Aunque hoy día pueda parecernos sorprendente, durante siglos, Osos, Lobos y Linces habitaron y cazaron por nuestras tierras almerienses.
fauna desaparecida
Su presencia está sobradamente constatada por la documentación histórica y por los restos óseos encontrados en los yacimientos prehistóricos que existen diseminados por toda la provincia de Almería: Los Millares (Santa Fe de Móndujar), Barranquete (Níjar), Terra Ventura (Tabernas), etc.
Por otro lado, esta fauna emblemática ha dejado una impronta imborrable en el territorio almeriense, reflejada a través de la existencia de abundantes topónimos a lo largo de toda la geografía provincial. Algunos ejemplos son el Barranco del Oso y Rambla del Oso en Albox, Piedra Lobera en Lúcar, la Barriada Los Lobos en Cuevas del Almanzora o el Barranco del Oso en Zurgena.
Hasta bien entrada la Edad Media, estos grandes depredadores de la fauna ibérica ocupaban toda la geografía provincial, incluso lugares que hoy día se nos antojan impensables.
Para algunos la explicación se encuentra en el pasado árabe de Andalucía Oriental. Ello propició que, durante siglos, existiera una amplia región deshabitada en la frontera entre el Antiguo Reino Nazarí de Granada y el territorio cristiano de Murcia, la cual estaba ocupada por un gran Bosque-Frontera, donde estás especies encontraban su hábitat idóneo para vivir.
Según los hermanos García Latorre, en la Edad Media Europea “los bosques-frontera aparecían como resultado involuntario de un prolongado conflicto entre entidades políticas o civilizaciones enfrentadas. Las fronteras medievales no eran líneas, sino franjas más o menos extensas en las que la presencia del hombre y las actividades humanas quedaban reducidas al mínimo. Si el enfrentamiento duraba varios siglos la vegetación podía desarrollarse extraordinariamente en ellas formando una zona forestal que también se convertía en un magnífico refugio para la fauna salvaje”.
Así, en plena época de la Reconquista, en concreto, el 26 de diciembre de 1489, en la desembocadura del Río Andarax, junto a la ciudad de Almería, se organizo una cacería para celebrar la toma de la ciudad por parte de los Reyes Católicos. De ella dejo constancia un cronista cristiano, con un curioso relato sobre lo ocurrido con un lobo:
“E el monte era ay cerca, orilla de la mar, e mataron cuatro puercos monteses, en que ovieron mucho plazer. E acaesció que estaba en el monte un lobo e salió a lo raso; e como se vido aquexado de la gente, metióse en la mar huyendo a nado…”
Por otro lado, el viajero alemán Jerónimo Münzer, quedo deslumbrado en 1494 por la biodiversidad de las montañas de esta región, tras recorrerlas durante dos años después de la caída del último bastión del reino Nazarí:
“En los montes tienen tantos ciervos, osos, gamos, conejos y principalmente jabalíes, que parece increíble”.
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El declive de estas especies comienza con la definitiva cristianización de este territorio, y las consiguientes campañas de repoblación realizadas por la corona castellana. El acentuado crecimiento de la población conllevo una enorme deforestación por la roturación de cientos de miles de hectáreas de bosque para su puesta en cultivo.
En esta época, los grandes vertebrados comienzan a escasear y sólo permanecen estables en los terrenos acotados para la caza por parte de los nobles de la zona, como Sierra María-Los Velez o algunas de zonas de Sierra de Los Filabres.
Antonio Jose Navarro (1739-1797), Cura de Vélez Rubio y Abad de Baza, gran aficionado a realizar expediciones por estas sierras del norte de la provincia, dejo testimonio de la riqueza faunística que ostentaban estos espacios naturales aún a finales del siglo XVIII.
En una de estas excursiones queda maravillado de la riqueza faunística de Sierra de los Filabres y le llama la atención el gran tamaño de los linces que viven en esta montaña:
“Venados, corzos, cabras monteses; entre los carnívoros, omitiendo los lobos y zorras, por desgracia muy comunes, se cuenta… el gato cerval, el linze, que en estos pueblos llaman gato de clavo. Es aquí mayor de lo que han dicho los naturalistas, pues no sólo excede el tamaño de las zorras, sino que algunos llegan al de un perro perdiguero.
