domingo, 18 de diciembre de 2022

Las Negras, antes de ser un paraíso turístico

Las Negras, antes de ser un paraíso turístico
Minería, esparto, pesca y agricultura suponían el sustento de sus habitantes, hasta que hace 60 años aparecieron los primeros extranjeros


La pesca sigue siendo uno de los principales activos de la barriada nijareña / D.A.

JOSÉ MANUEL BRETONES
Almería, 18 Diciembre, 2022 

La barriada costera y nijareña de Las Negras es un paraíso para los turistas que buscan naturaleza, paz y una gastronomía de calidad. Pero muchísimo antes de que madrileños, alemanes e ingleses pulularan en sandalias de goma por sus calles, Las Negras existía. Sus vecinos se dedicaban a la minería, a la recolección y embarque de esparto, a la pesca y a la agricultura.

En 1867 ya se efectuaron transacciones de titularidad minera cuyos documentos hablaban del paraje de Las Negras. Así lo publicó “El Eco de Berja”, en febrero de ese año, al hacer referencia a la explotación “Milagro”, propiedad de Francisco Alías Segura. Ya era famoso, por su calidad, el manganeso de la perforación “Mascotta”, según un informe publicado en la revista de Cuevas del Almanzora “El Minero de Almagrera”, fundada por Antonio Bernabé y Lentisco.

La gran actividad extractiva de metales en el levante se traducía en constantes operaciones de autorizaciones por parte del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas. En 1882, el empresario de Ciudad Real Manuel Sánchez Arias escrituró a su nombre la explotación “Josefa y San Manuel” en el paraje llamado “Colladillos”, donde dos años después adquirió la mina “La Gran Bretaña”. Del mismo modo, existían numerosas extracciones de hierro, como la llamada “Somos tres” del médico nijareño Ramón Fernández Viruega (¿-1913), la mina “El Desengaño” del galeno Antonio Fernández Palacios (1850-1922) y “La Tercera”, que gestionaba la “Sociedad Sierra Nevada Almería Mines”.

También se extraía cobre, como en 1917 en la mina “Mi Esperanza”, propiedad de Antonio Delgado Muñoz (1858-1932) y en “La Razón”, de Manuel Blosi y Camps. Estas excavaciones atraían hasta Las Negras a numerosos picadores, barreneros y transportistas, lo que motivó que en agosto de 1918 el Ayuntamiento solicitara a la Diputación un camino decente que conectara Las Negras con Fernán Pérez y ya, desde ahí, se pudiera enlazar con la villa. Pero como todo lo relacionado con infraestructuras, el proyecto se demoró años, lustros, décadas... En 1926 aún no estaba redactado el informe técnico; se firmó en 1929, se presupuestó y adjudicó al constructor Manuel Asensio García en 1930. Pero hubo que esperar a 1932 para que el ente abonara los honorarios de 28.714´08 pesetas. El ritmo de las obras también fue “a lo almeriense”: dos años de duración a razón de un kilómetro construido cada mes… Y, claro, el camino vecinal no quedó operativo hasta 1934. Hoy, esa vía es la carretera AL-3106.

Con la obra en marcha surgieron nuevas necesidades de comunicación y en 1931 los vecinos exigieron un enlace entre San José, Los Albaricoques y Rodalquilar que partiera de la barriada de “Los Peñones”. El primer transporte público que cubrió la comarca fue el autocar de Bernardo Hernández Felices (1907-1986), fundador en 1930 de la actual saga familiar de transporte de viajeros por carretera.  

En el XIX, el lugar también era agrícola, como demuestra la subasta de la finca que efectuó Juan Manuel Naveros en septiembre de 1871 en la calle Mariana, 1 de la capital. Por 8.500 pesetas, se desprendió de “tierras de riego y secano, casa cortijo, noria, agua de fuente, dos balsas, torre de molino con sus palos y aspas, era empedrada, árboles frutales y pencas chumbas”.



Calle Buendía de Las Negras; dedicada al prolongado esfuerzo de esa familia en beneficio de la barriada / D.A.

El esparto salía por barco

El mar era otra fuente de recursos para Las Negras a finales del XIX. Además de las numerosas y minúsculas barquillas de pesca de cerco de los lugareños, de forma regular la goleta “Juanito 2º”, las balandras “Sagrario”, “San Miguel” e “Isabel I” y el pailebot “Manzanares” enlazaban el puerto de la capital con la barriada nijareña para cargar esparto. Y no en cantidades pequeñas. Hasta los destartalados almacenes, levantados cerca de la orilla, arribaban mulos y bestias con el material recolectado a mano en aquellos campos dejados de la mano de Dios. En noviembre de 1888 el laúd “América” transportó desde Las Negras hasta Almería 20.000 kilos de esparto. Se desembarcaron en los muelles capitalinos con destino a la fábrica de limpieza y prensado que Guillermo Hall y Leach había instalado en el hoy barrio de Los Ángeles. Luego, el producto se exportaba a Inglaterra en los grandes vapores “Tyne Queen” y “Warrior”. También navíos de mayor capacidad fondeaban en la bahía de Las Negras gracias a sus excelentes características naturales; unas barcazas de los lugareños le aproximaban el esparto hasta sus bodegas. Con la llegada del siglo XX la actividad comercial del esparto mermó y el embarque se redujo considerablemente.

