Gordon Goody halló en Mojácar un paraíso donde olvidar su pasado
30/01/2016 Manuel León
Tras el atraco, fue condenado a 35 años pero salió a los 12 y se vino a Mojácar donde regentó un chiringuito. Un vecino de celda le habló del pueblo y él se ilusionó, se puso a estudiar español, soñando con su Zihuatanejo
Gordon Goody, tras un tiempo viviendo en una casa en Guardias Viejas, en la playa de Mojácar, se retiró a un cortijo cerca de Vera.
Fue en la Isla de Wight, donde cumplía condena viendo volar cormoranes, donde otro preso con pijama de rayas le habló de Mojácar a Gordon. ‘Mojácar’: le sonó a libertad, a utopía, a playas desnudas de pasado, donde hacer borrón y cuenta nueva en el libro de su vida.
Le sonó a ilusión por seguir viviendo, por mantener la llama del delirio encendida, a un joven de Oxford, de poco más de 30 años que acababa de protagonizar el golpe del siglo. Se encariñó con esa tierra almeriense sin conocerla, colgado por ella sin saberlo, por las descripciones que le hacía su vecino de celda, sin haber pisado si quiera sus calles o su arena, como las pisó luego. Se puso a aprender español con cintas de radiocasette, sabiendo que tenía por delante mucho tiempo. Pero la condena se quedó en 12 años, de los 35 iniciales, por un cambio de ley. Gordon Goody, la mañana de su libertad, se afeitó, se vio una década más viejo, hizo el petate y pensó en Mojácar, como Morgan Freeman pensó en Zihuatanejo.
Hasta Mojácar llegó en 1977 el cerebro del asalto al tren de Glasgow de 1963, el que fue portada de todos los periódicos del mundo, al que le correspondían tres millones de euros del robo pero que no llegó a disfrutar ni un penique.
Se compró el ladrón de guante blanco, el Dioni inglés, un apartamento en Guardias Viejas, en esa Mojácar playa que empezaba a consolidarse como el nuevo territorio donde nadie preguntaba por el pasado. Compró uno de los primeros chiringuitos, con el aventurero nombre de Kontiki, a un compatriota primo de la Reina de Inglaterra. Y allí, frente al Parador de Turismo, con sus brazos tatuados y su semblante de tipo duro, se puso a tirar pintas de cerveza y a brasear sardinas.
Artillero y peluquero
Lejos quedaban sus tiempos como mal estudiante, sus inicios como artillero real, su salón de peluquería en Fullham y sus primeros atracos a joyerías; lejos quedaban los preparativos para arramblar el tren postal de Glasgow a Londres, disputándose el liderazgo del grupo de 15 compinches, con Bruce Reynolds y Ronnie Biggs: él -el Gordon criado en Oxford, el tipo elegante de trajes de 500 libras y osamenta de gladiador- era quien tenía que llevar en la cabeza el croquis del golpe para que saliera bien: los horarios, el cambio de semáforo, los vehículos para huir y el escondite perfecto; lejos quedaban también los días escondidos en esa granja, jugando al monopoly, fumando hasta ahogarse, compartiendo con gatos latas de beens. Hasta que los pillaron por unas malditas huellas en los platos y todo el castillo de naipes se derrumbó, todas las cuentas de la lechera se quedaron en eso, incluidos los 2,6 millones de libras que robaron, que equivaldrían a unos 46 millones de euros actuales.
Todo eso quedaba ya lejos para el nuevo Gordon, a pesar de que volvió a tropezarse con la justicia por presunto tráfico de hachis en 1986. Pero su vida ya se encamino por los senderos de la placidez, de los de un hombre tranquilo, aunque de labios apretados. Fueron transcurriendo los últimos años de su vida rodeado de una colonia de amigos que lo protegían de su pretérito imperfecto, con los que compartía el rosbif de los domingos.
Se mudó a un cortijo donde vivió rodeado de perros y gallinas junto a su compañera, invitando a cenar a sus íntimos, mirando siempre al infinito con sus ojos de águila, como cuando se preguntaba, tras la barrotes, si sería verdad que Mojácar era un pueblo de brujas y aquelarres.
Un ladrón de guante blanco que rehizo su vida
Había quedado con Ric Polanski, uno de sus viejos amigos de la Mojácar Golden, para comerse un asado la semana que viene. Aunque, con el enfisema que arrastraba, con todos sus achaques, era más bien un farol, un brindis al sol y él lo sabía. Ya tenía los huesos muy cuarteados y apenas salía.
Hubo otro tiempo en los que frecuentaba a sus amigos de Guardias Viejas, de la Paratá, a Graham, el escocés vendedor de libros de segunda mano. Un tiempo en los que solo Mojácar podía tener entre sus vecinos al más famoso atracador de la historia, con permiso de Luis Válor, campando a sus anchas sin nadie que le tosiera.
Se le podía ver entre los camareros del bar El Arco, en las legendarias fiestas de Titos a la luz de la luna de Las Ventanicas, en el Koy de Mauro. Se le podía ver con el pelo amarillo, alto como una estaca, acariciando la cara de los niños de sus amigos en grandes celebraciones, con mesas corridas repletas de licores. Mojácar le enseñó a vivir, le hizo olvidar sus ganas enloquecidas de hacerse rico a costa de lo que fuese.
Fue un ladrón de guante blanco que nunca pegó un tiro, que le gustaba lucir rolex en la muñeca y calzarse zapatos italianos. Fue un jovenzuelo con ínfulas, en un barrio inglés de rapaces, que no supo escapar de la telaraña del hampa, hasta que llegó a la Mojácar de los 70, aquella en la que aún se mezclaba el pimentón con el blody mary, las enaguas con el biquini, las cabelleras rubias con los ojos oscuros como la noche.
Gordon, con su porte de caballero inglés, nunca quiso hablar de su pasado, de lo que ocurrió esa larga madrugada del 8 de agosto de 1963, en la que en veinte minutos desvalijaron un tren entero.
Nunca quiso hablar de que él fue el cerebro, a pesar de que sus colegas, uno a uno, iban cantando la gallina, quebrando el código de silencio que habían pactado a fuego. Ayer volvió a ser noticia en todos los tabloides británicos. Su rostro afiliado, su flequillo rebelde de juventud, volvió a salpicar las páginas del Daily Mail, The Guardian, The Thelegraph, como hace ahora 53 años, cuando protagonizó una aventura que le persiguió toda su vida, hasta que descubrió Mojácar.
En esa tierra de adopción falleció ayer, sereno, tranquilo, con los pulmones gastados, este cuatrero de trenes, este atracador que supo rectificar hasta llegar a ser querido por mucha gente. Toda esa gente que el domingo se concentrará al mediodía en el tanatorio de Mojácar a recordarlo, a rendirle homenaje como al mejor de los amigos, al canalla inglés que supo levantarse a tiempo del barro.
Gordon Goody halló en Mojácar un paraíso donde olvidar su pasado
Un integrante de la banda del asalto al tren de Glasgow muere en Mojácar a los 86 años
RAÚL LIMÓN | EL PAÍS | Sevilla 29 ENE 2016
Gordon Goody, en una imagen de archivo. Getty
“Un caballero”. Es la opinión de los vecinos de Mojácar (Almería) y de su Ayuntamiento sobre uno de sus vecinos más conocidos: el británico Gordon Goody, uno de los integrantes de la banda de 14 hombres que el 8 de agosto de 1963 asaltó en un cuarto de hora el tren que unía Glasgow y Londres y se llevó 120 sacas con más de 2,6 millones de libras (3,4 millones de euros). Goody, de 86 años y uno de los protagonistas del conocido como robo del siglo, ha muerto este viernes a la seis de la mañana, enfermo, de una parada cardiaca en Mojácar, una localidad costera donde se refugió en 1977, tras cumplir 12 años de condena. Allí abrió un chiringuito en la playa, el Kontiki, y acogió a media docena de mascotas abandonadas.
“Queda entre nosotros para siempre su sonrisa, su gran envergadura [medía casi dos metros], que no era suficiente para albergar el gran corazón abierto a todos los que se acercaban a él”, destacó este viernes el Ayuntamiento de Mojácar, para el que Gordon Goody ha sido un vecino ejemplar, “una persona que se aleja de la imagen que pudieran tener aquellos que no le conocían o que se podría tener a tenor de los difíciles años que marcaron gran parte de su vida”.
El Ayuntamiento ha querido rendir con estas palabras homenaje a un “caballero” que rechazó el futuro de fontanero que le ofrecía su padre y que abandonó pronto su oficio de peluquero para apostarlo todo a los 15 minutos que duró el atraco más famoso de la historia del crimen y que cambió la vida de todos los integrantes de la banda.
Goody fue detenido en Leicester pocos meses después del asalto al tren del dinero, gracias a las huellas que dejaron en un Monopoly con el que pasaron el tiempo tras el robo, en compañía de una modelo que había sido miss Gran Bretaña. Tras una docena de años en la cárcel, recaló en la costa almeriense, donde vivió en un céntrico apartamento rodeado de familiares, amigos y mascotas. "Junto a ellos ha muerto", resaltan los responsables municipales.
En los últimos años, también usaba un cortijo en Vera, una localidad situada a 20 kilómetros y donde podía pasear y disfrutar de sus animales. Otro de sus locales de referencia era el Pavana, un bar en lo alto del monte que ocupa el centro del pueblo y muy frecuentado por la numerosa comunidad extranjera durante todo el año.
Este ladrón de educación exquisita vivió como atracó, sin violencia, sin ruido. Durante el asalto, solo el maquinista resultó herido, única circunstancia de la que Goody se arrepintió siempre.
“Dejaste tu marca”, escribió un amigo suyo, Eric John Hughes, en un mensaje de condolencias en las redes sociales. “Y otra vez hemos perdido a un buen hombre y un amigo. Nunca te olvidaremos Gordon. Siempre estarás en nuestros corazones”, añadió otro amigo, Alois Strasky.
Gordon Goody era conocido por todo el pueblo, ha recordado este viernes un vecino de Mojácar propietario de un bar cercano al que montó el británico. "Pero nunca alardeó del robo, siempre se mantuvo discreto y con modales extraordinarios", ha añadido.
Gordon Goody, el ladrón caballero | Internacional | EL PAÍS
sábado, 30 de enero de 2016
jueves, 28 de enero de 2016
La misteriosa odisea de Renato
Logra sobrevivir con 84 años tras caer con su avioneta en las frías aguas de Punta Entinas-Sabinar
28/01/2016 Manuel León
Renato Jiménez, de 84 años, ha hecho toda su vida de los vuelos su afición. La Voz.
Nunca pensó Renato que encontraría la muerte entre el oleaje, a oscuras, en una mortaja de salitre, con las luces de un muelle de lujo, al oeste de Almería, refulgiendo en la línea de la costa. Nunca hasta el anochecer del pasado lunes, día de San Marino, cuando un fallo en la avioneta que pilotaba, le hizo amerizar como un náufrago cualquiera en las frías aguas invernales de Almerimar en una epopeya que no olvidará lo poco o mucho que le quede de vida.
No era el Atlántico Norte del Titanic, ni las caribeñas aguas del desamparado Luis Alejando Velasco, relatadas por García Márquez, era el rebalaje de Punta Entinas Sabinar, donde Renato Jiménez, un melillense de 84 años, creyó encontrar la muerte en un ataúd con hélice y alerones.
“Creí morir”, decía ayer Renato, a través del celular de su hija Susana, al llegar de vuelta en el ferry de Almería a Melilla. “Pasé mucho frío, mucho miedo, el agua cortaba como cuchillo”, transmitía Renato, antes de abrir la puerta de su casa y tomarse una pastilla para dormir.
De visita a Murcia
La truncada odisea de Renato, un antiguo empresario de materiales de construcción aficionado a la aviación, comenzó cuando el sábado cogió el barco de Trasmediterránea para ir a visitar a su familia en Murcia, sin saber que se iba a librar del susto de un terremoto de grado 6,3 en su ciudad, pero que se iba a llevar un soponcio mayor. El lunes Renato se levantó con ganas de pilotar, como lleva haciéndolo desde que tenía 15 años, en un lejano 1947. Se fue al aeródromo de Los Martínez del Puerto, una pedanía de la huerta murciana, donde tenía hangarado su aparato, al que quería pasarle la revisión en Almería.
A las 17.30 enfiló la proa rumbo a la ciudad de la Alcazaba de Almutasim, pero algo le hizo continuar hacia Poniente, en vez de aterrizar en El Alquián, sobrevolando interminables hectáreas de invernadero desde su atalaya celestial. Hasta que el aparato tuvo un fallo mecánico y fue forzado a hacerlo descender in extremis, sobre la lámina de agua, no azul, sino oscura como la pez, tras haberse puesto el sol horas por Sierra de Gádor.
Todo ocurrió deprisa: el agua salada entrando en la cabina de la avioneta ya a la deriva a unos 200 metros de la playa, el rumor de las olas en el exterior, sintiendo ya todo el frío del mundo en sus huesos, el olor a estopa y a salitre.
Espíritu juvenil
Pensaría quizá, Renato, en esas viejas películas de balleneros que caían al mar y que morían por congelación. Pero apostó por convertirse en un héroe, por ponerle galones a una maltrecha biografía de trabajo y sinsabores. Olvidó las décadas de vida que le habían cuarteado los huesos y sacó el espíritu juvenil del almario para pegarle un puntapié a la puerta del piloto y echarse al agua y bracear y bracear, tiritando, sobre unas aguas gélidas, como un forzudo Popeye bajo la noche estrellada.
Llegó a tierra el anciano Renato, a la zona pantanosa de Punta Entinas, creyendo que era una jungla llena de manglares, caminando aterido, con las ropas empapadas entre fango y cañaveral. Allí se quedó, no pudo más, le pudo el miedo a la oscuridad y se agazapó para pasar la noche y la madrugada como un corderillo, entre carrizales y lentiscos, oyendo su propia respiración y el aleteo de las aves.
Allí estaba el experimentado piloto a muchos kilómetros de su cama melillera, con hambre y sed atroces, con ampollas en las manos, sin una manta con la que taparse, sin un mal trago de whisky con el que calentarse las tripas.
En esos instantes críticos para el vendedor de vigas y bovedillas, un amigo había alertado ya al 112 de la desaparición de la aeronave a unas 10 millas al sur de Punta Sabinal. Un equipo de salvamento peinó la zona sin dar con él hasta la mañana siguiente, cuando lo encontraron desorientado, hipotérmico y lo evacuaron al Hospital del Poniente donde a las pocas horas fue dado de alta, como un partisano en el campo de batalla. Justo cuando llegó su hija Susana de Melilla para darle un abrazo, para ponerle un anorak por encima y prometerle una sopa caliente, a cambio de que Renato, el héroe de Almerimar, el valiente náufrago melillense, ponga punto y final a su trayectoria como émulo de Ulises.