Su hermosa piel, los pinzelillos montados sobre sus orejas, la cola corta, le dan un carácter particular y una figura agradable. Es carnívoro, pero huye del hombre y de los perros; si las manchas de su piel estuvieran mejor terminadas parecería una pantera pequeña.
La gineta se encuentra en las inmediaciones de los ríos y arroyos. La nutria no es rara y abundan las garduñas y comadrejas, turones, texones, herizos, etc.”
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Debido a su mayor amplitud ecológica, el lobo es el último en desaparecer de nuestra provincia. Éste todavía se encontraba bien distribuido por toda la provincia Almería a finales del Siglo XIX.
Según las referencias extraídas del Diccionario de Pascual Madoz, obra publicada entre 1846 y 1850, el cánido, por esta época, sigue viviendo en el Valle de Almanzora (Albox, Cuevas de Almanzora), la Sierra de los Filabres (Bacares, Antax, Bédar), Los Vélez (Vélez Rubio) y las sierras litorales (Mojácar, Carboneras, Garrucha).
El naturalista Simón de Rojas, allá por el año 1805, en varios pasajes de su obra Historia Natural del Reino de Granada hace referencia a la presencia de lobos en la provincia de Almería. Nos cuenta el ataque de un lobo a un vecino de Carboneras. “Tres años ha se comió un lobo a un hombre de Carbonera a legua y ½ del Pueblo en el camino de Almería”. Y durante el relato de su visita a Bacares escribe: “Por miedo de los lobos no dejamos en el prado a la mula que ayunó junto a nosotros” .
Incluso, los últimos lobos almerienses vieron los primeros años del siglo XX en Sierra de Lúcar (Piedra Lobera) y Sierra de los Filabres. Existen evidencias documentales de que el último lobo de Sierra de Baza fue cazado en 1920.
Los Hermanos García Latorre, en su magnífica obra “Almería, Hecha a Mano”, nos descubren la existencia de numerosos documentos históricos en los archivos municipales de nuestra provincia en los que aparecen datos sobre las batidas que se organizaban para cazar lobos, así como las cantidades que se pagaban a los “alimañeros” por cada pieza que cobraban de este cánido.
Sirva de ejemplo, la carta que escribe en 1796 el ayuntamiento de Albanchez a municipios próximos con el objeto de organizar una gran batida de lobos conjunta:
“Con motibo de hallarnos todos instigados de los lobos en nuestras jurisdicciones… a fin de que si gustan el domingo próximo 11 del corriente salgamos cada justicia con los vecinos que pueda a dar un asalto a los referidos lobos… y venir a reunirnos todos a lo alto del Zerrón a la una de la tarde, pues en este sitio, por más proporcionado para ellos y su ocultación, entre todos podremos más bien darles fin”.
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Como Soñar hasta el momento es Gratis, desde lo HacialoSalvaje, soñamos con un Futuro en el que podamos volver a disfrutar de la presencia de estas Joyas Faunísticas en nuestros Espacios Naturales. Ello significará que nuestras generaciones venideras han llevado a cabo medidas de Conservación y Restauración del hábitat de estas especies y de sus presas, como la naturalización y diversificación de las repoblaciones forestales de nuestras Sierras.
Pero sobre todo será muestra de que la sociedad almeriense, en un futuro, será una sociedad madura y desarrollada, en la que existe un amplio compromiso por la Conservación de la Biodiversidad.
En un futuro, nuestros hijos y nietos, entenderán que lejos de suponer un freno, estas especies pueden suponer en un elemento dinamizador y de progreso para el medio rural almeriense. Hay están como prueba los ingresos que genera el Turismo Rural asociado al Oso Pardo en Asturias, el Lince Ibérico en Doñana o el propio lobo en algunos Estados de América del Norte, especies todas ellas que se han erigido en verdaderos emblemas de las distintas regiones donde habitan.
Tras las huellas de los Osos, Linces y Lobos Almerienses | hacialosalvaje
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