Por barco también llegaban productos de contrabando. Los bergantines se aproximaban a la costa entre Las Negras y Los Escullos y desembarcaban lienzos, sederías, mantones de Manila, tabaco y alcohol para introducirlo en España. Así lo mencionaba claramente Carmen de Burgos “La Colombine” en su novela “Los Inadaptados”, publicada en 1918.

LA ESCUELA SE CONCEDIÓ EN 1934, CUANDO EN LAS NEGRAS RESIDÍAN 272 HABITANTES

La escuela se creó en 1934

Las necesidades de la población que, en el primer tercio de siglo XX, se iba asentando en Las Negras eran de todo tipo: ausencia del suministro de agua, evacuación de alcantarillados, energía eléctrica, asistencia sanitaria, educación infantil… En 1934 estaban censados 272 habitantes, muchos de ellos niños de familias numerosas. Así, el 10 de diciembre de ese año se hizo pública, por parte del Estado, una gran noticia: la creación para el siguiente curso académico de catorce escuelas en anejos, cortijadas y barrios de la provincia. Una de ellas, mixta y atendida por un maestro, iría desde 1935 en Las Negras. Para ello, se adjudicó la plaza al joven profesor Miguel Aquilino Teruel (luego enviado a La Hoya, Huércal Overa) y para el curso siguiente a Robustiano Ruiz Fernández, hijo del secretario municipal de Santa Fe de Mondújar.


Ricardo Buendía Segura, primer impulsor del submarinismo en Las Negras / D.A.

En 1942, La Negras tenía 400 habitantes que residían en casas de piedra y barro. De ellos, 75 se dedicaban a la pesca en cinco pequeñas barcas y según datos del “Plan Nacional de Mejoramiento de la Vivienda en Poblados de Pescadores” capturaban al año 18.250 kilos de pescado, sobre todo sardinas. La emigración y la escasez de recursos industriales obligaron a quienes se quedaron a dedicarse también a la agricultura de subsistencia –patata, tomate y pimiento-.

A principio de los sesenta aparecieron los primeros extranjeros; comprendieron que aquel paraje paradisíaco era un lugar idóneo para descansar y bucear siguiendo los sabios consejos marítimos de Ricardo Buendía Segura (1912-1977). Este emprendedor también regentaba con su mujer, María García Segura (1913-2002), el estanco y alquilaba habitaciones a pensión completa a los submarinistas. Uno de los primeros europeos en asentarse allí fue Jean Henry, que compró una finca en el margen derecho de la Rambla de Las Agüillas. En 1971 era un propietario más. Y con él, otros como él y el esfuerzo de su población nativa, Las Negras comenzó a convertirse en el destino turístico de primer orden que hoy es.
Las Negras, antes de ser un paraíso turístico

lunes, 12 de diciembre de 2022

Hundimiento del pesquero ‘El Colorao’

Crónicas del ayer: Hundimiento del pesquero ‘El Colorao’
Murieron siete marineros


Los siete marineros fallecidos. LA VOZ
JOSÉ ÁNGEL PÉREZ
21:24 • 11 DIC. 2022
TVE dio la noticia en el Telediario del mediodía. Fue despachada en apenas un minuto. Muchos de los familiares de los protagonistas del suceso se quedaron petrificados ante la pequeña pantalla. Unas horas antes un teletipo de agencias inundaba las redacciones de los periódicos y cadenas de radio informando de la tragedia con un titular expresivo: “Un pesquero almeriense con siete tripulantes a bordo se hunde en aguas de Barcelona. No hay supervivientes”
Crónicas del ayer: Hundimiento del pesquero ‘El Colorao’ | La Voz de Almería

Carmen González, primera mujer en obtener el carnet de conducir en España

Carmen González, primera mujer en obtener el carnet de conducir en España
Una mujer pionera en varios ámbitos y rompedora con la sociedad de hace un siglo


Carmen González, primera mujer en obtener el carnet de conducir en España. LA VOZ

ANTONIO TORRES
20:30 • 09 DIC. 2022
Catalina García, de Puebla de Lillo (León) está considerada hasta hoy como la primera mujer que obtuvo carnet de conducir en España en 1925. Un año antes la pionera fue una almeriense y nunca lo sacó a relucir. Todos los focos de Almería miraron a su poderosa familia, pero no se detuvieron a conocer su trayectoria. Tenis y automovilismo son ejemplos de joven adelantada. Tuvo la influencia de su contemporánea Lili Álvarez, la primera mujer española en acudir a las Olimpiadas de París, triple finalista en Wimbledon. Carmen González a su manera fue una campeona polifacética en una Almería de hambre y emigración en aquellos tiempos duros con el único sustento del esparto o las exportaciones de uva que dominaron sus abuelos padres. Su familia le apoyó en los estudios británicos, sueños cumplidos de viajera y conocer otra cultura distinta a la enlatada Almería. Ahí aparece el ejemplo Carmen de Burgos Colombine y los improperios que recibió cuando abandonó a una sociedad machista y a un marido maltratador.