La misteriosa odisea de Renato
"Me sentí aislado y sin poder salir, pensaba que no saldría de allí"
El piloto de 84 años accidentado en Almerimar dice que tuvo que "dejarse caer" al no poder comunicarse con el aeropuerto
JUANA MARTÍNEZ / EFE | ACTUALIZADO 28.01.2016
Un cámara de Canal Sur graba en el lugar en el que apareció la avioneta de Renato Jiménez.
El piloto de la avioneta accidentada en la costa almeriense es un vecino de Melilla de 84 años, Renato Jiménez, quien tuvo que amerizar tras sufrir una avería eléctrica y después nadó unos 40 metros hasta la costa, aunque no pudo salir y pasó unas catorce horas en el agua antes de ser rescatado.
Así lo ha relatado hoy a Efe este empresario jubilado de origen murciano, residente en Melilla desde hace 50 años y amante de la aviación, que antes de volver a su hogar exclama: "Es una historia como para no repetirla. No vuelvo a montarme en un avión en mi vida!".
Jiménez despegó a las 17 horas del domingo desde el aeródromo Los Martínez del Puerto, en Murcia, ya que a su avioneta "se le caducaba la documentación el 2 de febrero y tenía que llevarla a Córdoba", pero el hombre "andaba mal de tiempo" y acordó con el servicio técnico dejar la aeronave en Almería. Precisamente se trataba de la última de las siete aeronaves que ha llegado a poseer "por afición" este amante de la aviación, que obtuvo su primera licencia como "piloto de vuelo sin motor" con 15 años y que practicaba esta actividad "muy a menudo".
"Me faltaba poco para llegar a Almería cuando el avión tuvo una avería eléctrica y me quedé sin comunicación, no tenía ningún instrumento", a excepción de un teléfono "con poca batería" con el que intentó comunicarse sin éxito.
Ante la imposibilidad de anunciar su presencia, descartó acceder "al espacio aéreo de Almería" porque "podía producir una colisión, había un gran riesgo", por lo que optó por buscar "un sitio donde dejarme caer" y planeó a lo largo de la costa.
Así continuó hasta que eligió un punto que le pareció "adecuado, aunque, por cierto, no lo era" para realizar el amerizaje cerca de la costa en la barriada de Almerimar, en El Ejido. "Lo volvería a hacer mil veces", insiste Jiménez, quien relata cómo tras hacer la maniobra lo mejor que pudo, la avioneta "comenzó a hundirse".
El hombre nadó los 40 metros que lo separaban de la orilla aunque al llegar se encontró con "la sorpresa de que aquello era como un descampado", apunta refiriéndose al paraje natural Punta Entinas Sabinar, donde se vio "aislado y sin poder salir, porque todo era pantanoso y si intentaba dar un paso me volvía a hundir".
De esta forma buscó "unos matorrales" entre los que pasó la noche "temblando", desde las 18 horas del domingo hasta las 9 horas del lunes, "en el agua, sin nadie que me asistiera, sin teléfono con el que poder dar avisos, sin nadie que me viera". "Durante la noche pensaba que no saldría de allí porque cada vez aquello iba a más y yo estaba ya hecho un témpano de hielo, dando tiritones, sin saber dónde agarrarme o cómo moverme, porque si me movía, me hundía más".
Sin embargo, con las primeras luces del día, vio "un poco de tierra firme y algunas pisadas" que empezó a seguir y que lo llevaron a encontrar huellas de bicicletas, y a continuación a una pareja que llamó a la Guardia Civil.
"No sé ni cómo pude salir de allí", repite el hombre antes de recordar cómo una ambulancia lo trasladó hasta un hospital ya que presentaba "una hipotermia, no podía hablar, no me podía mover ni andar". Tras recibir el alta médica, Jiménez dice sentirse mejor, aunque aún tiene "dificultad para andar".
"Me sentí aislado y sin poder salir, pensaba que no saldría de...
28/01/2016 Manuel León
Renato Jiménez, de 84 años, ha hecho toda su vida de los vuelos su afición. La Voz.
Nunca pensó Renato que encontraría la muerte entre el oleaje, a oscuras, en una mortaja de salitre, con las luces de un muelle de lujo, al oeste de Almería, refulgiendo en la línea de la costa. Nunca hasta el anochecer del pasado lunes, día de San Marino, cuando un fallo en la avioneta que pilotaba, le hizo amerizar como un náufrago cualquiera en las frías aguas invernales de Almerimar en una epopeya que no olvidará lo poco o mucho que le quede de vida.
No era el Atlántico Norte del Titanic, ni las caribeñas aguas del desamparado Luis Alejando Velasco, relatadas por García Márquez, era el rebalaje de Punta Entinas Sabinar, donde Renato Jiménez, un melillense de 84 años, creyó encontrar la muerte en un ataúd con hélice y alerones.
“Creí morir”, decía ayer Renato, a través del celular de su hija Susana, al llegar de vuelta en el ferry de Almería a Melilla. “Pasé mucho frío, mucho miedo, el agua cortaba como cuchillo”, transmitía Renato, antes de abrir la puerta de su casa y tomarse una pastilla para dormir.
De visita a Murcia
La truncada odisea de Renato, un antiguo empresario de materiales de construcción aficionado a la aviación, comenzó cuando el sábado cogió el barco de Trasmediterránea para ir a visitar a su familia en Murcia, sin saber que se iba a librar del susto de un terremoto de grado 6,3 en su ciudad, pero que se iba a llevar un soponcio mayor. El lunes Renato se levantó con ganas de pilotar, como lleva haciéndolo desde que tenía 15 años, en un lejano 1947. Se fue al aeródromo de Los Martínez del Puerto, una pedanía de la huerta murciana, donde tenía hangarado su aparato, al que quería pasarle la revisión en Almería.
A las 17.30 enfiló la proa rumbo a la ciudad de la Alcazaba de Almutasim, pero algo le hizo continuar hacia Poniente, en vez de aterrizar en El Alquián, sobrevolando interminables hectáreas de invernadero desde su atalaya celestial. Hasta que el aparato tuvo un fallo mecánico y fue forzado a hacerlo descender in extremis, sobre la lámina de agua, no azul, sino oscura como la pez, tras haberse puesto el sol horas por Sierra de Gádor.
Todo ocurrió deprisa: el agua salada entrando en la cabina de la avioneta ya a la deriva a unos 200 metros de la playa, el rumor de las olas en el exterior, sintiendo ya todo el frío del mundo en sus huesos, el olor a estopa y a salitre.
Espíritu juvenil
Pensaría quizá, Renato, en esas viejas películas de balleneros que caían al mar y que morían por congelación. Pero apostó por convertirse en un héroe, por ponerle galones a una maltrecha biografía de trabajo y sinsabores. Olvidó las décadas de vida que le habían cuarteado los huesos y sacó el espíritu juvenil del almario para pegarle un puntapié a la puerta del piloto y echarse al agua y bracear y bracear, tiritando, sobre unas aguas gélidas, como un forzudo Popeye bajo la noche estrellada.
Llegó a tierra el anciano Renato, a la zona pantanosa de Punta Entinas, creyendo que era una jungla llena de manglares, caminando aterido, con las ropas empapadas entre fango y cañaveral. Allí se quedó, no pudo más, le pudo el miedo a la oscuridad y se agazapó para pasar la noche y la madrugada como un corderillo, entre carrizales y lentiscos, oyendo su propia respiración y el aleteo de las aves.
Allí estaba el experimentado piloto a muchos kilómetros de su cama melillera, con hambre y sed atroces, con ampollas en las manos, sin una manta con la que taparse, sin un mal trago de whisky con el que calentarse las tripas.
En esos instantes críticos para el vendedor de vigas y bovedillas, un amigo había alertado ya al 112 de la desaparición de la aeronave a unas 10 millas al sur de Punta Sabinal. Un equipo de salvamento peinó la zona sin dar con él hasta la mañana siguiente, cuando lo encontraron desorientado, hipotérmico y lo evacuaron al Hospital del Poniente donde a las pocas horas fue dado de alta, como un partisano en el campo de batalla. Justo cuando llegó su hija Susana de Melilla para darle un abrazo, para ponerle un anorak por encima y prometerle una sopa caliente, a cambio de que Renato, el héroe de Almerimar, el valiente náufrago melillense, ponga punto y final a su trayectoria como émulo de Ulises.
La misteriosa odisea de Renato
"Me sentí aislado y sin poder salir, pensaba que no saldría de allí"
El piloto de 84 años accidentado en Almerimar dice que tuvo que "dejarse caer" al no poder comunicarse con el aeropuerto
JUANA MARTÍNEZ / EFE | ACTUALIZADO 28.01.2016
Un cámara de Canal Sur graba en el lugar en el que apareció la avioneta de Renato Jiménez.
El piloto de la avioneta accidentada en la costa almeriense es un vecino de Melilla de 84 años, Renato Jiménez, quien tuvo que amerizar tras sufrir una avería eléctrica y después nadó unos 40 metros hasta la costa, aunque no pudo salir y pasó unas catorce horas en el agua antes de ser rescatado.
Así lo ha relatado hoy a Efe este empresario jubilado de origen murciano, residente en Melilla desde hace 50 años y amante de la aviación, que antes de volver a su hogar exclama: "Es una historia como para no repetirla. No vuelvo a montarme en un avión en mi vida!".
Jiménez despegó a las 17 horas del domingo desde el aeródromo Los Martínez del Puerto, en Murcia, ya que a su avioneta "se le caducaba la documentación el 2 de febrero y tenía que llevarla a Córdoba", pero el hombre "andaba mal de tiempo" y acordó con el servicio técnico dejar la aeronave en Almería. Precisamente se trataba de la última de las siete aeronaves que ha llegado a poseer "por afición" este amante de la aviación, que obtuvo su primera licencia como "piloto de vuelo sin motor" con 15 años y que practicaba esta actividad "muy a menudo".
"Me faltaba poco para llegar a Almería cuando el avión tuvo una avería eléctrica y me quedé sin comunicación, no tenía ningún instrumento", a excepción de un teléfono "con poca batería" con el que intentó comunicarse sin éxito.
Ante la imposibilidad de anunciar su presencia, descartó acceder "al espacio aéreo de Almería" porque "podía producir una colisión, había un gran riesgo", por lo que optó por buscar "un sitio donde dejarme caer" y planeó a lo largo de la costa.
Así continuó hasta que eligió un punto que le pareció "adecuado, aunque, por cierto, no lo era" para realizar el amerizaje cerca de la costa en la barriada de Almerimar, en El Ejido. "Lo volvería a hacer mil veces", insiste Jiménez, quien relata cómo tras hacer la maniobra lo mejor que pudo, la avioneta "comenzó a hundirse".
El hombre nadó los 40 metros que lo separaban de la orilla aunque al llegar se encontró con "la sorpresa de que aquello era como un descampado", apunta refiriéndose al paraje natural Punta Entinas Sabinar, donde se vio "aislado y sin poder salir, porque todo era pantanoso y si intentaba dar un paso me volvía a hundir".
De esta forma buscó "unos matorrales" entre los que pasó la noche "temblando", desde las 18 horas del domingo hasta las 9 horas del lunes, "en el agua, sin nadie que me asistiera, sin teléfono con el que poder dar avisos, sin nadie que me viera". "Durante la noche pensaba que no saldría de allí porque cada vez aquello iba a más y yo estaba ya hecho un témpano de hielo, dando tiritones, sin saber dónde agarrarme o cómo moverme, porque si me movía, me hundía más".
Sin embargo, con las primeras luces del día, vio "un poco de tierra firme y algunas pisadas" que empezó a seguir y que lo llevaron a encontrar huellas de bicicletas, y a continuación a una pareja que llamó a la Guardia Civil.
"No sé ni cómo pude salir de allí", repite el hombre antes de recordar cómo una ambulancia lo trasladó hasta un hospital ya que presentaba "una hipotermia, no podía hablar, no me podía mover ni andar". Tras recibir el alta médica, Jiménez dice sentirse mejor, aunque aún tiene "dificultad para andar".
"Me sentí aislado y sin poder salir, pensaba que no saldría de...
Maravillas de Almería: El Ejido, la gran ciudad multicultural
El Ejido, la gran ciudad multicultural
Torre Laguna desde la carretera nacional.
El municipio de El Ejido se creó en el año 1982 al segregarse de Dalías, por deseo expreso y unánime de la población que se echó a las calle esos días de reivindicación. Fundado por emigrantes, emprendedores, innovadores y gente que lo arriesgó todo para poder prosperar, pocos años después de la llegada de la democracia a nuestro país. Emigraron de las Alpujarras y otros puntos de la geografía almeriense para cultivar los extensos llanos de lo que se convirtió, más tarde, en la huerta de Europa.
El Ejido junto a la ciudad de Tarifa, son las únicas ciudades españolas bañadas por dos mares. En el caso del municipio gaditano sus costas se cubren de aguas del océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. El municipio almeriense comparte el mar Mediterráneo con un mar de plástico que en ocasiones la vista alcanza un horizonte mucho más lejano. Tan grande es que se ve desde el espacio, como afirman algunos astronautas y quedando demostrado con fotos tomadas desde allí arriba.
Albufera de las Norias de Daza. Al fondo el mar de invernaderos.
Estatua del párroco José Jiménez.
La agricultura bajo plástico ha dado importantes beneficios a familias de El Ejido. En los años boyantes de la economía había una sucursal bancaria en cada esquina e incluso se construyó un rascacielos para darle al municipio una imagen de poderío, a costa, claro está, del sudor de los jornaleros. El rascacielos "Torre Laguna" está entre los más altos de Andalucía. El Ejido, actualmente, es la tercera ciudad con más habitantes de la provincia, por detrás de la capital y Roquetas de Mar. El censo de población es de los más variopintos que se pueden encontrar en todo el continente ya que hay ciudadanos de prácticamente todas las nacionalidades del mundo. Éstos inmigrantes, como solemos llamarlos, que no dejan de ser personas como tú y como yo, vinieron a trabajar éstas tierras huyendo del hambre y la injusticia al igual que hicieron en su día los fundadores de El Ejido. De ahí viene la armonía y cordialidad existente entre españoles y extranjeros, sólo interrumpidas en casuales hechos aislados.
Centro de enseñanza del Corán.
