"Con siete años, salía de 'Las Monjas', me quitaba el uniforme y me iba a Correos a despachar"
JUEVES, 19 DE DICIEMBRE DE 2013 14:33 ÁFRICA MATEO
Mari Carmen
Cintas, piconelas, encajes, tira bordada, botones... Ordenados por número de piezas disponibles, referencia del fabricante, número de caja, estantería y leja en la que están colocados. Toda esa información se recoge, a mano, en cada uno de los muestrarios que Mari Carmen Mateo, o Mari Carmen 'la de la tienda', que es como se la conoce en El Ejido, se ha fabricado a lo largo de los 47 años que lleva abierto su negocio. Su almacén es un puzzle en el que todas las piezas encajan perfectamente. "Se trata de no hacer esperar a los clientes, de poderles dar rápido lo que quieren".
Mari Carmen Mateo Delgado es una comercianta. Ella misma se autodefine así. Su madre ya regentaba un negocio y su padre era el responsable de la agencia postal de Correos, la Alsina y los subsidios en El Ejido en las décadas de los 50 y de los 60. Desde pequeña Mari Carmen apuntaba maneras. Con siete años se puso por primera vez detrás de un mostrador. "Salía del colegio, de Las Monjas, mi madre me quitaba el uniforme y me iba a trabajar con mi padre", explica. Su trabajo consistía en abrir las valijas en las que llegaban las cartas. "A las niñas les encantaba ir a Correos por las tardes, su ilusión era ir a recoger las cartas, porque muchas estaban noviando y en aquella época las parejas utilizaban mucho la comunicación postal", detalla emocionada, mientras recuerda el jolgorio que se organizaba en la oficina. También solía coger su bicicleta roja "por la que aún me preguntan", para salir a repartir las cartas.
EMPRENDEDORA
Pero el negocio postal pronto le supo a poco. Por eso, aprovechando las instalaciones de su padre, decidió abrir nuevas líneas comerciales. Contactó con las principales cabeceras y fue la primera en traer periódicos a El Ejido. Al principio sólo llegaban 'El Yugo' y el 'IDEAL', que venía en el coche de Ugíjar por la tarde, hasta que empezó a llegar en el de Málaga y estaba en El Ejido a media mañana.
Corría el año 61 y Mari Carmen seguía expandiendo su mente comercial. De una afición ideó otro negocio: forrar botones. Esto le provocó no pocas controversias con su padre y con los usuarios de la agencia postal, ya que el mostrador empezaba a tener colas. Además, a su padre le daba miedo ese espíritu tan emprendedor de su hija. "Ésta es muy comercianta", recuerda Mari Carmen que decía siempre su padre.
En el año 67, Mari Carmen Mateo decidió dar el salto y poner en marcha su propio comercio. "Piensa que en aquel momento El Ejido ya tenía 12.000 habitantes". Arregló un local de su padre, que es el que desde entonces acoge su negocio, y se llevó allí la agencia postal y la venta de periódicos. Continuó con los botones y algún artículo de mercería más. Y como no sabía dejar de inventar decidió montar una tintorería.
Al hacer sus propios números, se dio cuenta de que Correos no dejaba mucho dinero y lo abandonó. Lo de la tintorería le duró un poco más, pero "decidí dejar de ser 'limpia chaquetas'", dice entre risas, al tiempo que confiesa que al tinte tampoco le encontraba demasiada rentabilidad.
Los periódicos se salvaron del giro del negocio y, por supuesto, fue el momento en el que Mari Carmen apostó por la mercería.
Conciliación
Mari Carmen, que pasa toda la entrevista con IDEAL detrás del mostrador, que es como su hábitat natural, confiesa que nunca se ha cansado de su negocio. "Disfruto los sábados y los domingos en mi casa porque sé que el lunes vuelvo a la tienda, a trabajar", explica, al mismo tiempo que comenta que no le gusta ni hacer la compra ni cocinar. Su mayor entretenimiento es ordenar y buena muestra de ello es su tienda, donde cada artículo cuenta con un espacio concreto y donde ella nunca deja de organizar.
Además de su faceta comercial, siempre ha sido una mujer independiente y avanzada a su tiempo. Fue la tercera mujer en sacarse el carné de conducir, después de Anita Giménez y Lola Callejón. No se imagina con un negocio distinto a la mercería, pero confiesa que si volviera a nacer estudiaría Económicas.
Mari Carmen lee varios periódicos diarios. "El primero que cojo siempre es IDEAL, porque es el que más me gusta", pero le echa un vistazo a casi todos los demás. Es inquieta y le gusta estar informada. De hecho, desde las 7.30 de la mañana funciona con la radio, para escuchar todas las noticias. Reconoce con nostalgia que "lo de la prensa ha cambiado mucho, con internet", lo mismo que sucede con los juguetes, que tanto ha vendido y que ahora se han visto desplazados casi a un tercer plano por las videoconsolas.
"La gente cose"
La vida cambia y Mari Carmen no es ajena a esta realidad. Pero la mercería es un negocio vigente. Al menos ella lo defiende y dice con ironía "si no fuera rentable, ¿qué hago yo aquí?". Asegura que la gente cose, igual o más que antes, sobre todo para hacer arreglos. "Cuando me traen algo estrecho o ancho, yo sé dar una solución, pero tengo que ver la prenda", explica. Quizás ese sea uno de los secretos de que atrae clientas no sólo de El Ejido. Adra, Dalías, la Alpujarra... Mari Carmen cuenta con clientas que llevan toda la vida guiándose por sus consejos.
Cuando se le pregunta si alguna vez le han pedido algo que no tuviera, Mari Carmen no duda y responde: "Lo estoy esperando". Explica que "no puedes decir nunca que no tienes algo, tienes que buscarlo y proporcionarlo al cliente".
Después de 46 años regentando el negocio más antiguo de El Ejido, Mari Carmen no imagina bajar de forma definitiva la persiana, "a pesar de que nos fríen a impuestos, sobre todo en Andalucía". Su tienda, que define como "más que un museo", es su vida y cada día abre la puerta con ganas de comerciar.
"Con siete años, salía de 'Las Monjas', me quitaba el uniforme y me iba a Correos a despachar"
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