A Carmen González le encantaba conducir desde los tiempos de estudios en Inglaterra. Por afición, participó en un Rally de la Alpujarra como única mujer. Hubo otras que marcaron hitos en la historia del automovilismo provincial. Mari Carmen Álvarez Guerrero fue la primera mujer piloto, animada por el empresario Ramón Gómez Vivanco, pionero de tantas cosas y que desde el Automóvil Club de Almería la acreditó para una prueba entre Carboneras y Mojácar, en 1969, con aquella infernal carretera de curvas y arena, pero con un paisaje mediterráneo único.



A María del Carmen González Montoya (Almería, 1903- 1996), huérfana de madre, su abuelo la envió a Inglaterra, país que entonces nos llevaba más de 30 años de adelanto y donde vivió hasta los 20 años. “Conducía muy muy bien por cierto”, rememora su hijo Manuel Cuesta González (Almería, 1934), “aprendí de mi madre todo. Hablaba inglés como si hubiera nacido allí. “Antes usaba coches grandes de sus padres, ya casada tuvo el primer Citroen 11 ligero que hubo en Almería. Con ese viajaban a la Alpujarra con los Cassinello, padres y su esposa Adela Pérez, la madre del teniente general de la Guardia Civil Andrés Cassinello Pérez”.






Sigue el relato de su hijo Manuel Cuesta, todo un personaje respetado en Almería y en Mojácar. Reitera que la menos conocida ha sido su madre, una persona actual. “Con 80 años se fue a Japón y nos dijo ´si me muero en el viaje me dejáis allí´. Jamás la oí decir no me gusta. Nos inculcó austeridad, educación y respeto a los demás. Cuando se sacó el carnet en Almería venía con la experiencia de conducir su vehículo en Inglaterra. No ejerció de propagandista del feminismo. Católica practicante, pero nada retrógrada”.



Carmen González contrajo matrimonio con un militar recién venido de la sangrienta guerra de África. Antonio Cuesta Moyano, hijo de militar, nació en Manila y fue alcalde de Almería en el periodo 1957-65. Tuvieron cuatro hijos. Graduado en la Academia Militar de Toledo, se retiró con la ley Azaña. En calidad de presidente de la II República les dijo a los militares que no pensaran apoyar las ideas republicanas que si se retiraban les mantenía la paga. Cuesta evitó el apoyo a la República y siguió cobrando. Durante la Guerra Civil las madres de niños desfavorecidos a los que cuidó con el patrimonio familiar le salvaron de males mayores. “Tenía a los niños comidos y vestidos y estuvo poco tiempo en la cárcel”. A partir de marzo de 1939, en calidad de comandante, se identificó y apoyo a las tropas franquistas cuando empezaron a controlar los edificios públicos de Almería. 






Pozos negros. “Mi padre hizo una ciudad moderna. Almería estaba encima de mierda, de pozos negros, y lo más importante fue la construcción de alcantarillado. En aquellos tiempos cuando se limpiaban los pozos negros había que desalojar a todo un bloque y los obreros sin mascarilla ni ninguna medida de prevención”. Para modernizar la vida cultural contó con las colaboraciones de los añorados Carlos Pérez Siquier, José María Artero y de Emilio Carrión Fox, entre otros. “Mi padre es el único alcalde que no tiene calle en Almería. La verdad es que no político, sino militar. Cuando murió, enero de 1977, le hice una esquela en el periódico en que puse, como él quería, coronel retirado, nada más, ni más medalla de guerra, ni hijo predilecto de Almería. Esa es la sencillez que nos inculcó”. “Teniendo medios, hemos sido muy austeros. Yo cuando estudiaba la carrera de Derecho en Granada compraba los cigarrillos en el carrillo y ahora cualquier joven tienen un cartón en casa”. 



Manuel Cuesta González tiene una memoria extraordinaria. Tras obtener la licenciatura en la Universidad, se hizo funcionario. Ha trabajado para varias delegaciones como la de Hacienda. Toda su vida ha estado, y sigue ahora junto a su hijo Manuel Cuesta Rapallo, relacionada con la propiedad y gerencia de la histórica Plaza de Toros de Almería que data de 1888. 





Manuel Cuesta de 88 años mantiene una vitalidad extraordinaria. “Mis padres me mandaron varios veranos desde 1955 a la localidad turística de Brintong. En esos años no viajaba nadie y mucho menos españoles. Ahora entras en una tienda o en un pub y te preguntan en español”. Manuel Cuesta formó parte de los jurados de los premios Delfos de Mojácar, creados por el pintor Manuel Coronado y que contó con el periodista Francisco Martínez “Martin Navarrete”, quien destaca, desde su retiro en Huerta Santa María de Mojácar, el sentido común de Cuesta. “Los premiados tuvieron la virtud de enamorarse de Mojácar y de comprarse casa en la comarca”.