En la calle San Bernardo se encuentra un centro de enseñanza del Corán, en el mismo local que albergó en su día una de las primeras mezquitas que abrió sus puertas a los inmigrantes musulmanes que llegaron al municipio. Esta zona se la conoce como la "Loma de la Mezquita". La libertad religiosa queda patente ya que en este pueblo cada uno puede expresar su fe libremente. Para los cristianos católicos el templo de mayor importancia es la iglesia de San Isidro Labrador, aunque cada barrio cuenta con su propia iglesia o ermita. La iglesia de San Isidro se encuentra en la plaza del Párroco José Jiménez, que porta con orgullo el nombre de una persona muy querida por todos en el pueblo. Para rendir un homenaje aún mayor a su persona se le dedicó una estatua en dicha plaza.
Parroquia de San Isidro Labrador de El Ejido.
Plaza de las Flores.
El Ejido se abre al mar en tres grandes núcleos costeros. Uno es en Balerma muy cerca del recién creado municipio de Balanegra. En esta ocasión además de una buena línea de playa podemos visitar su torre y su iglesia. En segundo lugar, en Guardias Viejas tenemos la oportunidad de disfrutar de mar y patrimonio arquitectónico, visitando el castillo. Pero lo más turístico de El Ejido es, sin duda, Almerimar, que pronto tendrá su propia entrada en este blog, donde nos acercaremos a su puerto marítimo y sus playas de Levante y de Poniente. (Los enlaces expuestos se dirigen a otras entradas de este blog donde se explican más detalladamente los lugares mencionados).
Plaza Mayor de El Ejido con su fuente rebosante de agua y sus enormes palmeras.
Aspecto actual de El Bulevar
La Maravilla
El Bulevar de El Ejido ha conseguido aglutinar los núcleos de población más importantes del municipio como son Santo Domingo, Santa María del Águila y el propio El Ejido. Su actual protagonismo relevó a un segundo plano a la calle Cervantes, que sigue siendo vital pero a un ritmo inferior a El Bulevar. En definitiva, entre estas dos calles palpita el corazón de El Ejido. La plaza de las Flores es buena prueba del tránsito de esta zona. En este espacio abierto se reúnen los amigos de toda la vida, los jóvenes, los que fueron jóvenes y los que nunca dejaron de serlo. Todo esto rodeado de coloridos árboles en primavera y hojas secas en el suelo, producto del otoño.
Directamente, desde El Bulevar, accedemos a la plaza Mayor, a través de un vestíbulo bien revestido. Lo que vemos al entrar es una muestra inequívoca del esplendor de esta ciudad. Un majestuoso edificio del ayuntamiento al nivel de las palmeras que se elevan buscando el cielo. El sonido de la fuente y el corretear de los niños que juegan por la explanada te cautivarán y te animarán a sentarte en un banco o en el asiento de cualquiera de las terrazas que siempre se encuentran abarrotadas de gente.
Interior del Daymún.
Muy próximo a El Bulevar se encuentra uno de los centros comerciales de referencia en toda la provincia como es El Corte Inglés, en el paseo Pedro Ponce. Pero no es el único, también hay otros que llevan mucho más tiempo aquí como el Parque Comercial Copo, junto a la entrada-salida de la autovía, aquí hay grandes corporaciones de ropa, comida rápida e incluso karting.
Por El Bulevar podemos encontrar lugares de interés turístico y existe la posibilidad de hospedarse en hoteles muy bien valorados. Esta calle es muy importante, insistimos, y siempre lo ha sido. A día de hoy es un tramo más de la carretera nacional 340 pero hace ya muchos siglos fue una vía romana que servía para unir y comunicar Murgis con otras poblaciones cercanas. De hecho, al final de El Bulevar, en la carretera que nos conduce a Berja y Dalías se encuentra un monumento de esta civilización trascendental en el transcurso de la historia. Nos referimos al Daymún, un mausoleo del siglo III, tan antiguo y de gran valor arquitectónico y patrimonial como el de Abla. Lo encontramos dentro de una rotonda, rodeado de una vegetación acorde al edificio de mampostería.
Mausoleo funerario de época romana conocido como el Daymún.
Maravillas de Almería: El Ejido, la gran ciudad multicultural
Torre Laguna desde la carretera nacional.
El municipio de El Ejido se creó en el año 1982 al segregarse de Dalías, por deseo expreso y unánime de la población que se echó a las calle esos días de reivindicación. Fundado por emigrantes, emprendedores, innovadores y gente que lo arriesgó todo para poder prosperar, pocos años después de la llegada de la democracia a nuestro país. Emigraron de las Alpujarras y otros puntos de la geografía almeriense para cultivar los extensos llanos de lo que se convirtió, más tarde, en la huerta de Europa.
El Ejido junto a la ciudad de Tarifa, son las únicas ciudades españolas bañadas por dos mares. En el caso del municipio gaditano sus costas se cubren de aguas del océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. El municipio almeriense comparte el mar Mediterráneo con un mar de plástico que en ocasiones la vista alcanza un horizonte mucho más lejano. Tan grande es que se ve desde el espacio, como afirman algunos astronautas y quedando demostrado con fotos tomadas desde allí arriba.
Albufera de las Norias de Daza. Al fondo el mar de invernaderos.
Estatua del párroco José Jiménez.
La agricultura bajo plástico ha dado importantes beneficios a familias de El Ejido. En los años boyantes de la economía había una sucursal bancaria en cada esquina e incluso se construyó un rascacielos para darle al municipio una imagen de poderío, a costa, claro está, del sudor de los jornaleros. El rascacielos "Torre Laguna" está entre los más altos de Andalucía. El Ejido, actualmente, es la tercera ciudad con más habitantes de la provincia, por detrás de la capital y Roquetas de Mar. El censo de población es de los más variopintos que se pueden encontrar en todo el continente ya que hay ciudadanos de prácticamente todas las nacionalidades del mundo. Éstos inmigrantes, como solemos llamarlos, que no dejan de ser personas como tú y como yo, vinieron a trabajar éstas tierras huyendo del hambre y la injusticia al igual que hicieron en su día los fundadores de El Ejido. De ahí viene la armonía y cordialidad existente entre españoles y extranjeros, sólo interrumpidas en casuales hechos aislados.
Centro de enseñanza del Corán.
En la calle San Bernardo se encuentra un centro de enseñanza del Corán, en el mismo local que albergó en su día una de las primeras mezquitas que abrió sus puertas a los inmigrantes musulmanes que llegaron al municipio. Esta zona se la conoce como la "Loma de la Mezquita". La libertad religiosa queda patente ya que en este pueblo cada uno puede expresar su fe libremente. Para los cristianos católicos el templo de mayor importancia es la iglesia de San Isidro Labrador, aunque cada barrio cuenta con su propia iglesia o ermita. La iglesia de San Isidro se encuentra en la plaza del Párroco José Jiménez, que porta con orgullo el nombre de una persona muy querida por todos en el pueblo. Para rendir un homenaje aún mayor a su persona se le dedicó una estatua en dicha plaza.
Parroquia de San Isidro Labrador de El Ejido.
Plaza de las Flores.
El Ejido se abre al mar en tres grandes núcleos costeros. Uno es en Balerma muy cerca del recién creado municipio de Balanegra. En esta ocasión además de una buena línea de playa podemos visitar su torre y su iglesia. En segundo lugar, en Guardias Viejas tenemos la oportunidad de disfrutar de mar y patrimonio arquitectónico, visitando el castillo. Pero lo más turístico de El Ejido es, sin duda, Almerimar, que pronto tendrá su propia entrada en este blog, donde nos acercaremos a su puerto marítimo y sus playas de Levante y de Poniente. (Los enlaces expuestos se dirigen a otras entradas de este blog donde se explican más detalladamente los lugares mencionados).
Plaza Mayor de El Ejido con su fuente rebosante de agua y sus enormes palmeras.
Aspecto actual de El Bulevar
La Maravilla
El Bulevar de El Ejido ha conseguido aglutinar los núcleos de población más importantes del municipio como son Santo Domingo, Santa María del Águila y el propio El Ejido. Su actual protagonismo relevó a un segundo plano a la calle Cervantes, que sigue siendo vital pero a un ritmo inferior a El Bulevar. En definitiva, entre estas dos calles palpita el corazón de El Ejido. La plaza de las Flores es buena prueba del tránsito de esta zona. En este espacio abierto se reúnen los amigos de toda la vida, los jóvenes, los que fueron jóvenes y los que nunca dejaron de serlo. Todo esto rodeado de coloridos árboles en primavera y hojas secas en el suelo, producto del otoño.
Directamente, desde El Bulevar, accedemos a la plaza Mayor, a través de un vestíbulo bien revestido. Lo que vemos al entrar es una muestra inequívoca del esplendor de esta ciudad. Un majestuoso edificio del ayuntamiento al nivel de las palmeras que se elevan buscando el cielo. El sonido de la fuente y el corretear de los niños que juegan por la explanada te cautivarán y te animarán a sentarte en un banco o en el asiento de cualquiera de las terrazas que siempre se encuentran abarrotadas de gente.
Interior del Daymún.
Muy próximo a El Bulevar se encuentra uno de los centros comerciales de referencia en toda la provincia como es El Corte Inglés, en el paseo Pedro Ponce. Pero no es el único, también hay otros que llevan mucho más tiempo aquí como el Parque Comercial Copo, junto a la entrada-salida de la autovía, aquí hay grandes corporaciones de ropa, comida rápida e incluso karting.
Por El Bulevar podemos encontrar lugares de interés turístico y existe la posibilidad de hospedarse en hoteles muy bien valorados. Esta calle es muy importante, insistimos, y siempre lo ha sido. A día de hoy es un tramo más de la carretera nacional 340 pero hace ya muchos siglos fue una vía romana que servía para unir y comunicar Murgis con otras poblaciones cercanas. De hecho, al final de El Bulevar, en la carretera que nos conduce a Berja y Dalías se encuentra un monumento de esta civilización trascendental en el transcurso de la historia. Nos referimos al Daymún, un mausoleo del siglo III, tan antiguo y de gran valor arquitectónico y patrimonial como el de Abla. Lo encontramos dentro de una rotonda, rodeado de una vegetación acorde al edificio de mampostería.
Mausoleo funerario de época romana conocido como el Daymún.
Maravillas de Almería: El Ejido, la gran ciudad multicultural
Luxeapers, empresa de encurtidos de Nacimiento
"En los viajes voy al súper de cada país a ver qué venden"
Sergio Viñolo es el gerente de Luxeapers, empresa de encurtidos de Nacimiento
Su labor está siendo clave en el gran crecimiento de la firma
FRANCISCO M. MUYOR | ACTUALIZADO 17.10.2015
Sergio Viñolo, gerente de Luxeapers SL, es uno de los responsables del gran crecimiento que está viviendo la empresa.
La provincia de Almería se ha hecho un nombre en el mercado internacional en lo que a encurtido se refiere. Una potencia exportadora en el mundo gracias a la firma de Nacimiento Luxeapers SL, paradigma de innovación y saber hacer.
Con un grupo humano altamente cualificado, clave en el éxito de esta empresa que en estos ocho años ha crecido exponencialmente tanto en producción como en facturación, tiene en Sergio Viñolo, su gerente, un líder que sabe muy bien como seguir creciendo. La cabeza más visible de Luxeapers cuenta tan solo con 35 años y, pese a su juventud, es un auténtico especialista en el sector agroalimentario, en el que sabe bucear a sus anchas y en el que conoce como nadie donde están las oportunidades de mercado.
"Desde 2012 contamos con unas instalaciones punteras de 8.800 metros cuadrados construidos y 42.000 de parcela, que se suman a la nave antigua de 2.400", cuenta Viñolo sobre el centro neurálgico de la marca y que, sin duda, representa físicamente lo que Luxeapers ha conseguido a base de trabajo en este tiempo.
El gerente reconoce que el trabajo le quita mucho tiempo, pero que intenta estar lo máximo posible con su familia pese a los innumerables viajes que también realiza a lo largo del año. Tal es su afán y amor por su trabajo que la deformación profesional hace acto de presencia casi en todo momento. "Cuando voy de viaje lo primero que hago siempre es ir al primer supermercado que encuentro en la zona para ver si se venden encurtidos y cuales", reconoce Sergio Viñolo sobre un 'vicio' que tiene, sobre todo cuando viaja al extranjero. Todo sea por seguir creciendo y generando empleo para una empresa que solo en sus instalaciones de Nacimiento cuenta con una plantilla que sobrepasa las 60 personas.
Luxeapers está integrada desde el año 2008 dentro de un grupo empresarial del sector agroalimentario de ámbito internacional con más de 60 años de experiencia, tiempo hasta hoy en el que se ha convertido en un auténtico líder mundial "con presencia en más de 90 países, aunque es difícil de saber y es posible que tengamos en unos cuantos más", explica Viñolo, quien asegura que "uno de nuestros fuertes es que ningún cliente supone más de un 7% de nuestra facturación total".
Luxeapers comercializa el 30% de sus productos bajo su marca y el 70% produciendo para otras por todo el globo.
Su expansión continúa y es constante su participación en ferias a nivel internacional, así como las misiones comerciales que desarrolla durante todo el año.
'En los viajes voy al súper de cada país a ver qué venden'
Sergio Viñolo es el gerente de Luxeapers, empresa de encurtidos de Nacimiento
Su labor está siendo clave en el gran crecimiento de la firma
FRANCISCO M. MUYOR | ACTUALIZADO 17.10.2015
Sergio Viñolo, gerente de Luxeapers SL, es uno de los responsables del gran crecimiento que está viviendo la empresa.
La provincia de Almería se ha hecho un nombre en el mercado internacional en lo que a encurtido se refiere. Una potencia exportadora en el mundo gracias a la firma de Nacimiento Luxeapers SL, paradigma de innovación y saber hacer.
Con un grupo humano altamente cualificado, clave en el éxito de esta empresa que en estos ocho años ha crecido exponencialmente tanto en producción como en facturación, tiene en Sergio Viñolo, su gerente, un líder que sabe muy bien como seguir creciendo. La cabeza más visible de Luxeapers cuenta tan solo con 35 años y, pese a su juventud, es un auténtico especialista en el sector agroalimentario, en el que sabe bucear a sus anchas y en el que conoce como nadie donde están las oportunidades de mercado.
"Desde 2012 contamos con unas instalaciones punteras de 8.800 metros cuadrados construidos y 42.000 de parcela, que se suman a la nave antigua de 2.400", cuenta Viñolo sobre el centro neurálgico de la marca y que, sin duda, representa físicamente lo que Luxeapers ha conseguido a base de trabajo en este tiempo.
