlo: «Me decidí a escribir ‘Me salvó una lágrima’ mientras estaba aún hospitalizada en la UCI. Quería que mi familia, mis amigos y todos aquellos que me han apoyaron durante mi calvario conocieran la realidad. En el universo hospitalario, una se siente fácilmente desposeída de su identidad, pierde su intimidad, te conviertes en un número, no eres más que un cuerpo magullado. Tenía la convicción de que tenía que transmitir esta experiencia, pero de una manera positiva». Como ella misma dice en su obra, las palabras libro y libre se parecen. Y necesitaba un libro para liberarse.
«Estaba viva, despierta, pero inmóvil». Ideal
08.03.13 - 14:32 - RUBÉN CAÑIZARES | Madrid
Angèle Lieby, la mujer que fue dada por muerta y que vivió una auténtica pesadilla
Me salvó una lágrima
Angèle Lieby. Ed. Temas de Hoy. 192 páginas. 16,50 euros. Edición electrónica,11,99 euros.
Estaba viva y consciente. El dolor era insoportable. Irreal e indescriptible. Hubo actos de violencia física y psicológica, como el de pellizcarme los pezones para ver si reaccionaba. Para los médicos estaba muerta
Lunes, 13 de julio de 2009. Francia disfruta de un puente de verano: como cada año, los galos se preparan para celebrar su Fiesta Nacional. Pero al contrario que la gran mayoría, Angèle Lieby acudió a su trabajo temprano para iniciar una jornada que quedaría marcada en rojo en el calendario de su vida.
«Acudí a mi empresa con un dolor de cabeza que rápidamente se agudizó y se convirtió en una migraña. Empecé a notar picores en los dedos y entumecimiento en las manos. Así que decidí irme a casa a descansar, pero cuando me desperté estaba aún peor y mi marido, Ray, me llevó a Urgencias. Las primeras pruebas no consiguieron diganosticar lo que me ocurría. Pero la realidad es que empezaba a perder el habla, a decir cosas incongruentes, a no poder tragar mi propia saliva, a no poder respirar… Se me iba la vida. Un chequeo dictaminó que sufría una anomalía en los glóbulos blancos y para evitar males mayores los médicos decidieron dejarme en coma terapéutico de 24 a 48 horas…».
Y ahí empezó la pesadilla de nuestra protagonista. A los dos días, Angèle se despertó de aquel coma inducido. Pero nadie lo supo. Ni podía abrir los ojos, ni ver, ni hablar ni moverse. Estaba viva pero atrapada dentro del ataúd de su propio cuerpo.
Los médicos no se dieron cuenta de aquello y siguieron actuando como si estuviera ‘muerta artificialmente’. Soportó ‘torturas’ de todo tipo: «Estaba viva y consciente con más de 13 cables y sondas por el cuerpo. Y lo sentía todo. El dolor era insoportable. Irreal e indescriptible. Hubo actos de violencia física y psicológica, como el de pellizcarme los pezones para ver si reaccionaba. Para los médicos estaba muerta y todo valía para demostrárselo a mi marido y mi familia».
Afortunadamente, y cuando ya los médicos propusieron a Ray desconectarla de la máquina, se obró el milagro. Cathy, la hija de Angèle, tenía la llave. «Habían pasado 12 días desde mi ingreso en el hospital. Era 25 de julio, mi aniversario de bodas. Mi hija, sentada a mi lado, no paró de suplicarme que despertase, que volviese. Me dijo que ella y que sus nietas me necesitaban. Que iba a tener otra hija y que no podía irme de este mundo sin conocerla. Y entonces solté una lágrima y moví el dedo meñique izquierdo. Esa fue la señal que lo cambió todo. Aquella lágrima fue de tristeza, pero todas las siguientes fueron de felicidad».
Síndrome de Bickerstaff
Aquella lágrima abrió los ojos a los médicos y al fin se dieron cuenta de que Angèle estaba viva, pero paralizada por una extraña enfermedad: «El Síndrome de Bickerstaff es una poli neuropatía desmielinizante sensitivo motriz muy severa. Una enfermedad del sistema nervioso central de origen inmunitario.
El problema vino de la mielina: una sustancia blanca que protege las fibras nerviosas al igual que el plástico envuelve los cables eléctricos. Se había degradado, sobre todo, en pleno tronco cerebral, debido a una respuesta desproporcionada de mi sistema inmunitario. Esta enfermedad puede producir ceguera total, diplejia facial y parálisis completa de los brazos y piernas, esto es, la muerte cerebral. Se asemeja a los síndromes de Guillain-Barré y Miller- Fisher, pero es más rara y más grave. En mi caso, los signos de la enfermedad fueron más bien discretos. Y todo fue muy rápido».
Desde aquel 25 de julio comenzó una nueva vida. Le esperaba un periodo largo de recuperación: «Para vivir, he sufrido mucho más de lo que un ser humano puede soportar. He luchado y comenzado de nuevo. Hacer y aprender todo por segunda vez: hablar, andar, moverse, respirar, comer... Pero el amor de los míos era más importante que mi sufrimiento. Así que acepté la situación y me volví a enganchar a la vida». Y así fue.
En marzo de 2010, tras miles de batallas, estaba recuperada. Y creyó que lo mejor era contarlo: «Me decidí a escribir ‘Me salvó una lágrima’ mientras estaba aún hospitalizada en la UCI. Quería que mi familia, mis amigos y todos aquellos que me han apoyaron durante mi calvario conocieran la realidad. En el universo hospitalario, una se siente fácilmente desposeída de su identidad, pierde su intimidad, te conviertes en un número, no eres más que un cuerpo magullado. Tenía la convicción de que tenía que transmitir esta experiencia, pero de una manera positiva». Como ella misma dice en su obra, las palabras libro y libre se parecen. Y necesitaba un libro para liberarse.
«Estaba viva, despierta, pero inmóvil». Ideal
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