Doña Pakita. El terrateniente José González Montoya, hermano de Carmen, se casó con Francisca Díaz Torres (Almería, 1911-2014), “doña Paquita”, Hija Predilecta Andalucía 2010, por su apuesta por la conservación del parque Cabo de Gata-Níjar. Almería cuenta con el “Museo de Arte doña Pakita” por la cesión de la familia. La foto histórica que adjuntamos con Carmen González jugando al tenis pertenece al solar de la emblemática “casa vasca”, obra del arquitecto Guillermo Langle en 1928 y que alberga el museo. 

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domingo, 11 de diciembre de 2022

El cunero almeriense más olvidado

El cunero almeriense más olvidado
José de Cárdenas fue el administrador de la compañía que trajo el ferrocarril Linares-Almería

Retrato de José de Cárdenas Uriarte en 1903, en plena madurez. Nacido en Sevilla, emigró a Madrid y a Almería consagró gran parte de su vida.

MANUEL LEÓN • 10 DIC. 2022

En aquella Almería decimonónica de ricos y pobres, de caciques y recolectores de esparto, de atraso de siglos, toda luz de progreso se fiaba al diputado de distrito. Muchos de ellos eran almerienses de nacimiento y corazón; otros -los llamados cuneros- eran impuestos por los jefes políticos de turno desde Madrid y, aunque no corriera ADN almeriense por su sangre, se les suponía que, al menos, le tenían estima a la tierra que, con más o menos ganas, le había votado y garantizado un escaño en la Carrera de San Jerónimo.

Ejemplos hubo siempre: No fue acaso Gutierre de Cárdenas y Chacón, alcaide de la Alcazaba, el primer cunero tras la toma de Almería. Y cómo no recordar también a lo largo de las décadas como representantes urcitanos en las Cortes a dos Azorines (primero el escritor José Martínez Ruiz y después el malagueño Tomás como parlamentario andaluz), Espronceda, Procopio Pignatelli, José de Igual o Augusto Barcia; y más recientemente a Juan de Dios Ramírez Heredia, Cristina Narbona o el alcarreño Rafael Hernando, entre otros. Unos, como el autor de  la Canción del Pirata, apenas pisaron esta tierra; otros, han terminado echando raíces.

Almería, desde finales del XIX, fue una circunscripción comodín para que los mandamases del Gobierno pudieran colocar como parlamentarios a correligionarios de otras provincias, a cambio de favores políticos y personales a los gerifaltes locales. Así lo explicó en una carta el presidente del Consejo de Ministros, Romanones, a Eduardo Dato en 1914: “Almería es la provincia más cunera de España vertebrada por dóciles distritos”.

Desde la elección de ese fabuloso cronista de lo cotidiano que fue el alicantino Azorín, Almería ha hecho honor a esa vitola de ser el abrevadero de aspirantes a escaño de todas las Españas.

Tanto se fue de madre esta llegada de oportunistas que los periódicos La Crónica Meridional y El Radical protagonizaron campañas contra los candidatos que no eran ‘hijos del país’ y en 1916, la Juventud Ciudadana llegó a organizar un violento mitin en Tabernas contra el cunerismo.

Sin embargo, en la décadas de los 80 y 90 del siglo XIX hubo dos forasteros que destacaron por su valía, por sus esfuerzos desde Madrid para procurar para Almería las inversiones necesarias que la hicieran ir saliendo de su postración como cenicienta de la Península. Uno ha sido suficientemente reconocido y estudiado a lo largo de todo el siglo XX. Pero otro, nada más ser enterrado, desapareció de la memoria de los almeriense, sin que sea demasiado explicable. El primero fue el alicantino Carlos Navarro Rodrigo, el mismo al que le dedicaron esa calle que une el Paseo medio con Obispo Orberá, pasando por el despacho de Javier Aureliano; el mismo que tiene un busto que preside una placeta principal del Parque antiguo; el mismo que terminó siendo ministro de Fomento  bajo el Gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta (lo fue también durante la I República).

El segundo, un poco más joven, fue José de Cárdenas y Uriarte, diputado por Almería durante tres legislatura que se coronó también como ministro de Fomento y de Agricultura con el Gobierno conservador de Marcelo Azcárraga. Fue uno de los impulsores del ferrocarril Linares-Almería como administrador de la Compañía Caminos de Hierros del Sur de España y presentó una proposición de ley en 1894 para incluir en el presupuesto plurianual partidas periódicas para el proyecto facultativo de Ivo Bosch. Quizá fuera, salvando las distancias, como el almeriense Jesús Miranda Hita (Trío Richoly), pero del siglo XIX, que tanto dinero metió hace unos años para los tramos de Los Gallardos-Sorbas- Gafarillos. 

Y sin embargo, Cárdenas, no tiene nada que lo recuerde en su ciudad adoptiva, donde, contaba la prensa de la época, tenía una habitación reservada de forma vitalicia en el Hotel Tortosa, que luego compró el austriaco Rodolfo Lussnigg para rebautizarlo como Hotel Simón; no tiene este político cunero de ideología canovista ni un callejón, ni una piedra, ni una reseña histórica que lo recuerde ni por Tapia, ni por Martínez de Castro, ni por Santisteban.