El gerente reconoce que el trabajo le quita mucho tiempo, pero que intenta estar lo máximo posible con su familia pese a los innumerables viajes que también realiza a lo largo del año. Tal es su afán y amor por su trabajo que la deformación profesional hace acto de presencia casi en todo momento. "Cuando voy de viaje lo primero que hago siempre es ir al primer supermercado que encuentro en la zona para ver si se venden encurtidos y cuales", reconoce Sergio Viñolo sobre un 'vicio' que tiene, sobre todo cuando viaja al extranjero. Todo sea por seguir creciendo y generando empleo para una empresa que solo en sus instalaciones de Nacimiento cuenta con una plantilla que sobrepasa las 60 personas.
Luxeapers está integrada desde el año 2008 dentro de un grupo empresarial del sector agroalimentario de ámbito internacional con más de 60 años de experiencia, tiempo hasta hoy en el que se ha convertido en un auténtico líder mundial "con presencia en más de 90 países, aunque es difícil de saber y es posible que tengamos en unos cuantos más", explica Viñolo, quien asegura que "uno de nuestros fuertes es que ningún cliente supone más de un 7% de nuestra facturación total".
Luxeapers comercializa el 30% de sus productos bajo su marca y el 70% produciendo para otras por todo el globo.
Su expansión continúa y es constante su participación en ferias a nivel internacional, así como las misiones comerciales que desarrolla durante todo el año.
'En los viajes voy al súper de cada país a ver qué venden'
miércoles, 27 de enero de 2016
Un fuerte temblor hace recordar que Almería es una zona sísmica
Un fuerte temblor hace recordar que Almería es una zona sísmica
Un seísmo de 6,3 grados en la escala Richter, con epicentro en el mar de Alborán, despierta a miles de almerienses
FRAN GAVILÁN | ALMERÍA @FranGavilan 26 enero 2016
Muchos almerienses se despertaron ayer con la tierra temblando bajo sus pies. Un terremoto de 6,3 grados en la escala Richter, con epicentro en el mar de Alborán, entre Alhucemas y Melilla, se dejó sentir con fuerza a las 5.22 horas de la madrugada. A esa hora, muchos almerienses se levantaron de la cama sobresaltados por un movimiento que también se notó en el resto de Andalucía, especialmente en la costa malagueña, aunque la totalidad de daños materiales se registró en Melilla, donde la caída de cascotes de edificios gravemente afectados por el seísmo fue la tónica común.
Un fuerte temblor hace recordar que Almería es una zona sísmica
Un seísmo de 6,3 grados en la escala Richter, con epicentro en el mar de Alborán, despierta a miles de almerienses
FRAN GAVILÁN | ALMERÍA @FranGavilan 26 enero 2016
Muchos almerienses se despertaron ayer con la tierra temblando bajo sus pies. Un terremoto de 6,3 grados en la escala Richter, con epicentro en el mar de Alborán, entre Alhucemas y Melilla, se dejó sentir con fuerza a las 5.22 horas de la madrugada. A esa hora, muchos almerienses se levantaron de la cama sobresaltados por un movimiento que también se notó en el resto de Andalucía, especialmente en la costa malagueña, aunque la totalidad de daños materiales se registró en Melilla, donde la caída de cascotes de edificios gravemente afectados por el seísmo fue la tónica común.
Un fuerte temblor hace recordar que Almería es una zona sísmica
Alborán, una roca en medio de la nada
La Revista: Alborán, una roca en medio de la nada
El faro, en la punta sur de la isla.
Alborán, una roca en medio de la nada
A MEDIO CAMINO ENTRE EUROPA Y ÁFRICA, en un lugar perdido en mitad de la nada, una minúscula mancha terrosa rompe la monotonía azul del mar Mediterráneo. El helicóptero, un Augusta Bell 212 con cuerpo de libélula, desciende algunos metros y permite contemplar de cerca la silueta del fantasma.
Se llama Alborán y es una isla. Un trozo de tierra española arrancado del continente. 90.000 metros cuadrados de roca volcánica y guano. Un erial de contorno piriforme de 642 metros de longitud, 265 de anchura máxima y 16 metros de altura máxima. Un pequeño cementerio con tres tumbas, un faro en ruinas, un helipuerto y unos barracones rompen la monotonía de este solar.
La isla de Alborán se encuentra situada en la región suroccidental mediterránea. Las cartas de navegación la sitúan en las coordinadas geográficas 135º 56,4'N / L 003º 002'W. Más cerca de Marruecos (Cabo Tres Forcas, a 29 millas) que de Almería (65 millas). En la parte emergente de esa espina dorsal que parte en dos el viejo mar, dejando al norte el sistema bético y al sur el Rif.
Sus aguas, mediterráneas pero con una marcada influencia de las corrientes que proceden del Atlántico, sostienen una elevada biodiversidad y una gran riqueza pesquera. Sus fondos, cubiertos de magníficas praderas de algas laminarias y yacimientos de coral, tienen un importante valor ecológico.
En Alborán la tierra es mala. No hay árboles ni agua potable ni crecen las plantas que han intentado sembrar. El enrojecido suelo está cubierto de una vegetación parda y triste: yerma para los ojos del profano, fabulosa para la mirada del botánico. Y también para los del pescador, cuando logra localizar los bancos de gamba roja que pululan por la zona.
ESTRATEGIA
Cuentan los marineros leyendas fabulosas de piratas y bucaneros. Al parecer, el corsario tunecino Mustafá ben Yusuf el Magmuz ed Din, Al Borani, instaló su base de operaciones en la isla durante el imperio turco-otomano. Desde su privilegiada posición estratégica saqueó las naves cristianas, y protegió las suyas de las inclemencias del tiempo. Al Borani significa en turco tempestad o tormenta. También es el nombre de un plato tradicional de la cocina árabe, una lasaña de verduras llamada Al borania. El 9 de mayo de 1884, por disposición de el rey Alfonso XII, la isla se asigna a la provincia de Almería. Años más tarde, al finalizar la Guerra Civil, un ligero destacamento de Infantería de Marina ocupó Alborán. La desalojaron en 1963, y la volvieron a ocupar 4 años más tarde. En septiembre de 1997 se reactiva la presencia de un destacamento que pretende "ejercer la soberanía española en la isla", teniendo como misión específica "mantener un servicio de vigilancia del tráfico marítimo y aéreo en los accesos orientales del Estrecho de Gibraltar y mantener las instalaciones y vigilar que no se cometan delitos ecológicos", añade el capitán Gutiérrez del Castillo.
El capitán es uno de los 12 robinsones que habitan esta isla. A sus ordenes están un cabo de Infantería de Marina, un subteniente y un cabo primero de la zona marítima del Estrecho, y cuatro soldados del Tercio Sur de Infantería de Marina y otros cuatro marineros destinados en la zona marítima del Estrecho. El destacamento del Ejército español en esta tierra de nadie.
En Alborán amanece dos veces. La primera, cuando sale el sol, se despiertan las gaviotas, y los acantilados se convierten en un manicomio. El ronco bramido de las olas y el debatir de las alas y las risas sordas de las grandes planeadoreas del océano inundan de sonidos la isla. Las aves cubren el cielo con sus alas y bombardean el suelo con sus encaladas defecaciones matutinas.
La segunda, cuando el reloj marca las ocho en punto, y la bandera española es izada en la pequeña explanada que separa el faro de las rocas. Soldados y mandos llevan media hora levantados. Les queda otra media para desayunar. Alborán, territorio español, comienza a ser vivida por seres humanos.
Alborán, una roca en medio de la nada
El cementerio y sus tres tumbas.
La bandera apenas dura una semana. El viento la desgarra. Los soldados aguantan el doble. Dos semanas. Catorce días en los que tienen tiempo para limpiar, trabajar, hacer deporte, nadar y, sobre todo, para pensar. "No conviene que permanezcan más tiempo en este reemplazo", afirma uno de los mandos mirando los cortados de afilada roca, "porque es el lugar perfecto para que a alguno que tenga un problema se le ocurra una tontería". El viento cambia constantemente en esta esquina del mundo. Hoy luce el sol. Mañana amanece con un levante de 30 nudos. Tienen una televisión, un equipo de música y una breve biblioteca. "Bebemos mucha agua mineral, es nuestro único lujo", dicen los soldados, para que todo el mundo sepa que no hay bar en la isla.
El módulo prefabricado donde viven es un lugar acogedor, con una habitación para nueve soldados, tres cuartos individuales para los mandos, una enfermería con dos camas, un comedor, una sala de televisión, una despensa, un almacén-armero... Y una gran cocina. "Ésta es la zona más importante de la isla", bromea el capitán nada más entrar en ella. "Y éstos son los hombres más importantes de la isla, dos monstruos", continúa la broma, señalando a los dos cocineros.
"Le tenemos cogida la medida a este lugar", dicen, modestamente, mientras trocean a hachazos los brazos de un gran pulpo,"y podemos decir que es el sitio donde mejor se come de todo el Ejército". Puede que tengan razón, puesto que en algunos libros de rutas marinas se puede leer: "En el cuartel de Alborán se puede comer el mejor pescado de España". Hoy toca paella.
Los mandos se esfuerzan para que la jornada de los soldados resulte variada y entretenida. "El aburrimiento es nuestro peor enemigo", confiesan. Durante una mañana normal limpian y acondicionan el módulo en el que viven, realizan tareas de mantenimiento en la isla, hacen gimnasia ("adiestramiento físico militar", dicen), comen y duermen la siesta.
Por la tarde hacen ejercicios de marinería y de Infantería de Marina, como puede ser el manejo de embarcaciones neumáticas, la instrucción básica de combate o técnicas de defensa de las instalaciones. "Si tuviéramos dos lanchas de casco rígido y motor fuera borda, además de la zodiac, podríamos echar una mano a los pescadores que pasan algún apuro o tienen un accidente", comenta un cabo primero durante uno de los habituales ejercicios de navegación con la pequeña barca hinchable. Cuando se presentan problemas de verdad, de los que no pueden ser atendidos por el medico o el ATS que forma siempre parte del destacamento, se procede a la evacuación en helicóptero.
A las 7:30 horas acaba la jornada laboral. Tiempo libre hasta la cena, a las 21:00. Televisión y lectura. A las 12:00 sólo el faro permanece encendido en la isla.
MIGRACIONES
El faro, un monumento de piedra abandonado a su suerte, se cae a pedazos. Depende de la Autoridad Portuaria de Málaga (Ministerio de Fomento), y es un monumento a la desidia. "Vienen de vez en cuando a revisar las baterías", dice un soldado mientras observa un zorzal que se ha refugiado entre los desvencijados muros.
Alborán ha servido de escala durante años a muchas aves migradoras que, agotadas, reponen fuerzas en la isla para completar su maratoniano viaje entre Europa y África, o viceversa. También ha sido tradicionalmente hogar de focas monje, gaviotas de Audouin y hombres. Las primeras han desaparecido. Gaviotas y soldados han quedado como amos del lugar.
La foca monje del Mediterráneo (Monachus monachus) es una foca diferente. Y uno de los animales en mayor peligro de extinción del planeta. En lugar de mudar los pelos individualmente, cambia el pelaje desprendiendo trozos de la epidermis vieja. Y sus crías son las únicas, junto con las de los elefantes marinos, que nacen con el pelo de color negro. Se desconocen muchísimos datos sobre la ecología, biología y etología de la foca monje. Sabemos, eso sí, que desde hace años ya no busca refugio en las costas rocosas y acantiladas de Alborán, en cuevas, como la del Lobo Marino y la del Pajel, que parecen haber sido creadas por la naturaleza especialmente para ellas. Los científicos estiman que sólo sobreviven unos 500-600 ejemplares en todo el mundo.
"No, yo jamás he visto ninguna foca, y no conozco a nadie que las haya visto últimamente", asegura uno de los cocineros. "Gaviotas de esas raras por las que pregunta la gente sí que no faltan. De ésas, todas las que quiera...".
Cuando están posadas las gaviotas de Audouin (Larus audouinii) tienen un aspecto rechoncho pero elegante. Cuerpo blanco, patas grises, punta de las alas negras, pico rojo... Cuando se levantan del suelo son un monumento al arte de romper el viento: vuelan haciendo gala de uno de los mejores diseños aerodinámico jamás realizados por la naturaleza.
"Antiguamente criaba en Alborán (Lord Lidford,1895)", se puede leer en la Guía de Aves Marinas de España y Portugal, "pero no crió durante muchos años, hasta registrarse un mínimo de 4 nidos en 1988...". La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía está realizando un seguimiento sobre esta población de gaviota de Audouin, así como de dos especies de flora muy amenazadas, una de la familia de las crucíferas (Diplotaxis sietiana maire) y otra de las compuestas (Anacyclus alboranensis).
Los lugares favoritos de las gaviotas son el Islote de la Nube y, ya en la isla, al otro lado del canal de las Morenas, la Punta del Islote. Lejos del faro y de la gente. En este lugar maltratado por el viento alguien levantó el cementerio.
Cuentan que de las tres tumbas que pueblan el minúsculo camposanto, una, la que no tiene lápida, pertenece a un piloto alemán cuyo cadaver llegó flotando durante la II Guerra Mundial. En las otras dos se pueden leer los nombres de Isabel Espinosa Heras y de Antonia Fernández de Somavilla. Son, respectivamente, la suegra de un farero y la mujer de otro, fallecidas en 1910 y 1920. "Cuando se admitía aún la presencia de mujeres en Alborán", escribe un viajero francés de comienzos de siglo.
TRES RESERVAS
En 1997 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicó una orden, como medida para garantizar la conservación de los recursos, por la que se establecen tres reservas en torno a Alborán: una marina, una de pesca y otra integral. Dentro de la primera se autoriza la pesca profesional en las modalidades de arrastre, cerco dirigido a la captura de pequeños pelágicos, palangre de fondo y de superficie y cualquier aparejo de anzuelo. Dentro de la segunda, y fuera de las zonas de reserva integral, se prohíbe todo tipo de actividad extractiva, excepto la pesca profesional con palangre de fondo y el cerco de pequeños pelágicos. En la tercera está prohibida, con carácter general, cualquier práctica extractiva, así como las actividades subacuáticas. Tratan de impedir que se repita la debacle producida antaño por los pescadores italianos, que con barras y redes arrasaron las praderas y destrozaron las reservas de coral rojo y verde.