Solo quedan de él, como huella almeriense, algunos sueltos de sus andanzas y consecuciones para Almería en La Crónica Meridional. Y uno intuye que, a veces, la perpetuidad de los recuerdos, la memoria que queda de los hombres y mujeres  vinculados a esta tierra depende más del puro azar que de la valía; de los vericuetos del destino, que del intrínseco valor de la obra legada con esfuerzo.

José de Cardenas nació en Sevilla en 1846 y tras estudiar Derecho marchó a la Villa y Corte a trabajar como abogado, donde se aficionó al periodismo y a la poesía.  Era un político de tinte conservador, defensor de la Restauración borbónica. Y era también un hombre de letras, del Siglo de la Luces. Fue uno de los impulsores de la Sociedad Económica Matritense y a partir de esa cuerda entró en contacto con Almería. Entabló amistad en la capital con el almeriense Juan de Dios de la Rada, director del Museo Arqueológico, quien le pidió que colaborara en la creación de la Sociedad Económica Almeriense de Amigos del País, junto a Miguel Ruiz de Villanueva y Rafael Carrillo. Allí viajó en varias ocasiones hasta que fue nombrado director general de esta institución almeriense para el progreso en 1877 y conoció al que fue su gran amigo Emilio  Pérez Ibañez, el dueño del caserón donde estuvo el Casino y ahora la sede del Gobierno Andaluz en Almería. 

Cárdenas se presentó a las elecciones de 1881 por Almería y las perdió, aunque sacó más votos que Nicolás Salmerón. Después obtuvo acta en las de 1884, 1891 y 1898. 

También contribuyó a la creación de escuelas rurales en la provincia como director general de Instrucción Pública. Fue también agasajado con banquetes populares en el Teatro Apolo por su labor benefactora. Fue el primer presidente de Tabacalera española y disfrutó de muchas otras dedicaciones. 

Pero una pulmonía mal curada se lo llevó prematuramente a la tumba en 1907 cuando solo contaba 61 años. Almería no publicó  ni una sola esquela por la muerte de quien había sido uno de sus diputados más bragados, quien más se batió el cobre desde la tribuna del Congreso para que Almería tuviera un ferrocarril, según relató el expresidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato en el Diario de Sesiones.
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martes, 6 de diciembre de 2022

La leyenda del nacimiento de Walt Disney en Mojácar

Crónicas del ayer: La leyenda del nacimiento de Walt Disney en Mojácar
Una revista afirmó que era el hijo de una joven lavandera


Walt Disney. LA VOZ

JOSÉ ÁNGEL PÉREZ  • 04 DIC. 2022

Una revista española afirmó en la década de los años 40 que el dibujante era hijo de una joven lavandera que emigró desde Mojácar a Chicago. Fuera cierto o falso, se dijo entonces que el estadounidense mostró interés en conocer la historia y envió a tres hombres en busca de su certificado de nacimiento a Almería Sobre Walter Elias Disney se han rociado estrambóticas leyendas urbanas con el objetivo de derribar el mito del americano ejemplar. Que no sabía dibujar, que realmente no creó a Mickey Mouse, que era antisemita, que era un delator al servicio del FBI, y hasta que fue congelado poco antes de su muerte... Pero, como ocurre con la historia de las últimas palabras escritas por el animador estadounidense o la de que nació en Mojácar, algunas tienen una importante base real. Oficialmente, Walt Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois. Su padre, Elias Disney, un granjero de antepasados irlandeses, estaba casado con la maestra de escuela Flora Call, natural de Ohio pero de antepasados alemanes. Según la biografía aprobada por el animador, director, guionista y productor americano, la familia se trasladó en 1906 a una granja en las cercanías de Marceline, Misuri y de esta época datan los primeros escarceos de Disney con el dibujo.

Hasta aquí llegan los primeros años de la biografía oficial del fundador de la factoría Disney, que el propio FBI calificó de confusa en sus informes. Y entre aquellas dudas emergió la leyenda de Isabel Zamora, una joven lavandera que emigró de Mojácar con su hijo, llamado José Guirao Zamora, a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. El hijo bastardo, posiblemente del médico Ginés Carrillo, fue la causa de que la almeriense decidiese huir de una población rural que marginaba a las madres solteras. Zamora partió desde el puerto de Cartagena, rumbo a Chicago, donde entregó el pequeño al matrimonio formado por Elías y Flora Disney. Según el libro que Cristopher Jones dedicó al asunto, un directorio de Chicago fechado en 1900 confirma que un hombre, Juan Zamora, a todas luces un hermano de Isabel, vivió en la misma calle que Elías y Flora Disney. Cierta o no, la leyenda atrajo el interés del propio dibujante. Según el testimonio de los lugareños, el americano envió al pueblo almeriense a tres hombres para buscar en el padrón municipal el certificado de nacimiento de José Guirao Zamora, sin encontrar su ficha, que pudo perderse en un incendio en la Guerra Civil junto con otros archivos. No obstante, según la versión de Cristopher Jones, los visitantes sí hallaron el documento y arrancaron las hojas para trasladarlas a EE.UU. Cabe mencionar que tampoco la partida de nacimiento de Walt Disney en Chicago se pudo nunca localizar, solo una fe bautismal fechada años después de que naciera, pese a que se conservaban las de los otros hermanos.