"Los pescadores normalmente respetan las zonas, pero si vemos que alguno se mete a menos de media milla de la zona protegida cogemos la zodiac, nos acercamos y avisamos al patrón", cuenta el cabo primero Fernández González. "Ellos suelen decir que sólo están fondeados, y que para pescar se van a otros sitios. En general cumplen, pero furtivos los hay en todos los sitios. Marroquíes no se ve ni uno... no tienen necesidad. ¡Tienen unos caladeros tan ricos!". Los únicos marroquíes que se han visto últimamente por la isla son los que llegaron a estas broncas costas el pasado día 4 de octubre. "Eran ya las 20:30, noche cerrada", recuerda el capitán, "cuando arribaron a la isla 24 magrebíes (21 hombres y 3 mujeres) en una patera que amarró al muelle de Levante".
"Tras descargar al personal, desapareció tan rápida y silenciosamente como había llegado", continúa. "Esas 24 personas estaban en muy mal estado, mojadas, temblorosas y asustadas. Les proporcionamos alojamiento, mantas y les dimos una cena caliente. A la mañana siguiente les vino a recoger un patrullero y les trasladó a Melilla". Dicen que Alborán, peñasco raso sembrado de tierra, resiste a los elementos sólo para recordarnos que África sigue estando al otro lado.
La Revista: Alborán, una roca en medio de la nada
El faro, en la punta sur de la isla.
Alborán, una roca en medio de la nada
A MEDIO CAMINO ENTRE EUROPA Y ÁFRICA, en un lugar perdido en mitad de la nada, una minúscula mancha terrosa rompe la monotonía azul del mar Mediterráneo. El helicóptero, un Augusta Bell 212 con cuerpo de libélula, desciende algunos metros y permite contemplar de cerca la silueta del fantasma.
Se llama Alborán y es una isla. Un trozo de tierra española arrancado del continente. 90.000 metros cuadrados de roca volcánica y guano. Un erial de contorno piriforme de 642 metros de longitud, 265 de anchura máxima y 16 metros de altura máxima. Un pequeño cementerio con tres tumbas, un faro en ruinas, un helipuerto y unos barracones rompen la monotonía de este solar.
La isla de Alborán se encuentra situada en la región suroccidental mediterránea. Las cartas de navegación la sitúan en las coordinadas geográficas 135º 56,4'N / L 003º 002'W. Más cerca de Marruecos (Cabo Tres Forcas, a 29 millas) que de Almería (65 millas). En la parte emergente de esa espina dorsal que parte en dos el viejo mar, dejando al norte el sistema bético y al sur el Rif.
Sus aguas, mediterráneas pero con una marcada influencia de las corrientes que proceden del Atlántico, sostienen una elevada biodiversidad y una gran riqueza pesquera. Sus fondos, cubiertos de magníficas praderas de algas laminarias y yacimientos de coral, tienen un importante valor ecológico.
En Alborán la tierra es mala. No hay árboles ni agua potable ni crecen las plantas que han intentado sembrar. El enrojecido suelo está cubierto de una vegetación parda y triste: yerma para los ojos del profano, fabulosa para la mirada del botánico. Y también para los del pescador, cuando logra localizar los bancos de gamba roja que pululan por la zona.
ESTRATEGIA
Cuentan los marineros leyendas fabulosas de piratas y bucaneros. Al parecer, el corsario tunecino Mustafá ben Yusuf el Magmuz ed Din, Al Borani, instaló su base de operaciones en la isla durante el imperio turco-otomano. Desde su privilegiada posición estratégica saqueó las naves cristianas, y protegió las suyas de las inclemencias del tiempo. Al Borani significa en turco tempestad o tormenta. También es el nombre de un plato tradicional de la cocina árabe, una lasaña de verduras llamada Al borania. El 9 de mayo de 1884, por disposición de el rey Alfonso XII, la isla se asigna a la provincia de Almería. Años más tarde, al finalizar la Guerra Civil, un ligero destacamento de Infantería de Marina ocupó Alborán. La desalojaron en 1963, y la volvieron a ocupar 4 años más tarde. En septiembre de 1997 se reactiva la presencia de un destacamento que pretende "ejercer la soberanía española en la isla", teniendo como misión específica "mantener un servicio de vigilancia del tráfico marítimo y aéreo en los accesos orientales del Estrecho de Gibraltar y mantener las instalaciones y vigilar que no se cometan delitos ecológicos", añade el capitán Gutiérrez del Castillo.
El capitán es uno de los 12 robinsones que habitan esta isla. A sus ordenes están un cabo de Infantería de Marina, un subteniente y un cabo primero de la zona marítima del Estrecho, y cuatro soldados del Tercio Sur de Infantería de Marina y otros cuatro marineros destinados en la zona marítima del Estrecho. El destacamento del Ejército español en esta tierra de nadie.
En Alborán amanece dos veces. La primera, cuando sale el sol, se despiertan las gaviotas, y los acantilados se convierten en un manicomio. El ronco bramido de las olas y el debatir de las alas y las risas sordas de las grandes planeadoreas del océano inundan de sonidos la isla. Las aves cubren el cielo con sus alas y bombardean el suelo con sus encaladas defecaciones matutinas.
La segunda, cuando el reloj marca las ocho en punto, y la bandera española es izada en la pequeña explanada que separa el faro de las rocas. Soldados y mandos llevan media hora levantados. Les queda otra media para desayunar. Alborán, territorio español, comienza a ser vivida por seres humanos.
Alborán, una roca en medio de la nada
El cementerio y sus tres tumbas.
La bandera apenas dura una semana. El viento la desgarra. Los soldados aguantan el doble. Dos semanas. Catorce días en los que tienen tiempo para limpiar, trabajar, hacer deporte, nadar y, sobre todo, para pensar. "No conviene que permanezcan más tiempo en este reemplazo", afirma uno de los mandos mirando los cortados de afilada roca, "porque es el lugar perfecto para que a alguno que tenga un problema se le ocurra una tontería". El viento cambia constantemente en esta esquina del mundo. Hoy luce el sol. Mañana amanece con un levante de 30 nudos. Tienen una televisión, un equipo de música y una breve biblioteca. "Bebemos mucha agua mineral, es nuestro único lujo", dicen los soldados, para que todo el mundo sepa que no hay bar en la isla.
El módulo prefabricado donde viven es un lugar acogedor, con una habitación para nueve soldados, tres cuartos individuales para los mandos, una enfermería con dos camas, un comedor, una sala de televisión, una despensa, un almacén-armero... Y una gran cocina. "Ésta es la zona más importante de la isla", bromea el capitán nada más entrar en ella. "Y éstos son los hombres más importantes de la isla, dos monstruos", continúa la broma, señalando a los dos cocineros.
"Le tenemos cogida la medida a este lugar", dicen, modestamente, mientras trocean a hachazos los brazos de un gran pulpo,"y podemos decir que es el sitio donde mejor se come de todo el Ejército". Puede que tengan razón, puesto que en algunos libros de rutas marinas se puede leer: "En el cuartel de Alborán se puede comer el mejor pescado de España". Hoy toca paella.
Los mandos se esfuerzan para que la jornada de los soldados resulte variada y entretenida. "El aburrimiento es nuestro peor enemigo", confiesan. Durante una mañana normal limpian y acondicionan el módulo en el que viven, realizan tareas de mantenimiento en la isla, hacen gimnasia ("adiestramiento físico militar", dicen), comen y duermen la siesta.
Por la tarde hacen ejercicios de marinería y de Infantería de Marina, como puede ser el manejo de embarcaciones neumáticas, la instrucción básica de combate o técnicas de defensa de las instalaciones. "Si tuviéramos dos lanchas de casco rígido y motor fuera borda, además de la zodiac, podríamos echar una mano a los pescadores que pasan algún apuro o tienen un accidente", comenta un cabo primero durante uno de los habituales ejercicios de navegación con la pequeña barca hinchable. Cuando se presentan problemas de verdad, de los que no pueden ser atendidos por el medico o el ATS que forma siempre parte del destacamento, se procede a la evacuación en helicóptero.
A las 7:30 horas acaba la jornada laboral. Tiempo libre hasta la cena, a las 21:00. Televisión y lectura. A las 12:00 sólo el faro permanece encendido en la isla.
MIGRACIONES
El faro, un monumento de piedra abandonado a su suerte, se cae a pedazos. Depende de la Autoridad Portuaria de Málaga (Ministerio de Fomento), y es un monumento a la desidia. "Vienen de vez en cuando a revisar las baterías", dice un soldado mientras observa un zorzal que se ha refugiado entre los desvencijados muros.
Alborán ha servido de escala durante años a muchas aves migradoras que, agotadas, reponen fuerzas en la isla para completar su maratoniano viaje entre Europa y África, o viceversa. También ha sido tradicionalmente hogar de focas monje, gaviotas de Audouin y hombres. Las primeras han desaparecido. Gaviotas y soldados han quedado como amos del lugar.
La foca monje del Mediterráneo (Monachus monachus) es una foca diferente. Y uno de los animales en mayor peligro de extinción del planeta. En lugar de mudar los pelos individualmente, cambia el pelaje desprendiendo trozos de la epidermis vieja. Y sus crías son las únicas, junto con las de los elefantes marinos, que nacen con el pelo de color negro. Se desconocen muchísimos datos sobre la ecología, biología y etología de la foca monje. Sabemos, eso sí, que desde hace años ya no busca refugio en las costas rocosas y acantiladas de Alborán, en cuevas, como la del Lobo Marino y la del Pajel, que parecen haber sido creadas por la naturaleza especialmente para ellas. Los científicos estiman que sólo sobreviven unos 500-600 ejemplares en todo el mundo.
"No, yo jamás he visto ninguna foca, y no conozco a nadie que las haya visto últimamente", asegura uno de los cocineros. "Gaviotas de esas raras por las que pregunta la gente sí que no faltan. De ésas, todas las que quiera...".
Cuando están posadas las gaviotas de Audouin (Larus audouinii) tienen un aspecto rechoncho pero elegante. Cuerpo blanco, patas grises, punta de las alas negras, pico rojo... Cuando se levantan del suelo son un monumento al arte de romper el viento: vuelan haciendo gala de uno de los mejores diseños aerodinámico jamás realizados por la naturaleza.
"Antiguamente criaba en Alborán (Lord Lidford,1895)", se puede leer en la Guía de Aves Marinas de España y Portugal, "pero no crió durante muchos años, hasta registrarse un mínimo de 4 nidos en 1988...". La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía está realizando un seguimiento sobre esta población de gaviota de Audouin, así como de dos especies de flora muy amenazadas, una de la familia de las crucíferas (Diplotaxis sietiana maire) y otra de las compuestas (Anacyclus alboranensis).
Los lugares favoritos de las gaviotas son el Islote de la Nube y, ya en la isla, al otro lado del canal de las Morenas, la Punta del Islote. Lejos del faro y de la gente. En este lugar maltratado por el viento alguien levantó el cementerio.
Cuentan que de las tres tumbas que pueblan el minúsculo camposanto, una, la que no tiene lápida, pertenece a un piloto alemán cuyo cadaver llegó flotando durante la II Guerra Mundial. En las otras dos se pueden leer los nombres de Isabel Espinosa Heras y de Antonia Fernández de Somavilla. Son, respectivamente, la suegra de un farero y la mujer de otro, fallecidas en 1910 y 1920. "Cuando se admitía aún la presencia de mujeres en Alborán", escribe un viajero francés de comienzos de siglo.
TRES RESERVAS
En 1997 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicó una orden, como medida para garantizar la conservación de los recursos, por la que se establecen tres reservas en torno a Alborán: una marina, una de pesca y otra integral. Dentro de la primera se autoriza la pesca profesional en las modalidades de arrastre, cerco dirigido a la captura de pequeños pelágicos, palangre de fondo y de superficie y cualquier aparejo de anzuelo. Dentro de la segunda, y fuera de las zonas de reserva integral, se prohíbe todo tipo de actividad extractiva, excepto la pesca profesional con palangre de fondo y el cerco de pequeños pelágicos. En la tercera está prohibida, con carácter general, cualquier práctica extractiva, así como las actividades subacuáticas. Tratan de impedir que se repita la debacle producida antaño por los pescadores italianos, que con barras y redes arrasaron las praderas y destrozaron las reservas de coral rojo y verde.
"Los pescadores normalmente respetan las zonas, pero si vemos que alguno se mete a menos de media milla de la zona protegida cogemos la zodiac, nos acercamos y avisamos al patrón", cuenta el cabo primero Fernández González. "Ellos suelen decir que sólo están fondeados, y que para pescar se van a otros sitios. En general cumplen, pero furtivos los hay en todos los sitios. Marroquíes no se ve ni uno... no tienen necesidad. ¡Tienen unos caladeros tan ricos!". Los únicos marroquíes que se han visto últimamente por la isla son los que llegaron a estas broncas costas el pasado día 4 de octubre. "Eran ya las 20:30, noche cerrada", recuerda el capitán, "cuando arribaron a la isla 24 magrebíes (21 hombres y 3 mujeres) en una patera que amarró al muelle de Levante".
"Tras descargar al personal, desapareció tan rápida y silenciosamente como había llegado", continúa. "Esas 24 personas estaban en muy mal estado, mojadas, temblorosas y asustadas. Les proporcionamos alojamiento, mantas y les dimos una cena caliente. A la mañana siguiente les vino a recoger un patrullero y les trasladó a Melilla". Dicen que Alborán, peñasco raso sembrado de tierra, resiste a los elementos sólo para recordarnos que África sigue estando al otro lado.
La Revista: Alborán, una roca en medio de la nada
domingo, 17 de enero de 2016
400 civiles juran bandera en la Base Álvarez de Sotomayor
400 civiles juran bandera en la Base Álvarez de Sotomayor
17/01/2016 Juan Antonio Barrios
El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, entre los almerienses que juraron
El teniente general Jefe de la Fuerza Terrestre, Francisco Javier Varela, pasa revista junto al coronel Jefe Accidental de la Brigada de La Legión, Julio Salom. Juan Antonio Barrios.
La Voz de Almería - Galeria de imágenes del evento
La Base Álvarez de Sotomayor, sede de la Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, donde se encuentra además el Cuartel General, ha realizado una parada militar para conmemorar el ‘Combate de Edchera’, homenajeando a los últimos laureados de La Legión y del Ejército Español, el brigada Francisco Fadrique Castromonte y el legionario Juan Maderal Oleaga.
En el acto han participado las unidades de la Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, con sede en Ronda y Almería; los Guiones de los Tercios ‘Gran Capitán’ 1º de La Legión, ‘Duque de Alba’ 2º de La Legión y el Guión de la XIII Bandera y una sección del Grupo de Operaciones Especiales XIX ‘Maderal Oleaga, además de los veteranos y miembros de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de toda España, ya que también se celebró el Día del Antiguo Caballero Legionario.
La parada militar ha estado presidida por el teniente general Jefe de la Fuerza Terrestre, Francisco Javier Varela Salas, junto al coronel Jefe Accidental de la Brigada de La Legión, Julio Salom Herrera. El coronel Jefe del Tercio ‘Don Juan de Austria’ 3º de La Legión, Víctor Mario Bados Nieto, ha sido el jefe de la formación.
El teniente coronel del ejercito de Alemania, Martín Wikler, también asistió a la parada, dentro de las Comisiones Militares Extranjeras.
Numerosas autoridades civiles también se acudieron a la conmemoración, destacando la presencia del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el subdelegado del Gobierno, Andrés García Lorca; la delegada de Gobierno, Gracia Fernández; la directora General de Desarrollo Rural y Política Forestal, Begoña Nieto; el director General de Protección Civil, Juan Antonio Díaz; Arancha Martín, parlamentaria autonómica; Benito Gálvez, magistrado Tribunal Supremo; Adolfo Castaño, comisario Jefe de la Comisaría Provincial de Almería; y los alcaldes de Viator, Manuel Flores; y el de Almería, Ramón Fernández -Pacheco.
Juramento
400 civiles han jurado bandera, entre los que se encontraba el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco. “Tenía muchas ganas de jurar bandera. Como todo lo que organiza La Legión, ha sido un acto muy emotivo. Estoy orgulloso y soy consciente del juramento que hemos hecho. La provincia se siente muy orgullosa de que la Base de La Legión esté aquí”, dijo el alcalde.
400 civiles juran bandera en la Base Álvarez de Sotomayor
17/01/2016 Juan Antonio Barrios
El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, entre los almerienses que juraron
El teniente general Jefe de la Fuerza Terrestre, Francisco Javier Varela, pasa revista junto al coronel Jefe Accidental de la Brigada de La Legión, Julio Salom. Juan Antonio Barrios.
La Voz de Almería - Galeria de imágenes del evento
La Base Álvarez de Sotomayor, sede de la Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, donde se encuentra además el Cuartel General, ha realizado una parada militar para conmemorar el ‘Combate de Edchera’, homenajeando a los últimos laureados de La Legión y del Ejército Español, el brigada Francisco Fadrique Castromonte y el legionario Juan Maderal Oleaga.
En el acto han participado las unidades de la Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, con sede en Ronda y Almería; los Guiones de los Tercios ‘Gran Capitán’ 1º de La Legión, ‘Duque de Alba’ 2º de La Legión y el Guión de la XIII Bandera y una sección del Grupo de Operaciones Especiales XIX ‘Maderal Oleaga, además de los veteranos y miembros de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de toda España, ya que también se celebró el Día del Antiguo Caballero Legionario.
La parada militar ha estado presidida por el teniente general Jefe de la Fuerza Terrestre, Francisco Javier Varela Salas, junto al coronel Jefe Accidental de la Brigada de La Legión, Julio Salom Herrera. El coronel Jefe del Tercio ‘Don Juan de Austria’ 3º de La Legión, Víctor Mario Bados Nieto, ha sido el jefe de la formación.
El teniente coronel del ejercito de Alemania, Martín Wikler, también asistió a la parada, dentro de las Comisiones Militares Extranjeras.
Numerosas autoridades civiles también se acudieron a la conmemoración, destacando la presencia del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el subdelegado del Gobierno, Andrés García Lorca; la delegada de Gobierno, Gracia Fernández; la directora General de Desarrollo Rural y Política Forestal, Begoña Nieto; el director General de Protección Civil, Juan Antonio Díaz; Arancha Martín, parlamentaria autonómica; Benito Gálvez, magistrado Tribunal Supremo; Adolfo Castaño, comisario Jefe de la Comisaría Provincial de Almería; y los alcaldes de Viator, Manuel Flores; y el de Almería, Ramón Fernández -Pacheco.
Juramento
400 civiles han jurado bandera, entre los que se encontraba el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco. “Tenía muchas ganas de jurar bandera. Como todo lo que organiza La Legión, ha sido un acto muy emotivo. Estoy orgulloso y soy consciente del juramento que hemos hecho. La provincia se siente muy orgullosa de que la Base de La Legión esté aquí”, dijo el alcalde.
400 civiles juran bandera en la Base Álvarez de Sotomayor
El día que Almería pudo llegar a ser borrada de todos los mapas
El día que Almería pudo llegar a ser borrada de todos los mapas
El accidente de dos aviones con cuatro bombas que cambió la historia de una humilde aldea
17/01/2016 Manuel León
Los americanos desplegaron un contigente de más de 800 hombres en Palomares para labores de limpieza y regeración de tierra. La Voz.
Usted, lector, si tiene menos de 50 años, podría no haber venido al mundo, no haber nacido, sus padres habrían muerto contaminados, como todos los padres de esta provincia y comarcas contiguas, hasta un radio de más de 300 kilómetros, según un informe desclasificado de la Agencia Americana de la Energía (DOE).
Si hubieran detonado las cuatro bombas H de 6 megatones que cayeron desde el cielo de Palomares, 75 veces más potentes que las atómicas de Hiroshima y Nagasaki, hace justo hoy medio siglo, Almería entera hubiera sido barrida del mapa como en la apocalíptica película Armageddon de Bruce Willis.
La pobre Almería, la penúltima provincia de España en renta en esas fechas, se habría convertido en un cementerio nuclear, un territorio lunar barrido por la radioactividad, sellado por el plutonio y con cientos de miles de personas alopécicas, con huesos y sangre envenenados por la por la inevitable nube radioactiva.
El milagro de San Antón
Todo eso hubiera ocurrido a las 10.22 de la mañana del lunes 17 de enero de 1966, en la que en Cuevas, la Hermandad de San Antón celebraba el sermón y la convidá con habas y tocino, en Palomares, don Pedro, el maestro, enseñaba aritmética a sus alumnos, en Garrucha, los pescadores calaban los palangres y en Carboneras, Eddie Fowlie, el amigo del cineasta David Lean, se encaramaba a una montaña, como en una premonición, para capturar la única imagen que se conserva de la bola de fuego en el aire, en el instante mismo del choque de los aviones.
Unos segundos antes, el superbombardero gigante norteamericano capitaneado por Wendorff, se había aproximado al avión cisterna para repostar queroseno a más de 9.000 metros de altitud encima del cauce seco -como una calavera versaba Sotomayor- del río Almanzora.
Al lado, otra pareja de avión cisterna y B-52 estaban a punto de finalizar la labor de acopio de combustible y fueron los que informaron del fatal accidente de los aparatos siniestrados. La operación tenía que ser rápida y sencilla, pero algo falló, los aparatos chocaron sobre el golfo de Vera, el cielo se incendió como en un bíblico apocalipsis y ya nada en esa humilde aldea española, almeriense, cuevana, volvió a ser igual.
Apocalipsis bíblico
Murieron calcinados siete tripulantes, tres se salvaron al caer en paracaídas al mar y otro al ser socorrido en tierra.
No detonaron los espolones atómicos porque no iban activados, aunque si armados, pero dos de ellos se resquebrajaron en la caída, explosionó la carga de dinamita exterior y se liberaron hasta diez kilos del fatídico plutonio, que con el tiempo se ha empezado a degradar en americio radioactivo.
Otra bomba sucumbió intacta en paracaídas sobre el lecho del río y un cuarta fue rescatada 80 días más tarde -como la vuelta al mundo de Fog- tras un hercúleo despliegue naval, en una sima marítima a varias millas de la costa.
No ocurrió la hecatambe nuclear, Almería siguió siendo Almería, porque no hubo explosión en cadena en el cinturón de protección del núcleo de las dos bombas rajadas, una posibilidad remota pero no imposible, según Randall Maydew, asesor de la Sandia Corporation, la mayor institución americana en investigación de armamento nuclear, que visitó la zona en esos cruciales días del accidente.
Fue milagroso que ningún habitante, ninguna vivienda de la pedanía, resultase afectada por esa lluvia de fuego, bombas, fuselajes, queroseno, motores y trenes de aterrizaje que se asemejó al fin del mundo. Un ala de avión se precipitó sobre el huerto de Antonio Sabiote, la niña Antonia Flores, que luego fue alcaldesa, se escondió aterrada en su casa junto a la que se desplomó uno de los proyectiles.
La tasca de Mula y la taberna de Montoya no sufrieron desperfectos, pero una vaca que se encontraba descansando, del soponcio de la explosión, dejó de dar leche y falleció.
El cielo azul se cubrió de humo y empezaron a llover trozos de acero sobre Palomares iluminados por el chorro de combustible incandescente. Explosiones y más explosiones, y la gente corriendo y aullando de miedo como si se tratase de un cataclismo en una mañana que se prometía tan apacible como la jornada laboral de un caracol.
Los primeros en llegar
Las llamas se extendieron por algunos bancales de habas y varios truenos culminaron los fuegos de artificio. El terror se apoderó del vecindario y sintieron la necesidad de huir hacia La Algarrobina. Notaron una explosión cerca del cementerio y otra a 60 metros de los pupitres del Colegio. El accidente, que le cambió la vida a esta sencilla pedanía cuevana, se pudo ver desde Sorbas hasta Carboneras y Guadix.
Aún no había tomado tierra el Capitán Buchanan, con su asiento pegado a las nalgas, cuando varios vecinos llegaron para socorrerle y envolverlo en una manta aterido de frío. En la camioneta del hijo del alcalde lo trasladaron al hospital de Vera donde lo curó el médico don Jacinto González.
Aparecieron también, de los primeros, por esa tierra de tomateras que aparecía sembrada de quincalla, el cura Navarrete hablando del milagro de San Antón, el Capitán Calín, el diplomático Rafael Lorente, el arquitecto barbudo Roberto Puig, que estuvo manipulando una de las bombas, y el secretario judicial, Esteban Carrillo que ordenó el levantamiento de los cadáveres.
En esos instantes, los pescadores de Aguilas Paco Simó, Bartolo Roldán y Alfonset, conseguían rescatar de las aguas a tres tripulantes más.
El sol continuaba en su sitio, las gallinas seguían triscando en el corral de Sabiote y los 1.500 habitantes de Palomares, una pedanía sin agua potable, con un solo teléfono público y un cine llamado Capri, trataba de seguir adelante. Del amasijo de restos de los aviones, los vecinos y la Guardia Civil consiguieron rescatar los cadáveres que fueron envueltos en mantas y trasladados a la capilla. Pequeños y mayores jugaban entre una montaña de amasijos, entre alerones y trenes de aterrizaje, observando el cráter que había abierto el artefacto nuclear. Unos y otros manipularon las bombas H sin miedo ni precaución.
La pareja de aviones que repostó junto a la siniestrada envió la señal de alarma al Pentágono y se extendió por toda la España yanqui: Flecha Rota en el sudeste español. Los mandos militares estadounidenses tomaron el camino de Palomares, a través del aeropuerto de San Javier. Entraron ya de noche por la carretera de Vera. Vieron el pueblo sin luz: la metralla había cortado los cables y al dueño del bar le confiscaron una lámpara de petróleo.
Los marines instalaron el primer campamento junto al río. Por la mañana, un intenso ruido de motores despertó a lo vecinos. Llegaban caravanas de camiones militares, helicópteros y avionetas cruzaban el cielo, como si fuera el Desembarco de Normandía.
El pueblo contempló atónito aquel despliegue de fuerzas, inédito en tiempos de paz. Llegaron periodistas y curiosos, pero ya se había empezado a acordonar la zona afectada y las palabras claves era top secret y no comment.
Valle de lágrimas
Empezaron a encalar las fachadas de las casas y a quemar la ropa y se prohibió consumir los restos de la cosecha, ni siquiera podían utilizar el pienso para los animales. Los americanos parecían dispuestos a pagar lo que fuese por suspender las tareas agrícolas y pesqueras. Hasta el domingo no apareció el Gobernador Gutiérrez Egea a quien los vecinos les reclamaron compensaciones por la cebada, por los tomates perdidos, por lechugas y pastos.
Empezó así el valle de lágrimas del vecindario por un suceso del que ninguna culpa tenían. Los pescadores de Villaricos, a los 15 días de no poder botar las barcas, hicieron un motín y amenazaron con quemar el campamento Wilson si no recibían un dinero urgente para comer. Al poco hubo reparto de alimentos de los americanos en la Plaza de la barriada cuando la gente empezaba a sentir hambre pura.
Se llevaron los hombres de Wilson 1.7000 toneladas de tierra radioactiva vía Cartagena para enterrarla en Carolina del Sur. “Ya está resuelto el problema”, exclamaron, ignorantes del estigma que dejaban del que hoy se cumplen 50 años justos.
El día que Almería pudo llegar a ser borrada de todos los mapas
El accidente de dos aviones con cuatro bombas que cambió la historia de una humilde aldea
17/01/2016 Manuel León
Los americanos desplegaron un contigente de más de 800 hombres en Palomares para labores de limpieza y regeración de tierra. La Voz.
Usted, lector, si tiene menos de 50 años, podría no haber venido al mundo, no haber nacido, sus padres habrían muerto contaminados, como todos los padres de esta provincia y comarcas contiguas, hasta un radio de más de 300 kilómetros, según un informe desclasificado de la Agencia Americana de la Energía (DOE).
Si hubieran detonado las cuatro bombas H de 6 megatones que cayeron desde el cielo de Palomares, 75 veces más potentes que las atómicas de Hiroshima y Nagasaki, hace justo hoy medio siglo, Almería entera hubiera sido barrida del mapa como en la apocalíptica película Armageddon de Bruce Willis.
La pobre Almería, la penúltima provincia de España en renta en esas fechas, se habría convertido en un cementerio nuclear, un territorio lunar barrido por la radioactividad, sellado por el plutonio y con cientos de miles de personas alopécicas, con huesos y sangre envenenados por la por la inevitable nube radioactiva.
El milagro de San Antón
Todo eso hubiera ocurrido a las 10.22 de la mañana del lunes 17 de enero de 1966, en la que en Cuevas, la Hermandad de San Antón celebraba el sermón y la convidá con habas y tocino, en Palomares, don Pedro, el maestro, enseñaba aritmética a sus alumnos, en Garrucha, los pescadores calaban los palangres y en Carboneras, Eddie Fowlie, el amigo del cineasta David Lean, se encaramaba a una montaña, como en una premonición, para capturar la única imagen que se conserva de la bola de fuego en el aire, en el instante mismo del choque de los aviones.
Unos segundos antes, el superbombardero gigante norteamericano capitaneado por Wendorff, se había aproximado al avión cisterna para repostar queroseno a más de 9.000 metros de altitud encima del cauce seco -como una calavera versaba Sotomayor- del río Almanzora.