Se dice que John Edgar Hoover, el controvertido director del FBI como pago a Disney por su papel en la caza de brujas contra miembros de Hollywood sospechosos de ser comunista ayudo al cineasta a esconder sus complicados orígenes. Ciertamente, documentos desclasificados demostraron que Disney actuó secretamente como agente del FBI

Otro punto más confirmaría el extraño interés de Walt Disney. Un rumor muy extendido -se dice que por Jacinto Alarcón alcalde de Mojácar- afirmaba que Disney confesó que se sentía andaluz a Salvador Dalí, al que conoció en 1945 durante el rodaje de «Recuerda» de Hitchcock

Asimismo, el desaparecido fotógrafo Tito del Amo conoció a Disney con 10 años cuando ambos eran vecinos en Los Ángeles y paradójicamente acabó viviendo en Mojácar. Tras cubrir como fotógrafo el accidente nuclear de Palomares, se instaló en Almería sin tener ni la más remota idea de los orígenes almerienses del padre de los dibujos animado. Cuando Tito del Amo tuvo noticia de la leyenda, su primera reacción fue abrazar la versión más extendida, Sin embargo, después de 30 años de su vida indagando en el asunto llegó a la conclusión que no hay nada claro en la biografía de Disney.
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domingo, 4 de diciembre de 2022

Cuando ETA quiso volver a matar en Almería

Crónicas del ayer: Cuando ETA quiso volver a matar en Almería
Dos niños encontraron un papel en el que estaba escrito ‘Peligro bomba de ETA’


ETA quiso matar en Almería tal día como hoy. LA VOZ

JOSÉ ÁNGEL PÉREZ • 03 DIC. 2022

El sábado 4 de diciembre de 2004 dos niños de once y doce años que jugaban en los jardines de la plaza de España de Ciudad Jardín descubren entre los setos un extraño artilugio que despierta su curiosidad. Sin pensarlo uno de ellos coge la especie de maletín y lo coloca en uno de los bancos. Miran y remiran su interior. A unos seis metros un hombre se apercibe del descubrimiento y se acerca a ellos. Mueve el artilugio y se queda estupefacto. Junto a al extraño aparato, un papel indica “Peligro bomba de ETA”. Los primeros momentos son de incredulidad. Reacciona y comenta el hallazgo a otros transeúntes. Pasan a la acción y desde un teléfono móvil informan al 091.

Cinco minutos más tarde empiezan a llegar las primeras dotaciones policiales. Un cuarto de hora mas tarde, confirmada la existencia de un extraño artilugio, la plaza de España esta tomada policialmente mientras en la iglesia se celebra una boda con normalidad.

La Policía toma posiciones y acordona toda la zona mientras se avisa al párroco para que los 200 fieles, concluida la ceremonia salgan por otra de las puertas del templo. La gente empieza a darse cuenta cuando está ya en la calle y los artificieros de la Guardia Civil, tras 40 minutos logran desactivar el artefacto en el interior de una fiambrera dentro de un maletín.

En su interior una tenebrosa leyenda anunciando que el artefacto estallará a las 13,30 del día siguiente, 5 de diciembre.

La Plaza de España estuvo acordonada desde las seis a las ocho y medio de la tarde. Detenidamente se inspeccionaron papeleras, contenedores, descampados, setos, árboles, instalaciones abandonadas, etc. buscando una posible segunda bomba, que afortunadamente no existía.

El artefacto estaba perfectamente sincronizado para que explotase a la hora fijada. La nota con las siglas de ETA era muy parecida a los mensajes colocados por los terroristas en otros artefactos que estallaron unos meses antes en varias localidades cántabras.

Dentro del capitulo de hipótesis, toma un papel importante la teoría de que los autores de la colocación de la bomba en Almería eran diferentes a los de Madrid y abandonaron nuestra ciudad el mismo día.

Se supone que actuaron “sobre mapa” como en otras capitales para colocar los artefactos en las avenidas, calles o parques con la denominación de España. Tanto la cantidad, unos 200 gramos y el explosivo coincidían con los artefactos localizados meses antes en Madrid.

El artefacto incluía un condensador, un elemento poco habitual en las bombas de ETA y el temporizador. El artefacto llevaba uno de los relojes de nueva generación de ETA. La autonomía de las pilas del artefacto hizo presuponer que la bomba colocada en la plaza de España había sido colocada uno o dos días antes. El artefacto, de iniciación eléctrica estaba compuesto por un fertilizante industrial que tiene como elemento básico el nitrato potásico. Se trata de amoral-nitrato amónico cebado con sal- y no de amonal, nitrato con aluminio, tal como se barajó en unos primeros momentos.

Se estimó que el explosivo fue robado en Francia, según los analistas policiales y que los autores de la colocación de estos explosivos en toda España llegaron procedentes del país galo.