Al lado, otra pareja de avión cisterna y B-52 estaban a punto de finalizar la labor de acopio de combustible y fueron los que informaron del fatal accidente de los aparatos siniestrados. La operación tenía que ser rápida y sencilla, pero algo falló, los aparatos chocaron sobre el golfo de Vera, el cielo se incendió como en un bíblico apocalipsis y ya nada en esa humilde aldea española, almeriense, cuevana, volvió a ser igual.
Apocalipsis bíblico
Murieron calcinados siete tripulantes, tres se salvaron al caer en paracaídas al mar y otro al ser socorrido en tierra.
No detonaron los espolones atómicos porque no iban activados, aunque si armados, pero dos de ellos se resquebrajaron en la caída, explosionó la carga de dinamita exterior y se liberaron hasta diez kilos del fatídico plutonio, que con el tiempo se ha empezado a degradar en americio radioactivo.
Otra bomba sucumbió intacta en paracaídas sobre el lecho del río y un cuarta fue rescatada 80 días más tarde -como la vuelta al mundo de Fog- tras un hercúleo despliegue naval, en una sima marítima a varias millas de la costa.
No ocurrió la hecatambe nuclear, Almería siguió siendo Almería, porque no hubo explosión en cadena en el cinturón de protección del núcleo de las dos bombas rajadas, una posibilidad remota pero no imposible, según Randall Maydew, asesor de la Sandia Corporation, la mayor institución americana en investigación de armamento nuclear, que visitó la zona en esos cruciales días del accidente.
Fue milagroso que ningún habitante, ninguna vivienda de la pedanía, resultase afectada por esa lluvia de fuego, bombas, fuselajes, queroseno, motores y trenes de aterrizaje que se asemejó al fin del mundo. Un ala de avión se precipitó sobre el huerto de Antonio Sabiote, la niña Antonia Flores, que luego fue alcaldesa, se escondió aterrada en su casa junto a la que se desplomó uno de los proyectiles.
La tasca de Mula y la taberna de Montoya no sufrieron desperfectos, pero una vaca que se encontraba descansando, del soponcio de la explosión, dejó de dar leche y falleció.
El cielo azul se cubrió de humo y empezaron a llover trozos de acero sobre Palomares iluminados por el chorro de combustible incandescente. Explosiones y más explosiones, y la gente corriendo y aullando de miedo como si se tratase de un cataclismo en una mañana que se prometía tan apacible como la jornada laboral de un caracol.
Los primeros en llegar
Las llamas se extendieron por algunos bancales de habas y varios truenos culminaron los fuegos de artificio. El terror se apoderó del vecindario y sintieron la necesidad de huir hacia La Algarrobina. Notaron una explosión cerca del cementerio y otra a 60 metros de los pupitres del Colegio. El accidente, que le cambió la vida a esta sencilla pedanía cuevana, se pudo ver desde Sorbas hasta Carboneras y Guadix.
Aún no había tomado tierra el Capitán Buchanan, con su asiento pegado a las nalgas, cuando varios vecinos llegaron para socorrerle y envolverlo en una manta aterido de frío. En la camioneta del hijo del alcalde lo trasladaron al hospital de Vera donde lo curó el médico don Jacinto González.
Aparecieron también, de los primeros, por esa tierra de tomateras que aparecía sembrada de quincalla, el cura Navarrete hablando del milagro de San Antón, el Capitán Calín, el diplomático Rafael Lorente, el arquitecto barbudo Roberto Puig, que estuvo manipulando una de las bombas, y el secretario judicial, Esteban Carrillo que ordenó el levantamiento de los cadáveres.
En esos instantes, los pescadores de Aguilas Paco Simó, Bartolo Roldán y Alfonset, conseguían rescatar de las aguas a tres tripulantes más.
El sol continuaba en su sitio, las gallinas seguían triscando en el corral de Sabiote y los 1.500 habitantes de Palomares, una pedanía sin agua potable, con un solo teléfono público y un cine llamado Capri, trataba de seguir adelante. Del amasijo de restos de los aviones, los vecinos y la Guardia Civil consiguieron rescatar los cadáveres que fueron envueltos en mantas y trasladados a la capilla. Pequeños y mayores jugaban entre una montaña de amasijos, entre alerones y trenes de aterrizaje, observando el cráter que había abierto el artefacto nuclear. Unos y otros manipularon las bombas H sin miedo ni precaución.
La pareja de aviones que repostó junto a la siniestrada envió la señal de alarma al Pentágono y se extendió por toda la España yanqui: Flecha Rota en el sudeste español. Los mandos militares estadounidenses tomaron el camino de Palomares, a través del aeropuerto de San Javier. Entraron ya de noche por la carretera de Vera. Vieron el pueblo sin luz: la metralla había cortado los cables y al dueño del bar le confiscaron una lámpara de petróleo.
Los marines instalaron el primer campamento junto al río. Por la mañana, un intenso ruido de motores despertó a lo vecinos. Llegaban caravanas de camiones militares, helicópteros y avionetas cruzaban el cielo, como si fuera el Desembarco de Normandía.
El pueblo contempló atónito aquel despliegue de fuerzas, inédito en tiempos de paz. Llegaron periodistas y curiosos, pero ya se había empezado a acordonar la zona afectada y las palabras claves era top secret y no comment.
Valle de lágrimas
Empezaron a encalar las fachadas de las casas y a quemar la ropa y se prohibió consumir los restos de la cosecha, ni siquiera podían utilizar el pienso para los animales. Los americanos parecían dispuestos a pagar lo que fuese por suspender las tareas agrícolas y pesqueras. Hasta el domingo no apareció el Gobernador Gutiérrez Egea a quien los vecinos les reclamaron compensaciones por la cebada, por los tomates perdidos, por lechugas y pastos.
Empezó así el valle de lágrimas del vecindario por un suceso del que ninguna culpa tenían. Los pescadores de Villaricos, a los 15 días de no poder botar las barcas, hicieron un motín y amenazaron con quemar el campamento Wilson si no recibían un dinero urgente para comer. Al poco hubo reparto de alimentos de los americanos en la Plaza de la barriada cuando la gente empezaba a sentir hambre pura.
Se llevaron los hombres de Wilson 1.7000 toneladas de tierra radioactiva vía Cartagena para enterrarla en Carolina del Sur. “Ya está resuelto el problema”, exclamaron, ignorantes del estigma que dejaban del que hoy se cumplen 50 años justos.
El día que Almería pudo llegar a ser borrada de todos los mapas
jueves, 14 de enero de 2016
Rocío García-Ramos reelegida secretaria de la Sociedad Española de Neurología
La almeriense Rocío García-Ramos ha sido reelegida como secretaria de la Sociedad Española de Neurología
Rocío García-Ramos, neurológa almeriense, secretaria de la Sociedad Española de Neurología. La Voz.
La almeriense Rocío García-Ramos ha sido reelegida como secretaria de la Sociedad Española de Neurología
“Al cerebro le viene muy bien el Omega 3, pero también las nueces, el café o el té verde”
14/01/2016 María Medina. La Voz.
Especialista en trastornos del movimiento, tanto por exceso como por defecto, esta almeriense confía en las nuevas líneas de investigación para frenar síntomas y mejorar la calidad de vida de sus pacientes.
Vuelve a ocupar un cargo en la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ¿qué papel desempeña esta entidad?
Es un órgano que apuesta por la formación continuada de los neurólogos a través de congresos, cursos o jornadas especializadas. Representa a estos especialistas ante cualquier administración, busca fondos y fomenta la investigación y es, en definitiva, el máximo representante de los especialistas en Neurología en España.
No es nueva en el cargo, ¿qué hará estos próximos 4 años en la SEN?
Repito como secretaria de la junta directiva, lo que implica la coordinación de las instalaciones y el personal, las reuniones de la junta, el mantenimiento, actualización y control de los libros, bases de datos y documentos. En esta ocasión, me ocuparé, también de las áreas de Historia y Cultura.
Compagina este cargo con la clínica, donde ejerce como especialista de trastornos del movimiento, ¿cuál es la patología más habitual?
La más conocida es el Parkinson que, además, es la segunda enfermedad neurológica más frecuente después del Alzheimer. Lo bueno es que ésta tiene tratamiento. Varios tipos de tratamientos para adaptar a cada paciente.
En los últimos años, se han desarrollado nuevos tratamientos y también fórmulas para retrasar el avance de la enfermedad, ¿en qué punto están ahora las líneas de investigación en neurología?
En España se investiga y son varias las líneas de investigación y estudio iniciadas. Muchas van dirigidas a frenar o evitar síntomas que preceden a la enfermedad neurológica. También son muchas las líneas de investigación relacionadas con fármacos neuroprotectores que frenan los síntomas.
A pie de calle se habla de gimnasia cerebral, ¿se puede ejercitar el cerebro para retrasar o evitar enfermedades neurológicas?
Sabemos que los hábitos saludables son buenos para retrasar las enfermedades en general, o para responder a ellas con mejor pronóstico. También está comprobado que el ejercicio físico mejora la plasticidad neuronal. Esto no va de la mano sólo del deporte como tal, sino también de cualquier estimulación cognitiva.
¿Por ejemplo?
Quienes tienen mayor reserva cognitiva, es decir, ejercitan más su cerebro y mejora su capacidad intelectual a través de lectura, conversación, escuchando la radio, haciendo crucigramas, hablando otros idiomas o estudiando varias carreras tardan más en desarrollar una patología neurológica porque su cerebro pierde neuronas de forma más lenta que quienes no ejercitan igual.
Además del ejercicio físico y la estimulación cerebral, ¿hay alguna dieta que venta mejor al cerebro?
La tradicional dieta mediterránea es saludable sobre todo en cuanto que frena o controla cualquier riesgo cardiovascular, de modo que si la patología neurológica viene asociada a este factor, este tipo de dieta será favorable. Además, sabemos que al cerebro le viene bien, por ejemplo, el Omega 3, que se puede encontrar en el pescado azul. Las nueces, el café, el té verde, el vino, siempre en consumo moderado, o las habas, son otros alimentos aliados del cerebro.
¿Tenemos los españoles una buena salud neurológica?
Sí, en cuanto que la prevalencia de las enfermedades neurológicas más comunes es similar al de otros países vecinos. Nuestros hábitos de vida tienen algo que ver en esta buena salud.
Entiendo que habla de la dieta mediterránea.
Sí. Esta dieta es buena, como digo, y conviene, por tanto, que no la abandonemos.
¿En qué fallamos?
Fallamos a la hora de abandonar lo nuestro y adoptar hábitos menos saludables como las dietas procedentes de Estados Unidos, por ejemplo, o importando hábitos sedentarios.
Para Almería, la SEN queda un poco lejos, a pesar de que haya almerienses en su junta directiva, ¿tienen pensado hacer algún congreso por aquí cerca?
(Se ríe). La verdad es que preparamos algo que será toda una sorpresa, pero no puedo adelantar nada más, de momento. Bueno, decir que será en 2017...
“Al cerebro le viene muy bien el Omega 3, pero también las nueces, el café o el té verde”
Rocío García-Ramos, neurológa almeriense, secretaria de la Sociedad Española de Neurología. La Voz.
La almeriense Rocío García-Ramos ha sido reelegida como secretaria de la Sociedad Española de Neurología
“Al cerebro le viene muy bien el Omega 3, pero también las nueces, el café o el té verde”
14/01/2016 María Medina. La Voz.
Especialista en trastornos del movimiento, tanto por exceso como por defecto, esta almeriense confía en las nuevas líneas de investigación para frenar síntomas y mejorar la calidad de vida de sus pacientes.
Vuelve a ocupar un cargo en la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ¿qué papel desempeña esta entidad?
Es un órgano que apuesta por la formación continuada de los neurólogos a través de congresos, cursos o jornadas especializadas. Representa a estos especialistas ante cualquier administración, busca fondos y fomenta la investigación y es, en definitiva, el máximo representante de los especialistas en Neurología en España.
No es nueva en el cargo, ¿qué hará estos próximos 4 años en la SEN?
Repito como secretaria de la junta directiva, lo que implica la coordinación de las instalaciones y el personal, las reuniones de la junta, el mantenimiento, actualización y control de los libros, bases de datos y documentos. En esta ocasión, me ocuparé, también de las áreas de Historia y Cultura.
Compagina este cargo con la clínica, donde ejerce como especialista de trastornos del movimiento, ¿cuál es la patología más habitual?
La más conocida es el Parkinson que, además, es la segunda enfermedad neurológica más frecuente después del Alzheimer. Lo bueno es que ésta tiene tratamiento. Varios tipos de tratamientos para adaptar a cada paciente.
En los últimos años, se han desarrollado nuevos tratamientos y también fórmulas para retrasar el avance de la enfermedad, ¿en qué punto están ahora las líneas de investigación en neurología?
En España se investiga y son varias las líneas de investigación y estudio iniciadas. Muchas van dirigidas a frenar o evitar síntomas que preceden a la enfermedad neurológica. También son muchas las líneas de investigación relacionadas con fármacos neuroprotectores que frenan los síntomas.
A pie de calle se habla de gimnasia cerebral, ¿se puede ejercitar el cerebro para retrasar o evitar enfermedades neurológicas?
Sabemos que los hábitos saludables son buenos para retrasar las enfermedades en general, o para responder a ellas con mejor pronóstico. También está comprobado que el ejercicio físico mejora la plasticidad neuronal. Esto no va de la mano sólo del deporte como tal, sino también de cualquier estimulación cognitiva.
¿Por ejemplo?
Quienes tienen mayor reserva cognitiva, es decir, ejercitan más su cerebro y mejora su capacidad intelectual a través de lectura, conversación, escuchando la radio, haciendo crucigramas, hablando otros idiomas o estudiando varias carreras tardan más en desarrollar una patología neurológica porque su cerebro pierde neuronas de forma más lenta que quienes no ejercitan igual.
Además del ejercicio físico y la estimulación cerebral, ¿hay alguna dieta que venta mejor al cerebro?
La tradicional dieta mediterránea es saludable sobre todo en cuanto que frena o controla cualquier riesgo cardiovascular, de modo que si la patología neurológica viene asociada a este factor, este tipo de dieta será favorable. Además, sabemos que al cerebro le viene bien, por ejemplo, el Omega 3, que se puede encontrar en el pescado azul. Las nueces, el café, el té verde, el vino, siempre en consumo moderado, o las habas, son otros alimentos aliados del cerebro.
¿Tenemos los españoles una buena salud neurológica?
Sí, en cuanto que la prevalencia de las enfermedades neurológicas más comunes es similar al de otros países vecinos. Nuestros hábitos de vida tienen algo que ver en esta buena salud.