El 2 de noviembre de 2.007 La Audiencia Nacional condenó a 27 años de cárcel a Mikel Orbegozo y Sara Majarenas, los dos etarras del 'comando Levante', desarticulado por la Policía en Valencia y que fueron los autores de la colocación del artefacto explosivo en la plaza de España de Almería.
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Las Puras, a un paso del siglo XVI

Las Puras, a un paso del siglo XVI
Sobriedad, austera solemnidad... son palabras que describen este lugar


Visita al convento de Las Puras. LA VOZ

FRANCISCO GIMÉNEZ-ALEMÁN
20:00 • 03 DIC. 2022
Cientos de veces hemos pasado por la puerta del convento de Las Puras sin haber podido imaginar la sobriedad de los tesoros que encierra. Muchas veces hemos visitado su iglesia para oir misa o para completar las siete estaciones del Jueves Santo y no habíamos adivinado la austera solemnidad del coro bajo desde donde las religiosas Concepcionistas Franciscanas entonan los salmos que nos trasladan a tiempos remotos de la cristiandad.



Es todo un descubrimiento. El domingo pasado tuve ocasión de entrar en la en otro tiempo clausura de Las Puras en una visita guiada que mi Hermandad de la Soledad, a la que pertenezco desde hace más de sesenta años, giró al convento de la mano del autor de su restauración, el arquitecto Eduardo Blanes Arrufat.



-ADVERTENTIE-


Y fue todo un descubrimiento porque, como digo, nadie puede ni sospechar lo que esconde este convento del siglo XVI cuandose pasa por sus puertas, ya sea la de la calle Cervantes o la de José Ángel Valente camino de la de Gutierre de Cárdenas en busca de la Plaza de la Administración Vieja. No exagero si dejo escrita la sensación de auténtico gozo que fui experimentando en el recorrido desde la misma puerta de entrada, el claustro mudéjar, el refectorio, el compás, la sala de labor, el ala de la torre miramar y el patio norte, según el diseño de la visita explicada al detalle por Eduardo Blanes.



La restauración, acometida en varias fases desde que en 1987 la Junta de Andalucía encargase la redacción del proyecto al arquitecto almeriense, merece el cum laude que se concede a las mejores tesis doctorales, porque no solo se ha restablecido la organización del edificio según los usos originales, sino que se ha rescatado el espíritu mismo de su fundadora Santa Beatriz de






Silva y las intenciones de su patrocinadora, Teresa Enríquez esposa de Gutierre de Cárdenas. Flota en el ambiente conventual el hálito de la oración que a lo largo de quinientos años ha elevado a Dios esta comunidad hoy reducida a la abadesa María del Mar y otras cinco hermanas que siguen observando la Regla de San Benito, ya sin el hermético aislamiento de la clausura aliviada desde el principio del pontificado del Papa Francisco. Es así como en el mes de septiembre se ha podido abrir al público este cenobio en el mismo corazón de Almería, pero muy alejado de los ojos de los almerienses.



Es de imaginar el estado de postración del conjunto cuando por primera vez entró a una inspección ocular el arquitecto Blanes, y es seguramente imposible que ni él mismo imaginase la transformación que iba a tener en las sucesivas fases de obras ente 1987 y 2005 gracias a la sensibilidad por nuestro patrimonio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Tanto el claustro como el coro alto, y muy especialmente el refectorio, delatan los especiales cuidados para recuperar incluso lo intencionadamente destruido, como los murales groseramente enjalbegados durante la guerra civil y hoy rescatados en parte en un intento de mostrarlos como testigos de lo que fue aquel sobrecogedor comedor del monasterio que Blanes Arrufat ha respetado en su frugal concepción conventual.





Con excepción del altar mayor de la iglesia, de un barroco pasado por el cedazo penibético, en los 3.254 metros cuadrados de la parcela de Las Puras solo hay rastro de la sobria arquitectura que fue seña de identidad de la Almería que hemos perdido a mayor gloria de un desarrollismo vertical que, sin ir más lejos, amenaza visualmente pared con pared el escueto planteamiento de este edificio, milagroso superviviente del reinado de los Reyes Católicos en pleno laberinto del callejero musulmán. Y es allí, contemplando la provocación del contiguo edificio de la Casa Sacerdotal donde reflexionamos sobre la ciudad que fue, retratada magistralmente por Julio Alfredo Egea en estos versos:



Almería, su piel de hostia esparcida,

cucurucho de luz en la azotea,

un temblor de gaviotas en marea

gritándole a la cal con voz dormida.



Seguramente, lo que me invadió el ánimo en esa visita a Las Puras fue la nostalgia de la Almería definitivamente perdida, imposible de reconocer en cualquier paseo por el casco antiguo donde se siguen perpetrando atentados contra el patrimonio, sin ir más lejos el absurdo ascensor interno de la torre de la catedral cuando desde cualquier edificio colindante se tiene mejor vista que desde el campanario. O el espanto de la rambla del Obispo Orberá donde la arboleda perdida sigue siendo un clamor. Definitivamente el buen gusto ha emigrado de nuestra ciudad.



Ejemplos de restauración como el del convento de Las Puras nos reconcilian con la Almería pretérita y nos alertan de que todavía es posible conservar lo que nos legaron los siglos mediante un exigente respeto a lo que nos queda.
Las Puras, a un paso del siglo XVI | La Voz de Almería

El Caso Almería, el franquismo y Podemos

El Caso Almería, el franquismo y Podemos
Francisco Mañas intervino en el Congreso de los Diputados


Francisco Mañas, en el Congreso de los Diputados. LA VOZ

LA VOZ  • 03 DIC. 2022

El viernes 18 de noviembre intervino en el Congreso en unas jornadas sobre víctimas de la transición organizadas por Podemos Francisco Mañas, aquel niño que en la mañana del 10 de mayo de 1981 y mientras tomaba su Primera Comunión en la Iglesia de San Indalecio en Pechina le respondió al sacerdote que oficiaba la ceremonia que solo le pedía a Dios que apareciera su hermano. 

Mientras que aquel niño estaba en la iglesia, a apenas treinta kilómetros de allí, el cadáver carbonizado de su hermano permanecía acribillado a balazos en el terraplén de una curva en la carrera de Gérgal junto a los de Luis Cobo y Luis Montero. Después de una noche de tortura y crueldad infinita, los cadáveres de los tres jóvenes del Caso Almería esperaban en medio de la llovizna y el humo a ser rescatados de entre los hierros del Ford Fiesta en el que fueron acribillados y quemados. El silencio que les acompañaba solo era el preludio estremecido del estruendo que a las pocas horas acabaría produciendo aquella orgía de sangre y barbarie comandada por un teniente coronel enloquecido y por unos agentes que todavía no han tenido el honor de contar la verdad para que los tres asesinados puedan descansar en paz.  

Esa mañana de hace quince días el espanto de aquella madrugada volvió a sonar en el Congreso.  

Quienes frecuentan estas Cartas conocen cuál es mi opinión sobre aquella barbarie. La complicidad de parte del aparato del Estado con quienes la llevaron a cabo, la impiedad con que se comportaron con las víctimas y sus familiares los asesinos, la  inexplicable actuación judicial que siguió a los hechos, la levedad de las consecuencias penales que se derivaron de los mismos, el trato de favor con que cumplieron las penas impuestas y la pasividad con que muchos almerienses contemplaron lo sucedido valorándolo desde la indiferencia o la comprensión inicial parapetada en la obscenidad moral del “algo habrán hecho” son realidades que nadie ha podido desmentir.  

Pero llegados a este punto no hay por menos que considerar un disparate la pretensión de Podemos de calificar como víctimas del franquismo los tres asesinatos. En su intento de utilizar cualquier munición, sea o no averiada, para desprestigiar la transición y la Constitución. Podemos proyecta el franquismo hasta donde haga falta. 

El camino recorrido de la dictadura la democracia no fue un proceso perfecto. La historia está llena de sombras y aquel periodo, tan improvisado a veces y tan audaz otras, no carece de zonas de penumbra. Ninguna dictadura se derrumbó nunca sin dejar rastros indeseables en la compleja arquitectura de cualquier Estado. Pero esos desfiladeros donde buscaron y encontraron acomodo los residuos del antiguo régimen no son el camino por donde transita la verdad de un modelo de cambio en el que las luces superan de forma abrumadora a las sombras. 

La rabia de aquel niño que vio con espanto como la barbarie convirtió la felicidad de un día de comunión en un funeral trágico es comprensible. La pretensión de quienes pretenden desprestigiar la transición, el proceso constituyente y el gobierno democráticamente elegido el 15 J del 77 solo es una estrategia para sostener la necesidad de derrumbar el “Régimen del 78” como despectivamente califican al periodo de mayor progreso y democracia en la historia de España del que, ay, ellos no fueron protagonistas. Por mucho que lo intenten la democracia en España no empezó con la acampada del 15 M, comenzó un mes más tarde, el 15 pero de 1977.  

Desde la muerte del dictador, los comportamientos de Suárez, Fernández Ordoñez, Pérez Llorca, Landelino Lavilla y Manuel Clavero en el gobierno, o Gómez Angulo, Fausto Romero, Ramón Ponce o Pepe Fernández Revuelta como representantes de aquel gobierno en Almería siempre fueron democráticos y, quien lo niegue, es un cínico con premeditación o un imbécil con título. 

Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero no fueron asesinados ni por el franquismo ni en la transición. Fueron asesinados por un loco que aquella noche oscura para la democracia creyó alcanzar con su crueldad una posición de privilegio ante la casa Real torturando hasta la muerte a quienes, en su delirio, quiso convertirlos en los autores del atentado contra el Jefe del cuarto miliar del Rey cuando todas las evidencias constataban una y otra vez y a cada minuto que pasaba su locura. 

Las víctimas del Caso Almería y sus familiares merecen todo el reconocimiento como víctimas de torturas por parte de agentes de la Guardia Civil y siempre ha sido y sigue siendo obligación del Estado tomar las decisiones que satisfagan esa obligación éticamente ineludible y democráticamente imprescindible. Lo que no merecen es su utilización para construir un relato al servicio de unos políticos que pretenden reescribir la historia con los reglones torcidos de la manipulación. 
El Caso Almería, el franquismo y Podemos | La Voz de Almería