Entiendo que habla de la dieta mediterránea.
Sí. Esta dieta es buena, como digo, y conviene, por tanto, que no la abandonemos.
¿En qué fallamos?
Fallamos a la hora de abandonar lo nuestro y adoptar hábitos menos saludables como las dietas procedentes de Estados Unidos, por ejemplo, o importando hábitos sedentarios.
Para Almería, la SEN queda un poco lejos, a pesar de que haya almerienses en su junta directiva, ¿tienen pensado hacer algún congreso por aquí cerca?
(Se ríe). La verdad es que preparamos algo que será toda una sorpresa, pero no puedo adelantar nada más, de momento. Bueno, decir que será en 2017...
“Al cerebro le viene muy bien el Omega 3, pero también las nueces, el café o el té verde”
lunes, 11 de enero de 2016
Almería históricamente nunca ha sido andaluza
Almería históricamente nunca ha sido andaluza | Acción por Almería
Nicolau Guillém
Vivimos en estos días en los que se celebra el día de la comunidad autónoma andaluza una euforia institucional que conmemora con diferentes actos sociales y políticos el día de Andalucía y de los andaluces. De una manera más o menos generalizada se puede leer consignas en las que se afirma taxativamente que Almería es andaluza por los cuatros costados, aludiendo razones históricas, y se recrimina con un cierto rechazo social soterrado a la persona que no se siente andaluza tal y como debería de sentirse. Es de desagradecidos no defender aquel sentimiento que aquellas instituciones que representan al colectivo almeriense, defienden. Por lo tanto sentirse andaluz y participe en los actos del día de Andalucía es el único sentimiento que puede defender un buen ciudadano de la provincia de Almería.
Sin embargo, aunque esta es la consigna política que vivimos en el presente, esto históricamente nunca fue así. No es cierto, que históricamente el suelo almeriense haya pertenecido a Andalucía. El problema que discutimos es muy complejo y muy amplio, durante años lo he estudiado y el resultado ha sido un trabajo denominado “Almería problemática de una identidad cultural histórica: ¿Levantinos o andaluces?”, aún sin publicar y del que resumiré algunas ideas bastantes esclarecedoras.
Por razones de brevedad de espacio no voy analizar el problema del andalucismo político: El Referéndum. Si Almería pertenece a la Región Andaluza en un concepto amplio de región, económica, climática, estructural, social, etc., o si pertenece a una región levantina. Tampoco voy a analizar el problema del binomio Sevilla—Andalucía, Andalucía—Sevilla, fomentado políticamente para crear una conciencia de pueblo donde esta era muy débil, a pesar de perjudicar y empobrecer la rica cultura andaluza. Tampoco vamos a analizar porque existe una intolerancia sociocultural manifestada por aquellas personas almerienses que se sienten andaluces y que no soportan que puedan existir vecinos que siendo tan almerienses como ellos se sientan levantinos y no andaluces. Esta xenofobia a lo levantino almeriense ha llegado a extremos como, “proponer modificar; alegremente, sin ningún fundamento científico y tan solo por que molesta; el nombre genérico con que se conocen los cantes flamencos almerienses.”, entre los que se encuentran los tarantos, denominados “cantes de levante” por otras denominaciones mas integradoras con Andalucía, poniendo de manifiesto una falta de respeto hacia una denominación histórica, y lo que ello representa.
Mapa de la península Ibérica en el que se puede observar la división regional del estado de Al-Ándalus en la época del emirato independiente. En el que se constata que la región de Al-Sarq llega hasta la ciudad de Al-Mariyya (Almería), y que la región de Al-Ándalus finaliza en Iliberris (Granada).
Es necesario precisar que algunas personas consideran que ese sentimiento de no andaluz, nace como consecuencia del abandono de la provincia de Almería en cuanto a inversiones e infraestructuras por parte de la Junta de Andalucía. No obstante debo precisar que es una frivolidad; que refleja un desconocimiento profundo de la realidad almeriense; el pensar que de estos hechos, como consecuencia de una rabieta, nace una sensación de frustración que en algunos almerienses llega a manifestarse en un sentimiento de levantinos, nada más ingenuo.
Para demostrarlo daremos una breve pincelada histórica explicando sobre el porqué Almería, su pueblo, su gente, su sociedad, nunca se ha considerado culturalmente andaluza; y como a su vez los andaluces no nos han considerado a los almerienses andaluces, y como nunca hemos sido parte de ninguna Andalucía histórica administrativa.
Cuando los musulmanes invadieron la península denominaron a Hispania “Al-Ándalus”, así tanto Zaragoza, Lérida o Toledo, eran “Al-Ándalus”. Dicho Estado de “Al-Ándalus” se dividió en regiones, llamándose una de ellas también “Al-Ándalus”, que estaba compuesta por los territorios más o menos de las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga y Granada, de esta última llagaban sus límites hasta Punta Entinas, Dalías, atravesando la Sierra de Gádor hacia Fiñana, Guadix, etc.. Almería, capital y el resto de la provincia pertenecía una región denominada “Al-Sarq”, que se extendía por la franja mediterránea hasta Tortosa.
Estos límites fueron heredados de la época Romana por lo tanto se mantuvieron intactos desde el S. I A.C. hasta el S. XIII, fecha en la que nació el reino musulmán de Granada.
Durante el S. XIII, los reinos de Castilla y León, ocupan el fértil valle del Guadalquivir, es decir parte de la región musulmana de “Al-Ándalus”, en concreto los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. Así, como también parte de la región de “Al-Sarq”, el reino de Murcia.
Los territorios del Estado de “Al-Ándalus” que no fueron ocupados por los cristianos se unieron en un último esfuerzo de supervivencia en un solo reino, denominado reino de Granada, formado por los restos de las regiones de “Al-Sarq” -Baza, Guadix, Almería-, y la de “Al-Ándalus” -Málaga y Granada-.
Los territorios ocupados por los castellanos-leoneses en la región de “Al-Ándalus” se denominaron, reino de “Andalucía” o reinos de “las Andalucías”, en alusión a la pluralidad de reinos que la componían (Jaén, Córdoba, Sevilla). Fueron repoblados por castellanos y leoneses -leoneses, gallegos, asturianos, y extremeños-. Esta población cristiana es el embrión de la sociedad andaluza actual, sus padres a los que debe la existencia, el ser, y el carácter.
Mapa de España y Portugal del s. XIX, donde se puede apreciar como se mantiene la división territorial entre los reinos de Andalucía y Granada
En el otro extremo los territorios ocupados de “Al-Sarq” se denominaron reino de Murcia, sufrieron un complicado proceso de conquista que requirió la intervención de la Corona de Aragón, por lo que también participaron en su repoblación de cristianos, naciendo así la cultura murciana, que después se denominara levantina, de la fusión cultural de catalanes, aragoneses, y castellanos.
Al conquistarse el reino de Granada por los Reyes Católicos, estos mantienen la denominación de reino de Granada, así como su estructura territorial y administrativa propia, sin que se una o anexione al ya existente reino de Andalucía. Dicha división fue mantenida por los reyes posteriores como se desprende de las palabras que el rey Felipe II dirige al marqués del Carpio, mediante carta de fecha de 2 de octubre de 1.571 “Marques pariente, y sabréis como algunos moriscos que se sacaron por nuestro mandato del Reyno de Granada se pusieron en algunas partes y lugares del Andaluzia”. Y pervive hasta finales del siglo pasado como demuestra toda la cartografía existente hasta bien entrado el siglo XIX.
Cuando el reino de Granada se repuebla tanto en la primera repoblación como en la segunda; después de la expulsión del reino de la totalidad de descendientes de hispano-musulmanes; se observan dos zonas de repoblación básicas. La zona occidental del reino hasta la línea Guadix-Dalias, se repuebla con andaluces; la zona oriental hasta la línea Baza‑Tabernas, con Murcianos; y la ciudad y el rio de Almería -hasta Rágol y Alboloduy- con valencianos y castellanos predominantemente.
Quedando dividido el reino de Granada en dos zonas culturales, la occidental, heredera de la cultura andaluza de los repobladores, que asumirá dicha conciencia colectiva como propia “…tiene su fuente de agua agria y concurren a tomarla de Granada y toda esta provincia y de Cádiz y otros muchos pueblos, de modo que las aguas de Lanjarón son las mas concurridas de todas las Andalucías “indicaba el párroco de esta localidad al geógrafo Tomas López, a finales del siglo XVIII, o como se dice en la misma fecha respecto del valle del Lecrín “…en este valle el fruto más abundante es el aceite produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías”.
La oriental, heredera de la cultura murciana, valenciana y castellana aportada por los repobladores, que se consideran habitantes del reino de Granada, pero no andaluces, que cristalizará en una conciencia de grupo colectiva que será semejante a la ya existente en el reino de Murcia extendiéndose por todo el sudeste desde Almería hasta Alicante. Cultura del sudeste a la que sus vecinos andaluces -granadinos y andaluces- denominaran con el gentilicio de “Levantina” porque queda al levante de ellos, y que sirve para englobar y definir aquel colectivo de individuos que hablan igual, visten igual, etc., y que pertenecen a tres reinos diferentes, el de Murcia, Valencia, y Granada. Gentilicio aplicado principalmente a sus homónimos granadinos orientales.
“Hasta para los hijos de Granada, todo aquello ofrecía novedad y hechizo; pués hay que advertir que la provincia de Almería tiene más’ de levantina y de murciana que de que de andaluza, ora en la vestimenta, tipo de lenguaje de sus indígenas, ora en la fisionomía y productos de terrenos”. Decía el ilustre andaluz vecino de Granada y natural de Guadix, D. Pedro Antonio de Alarcón en el año de 1854 a su paso por Almería en uno de sus viajes.
La conciencia colectiva almeriense-levantina, implica un sentimiento de cultura espacio delimitado con unas fronteras precisas, es decir los almerienses viven en un espacio cultural propio, definido, y distinto al andaluz que tiene una realidad espacial concreta. Queda englobada la cultura almeriense en un espacio mayor cultural compartido con bastetanos, murcianos y oriolanos, dicho espacio tiene un nombre, País de Levante o Tierras de Levante, “…por sus cordilleras por cuya falda hacia el sol saliente sigue desde esta villa y sube hacia Levante dicho camino Real que va la ciudad de Guadix y Tierras de Levante” , decía el cura párroco de Huétor Santillán en el año de 1.795, al referirse al camino que por Huétor pasaba hacia Guadix y desde aquí continuaba hacia Almería.
Los almerienses, ubicados en una de las regiones levantinas, no se encuentran en Andalucía por lo que cuando salen de su territorio y se dirigen hacia una localidad andaluza, se ven obligados a utilizar la expresión de que van hacía Andalucía, para indicar que se desplazan a un espacio cultural y administrativo en el que no están.
Así, en la respuestas elaboradas para el Censo Soler en el año de 1803 por los regidores del ayuntamiento de Almería se dice: “Los habitantes de este pueblo (Almería) suelen dejarlo en el mes de Mayo para ir a las siegas de Andalucía”. O la contestación al interrogatorio sobre las producciones naturales de la ciudad, precio y consumo del año de 1804, “Porque siendo frecuente los malos años, no hay cosecha y se ven obligados los labradores (almerienses) a vender el todo y ausentarse a trabajar a la Andalucía”. Y viceversa desde Andalucía se viene hacia Almería “…camino Real (a su paso por Gérgal) frecuentado por ser garganta de las Andalucidas (sic) para la playa y ciudad de Almería y de esta y los pueblos de un rio para dichas Andalucidas (sic): Granada y Cádiz ” indicaba el párroco de Gérgal Don Manuel Estévez y Mullor en el año de 1774 a Tomas López contestando al cuestionario que le envió para la elaboración de un diccionario geográfico.
Esta realidad levantina-almeriense es observada también por los viajeros a su paso por la ciudad, Francisco Parcerisa en su obra Recuerdos y Belleza de España, a mediados del S.XIX, comenta: “Presenta aún la ciudad (Almería), en su parte material, el risueño aspecto de todas nuestras poblaciones marítimas, limpias y aseadas, sus calles pintadas, y bien decoradas sus casas, rodeados de pórticos y animados por jardines algunas de sus plazas, más no bastan esas ligeras bellezas para suplir la vida y animación de Málaga, de la que se distingue hasta en el habla y en el traje de sus habitantes, vestidos de anchos zaragüelles y chalecos de seda labrados como los que se usan en los reinos de Murcia y Valencia’.
Segadores levantinos ataviados con sus característica indumentaria con anchos ‘zaragüeles’ de lienzo a la usanza de Almería tal y como se realizaba en las Andalucías. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Ser almeriense era igual a ser levantino, y es una forma de ser de un pueblo, un forma de sentir, que se manifiesta en todo lo cotidiano, en el vestir, en el hablar en el bailar, en el cantar, por eso todas las manifestaciones creadas por dicho colectivo eran denominadas como levantinas, y así nace la denominación de “cantes de levante” a nuestro flamenco, denominación dada por los andaluces para distinguirlo del elaborado por ellos, porque los almerienses a los ojos de los andaluces no son de Andalucía sino de Levante, y de aquí el origen del refrán popular andaluz -recogido en la obra “Los andaluces en el Refranero”- que dice: “Almería es de Levante, y no de Andalucía”.
Ya en este siglo, antropólogos de la categoría del Dr. Hoyos Sainz o de su hija Nieves de Hoyos nos clasificaban dentro de los grupos mediterráneo-levantinos y no de los andaluces. “Esta zona mediterráneo o levantina, uniforme en lo general y típico, engloba toda la región catalana, y la valenciana, más la murciana, extendida hasta ocupar casi toda la provincia de Almería, en el Oriente andaluz, más las Islas Baleares”. Nieves de Hoyos, Ornamentación de los trajes populares de España, 1953.
El mismo Dr. Hoyos apoyado posiblemente en trabajos de Aranzadi, califica a las provincias de Murcia y Almería desde un punto de vista antropológico como zonas de transición entre Andalucía y Levante y reconoce que Almería no es resueltamente andaluza, subrayando su analogía con Murcia, mayor que con sus limítrofes Albacete y Alicante, y separando a ambas como contra distintas de la zona de dolicocefalia levantina (1954).
A conclusiones parecidas llegan los trabajos sobre craneología hispana realizados por el Dr. Olóriz, Aranzadi y Hoyos Sainz en el año de 1912, donde aparecen Murcia y Almería separados de Alicante y Albacete, como provincias en que abundan las cabezas altas, estrechas, pero cortas; menos dolicomorfas en la franja litoral.
La pregunta es, por que si existen tanta evidencias documentales que afirman que no hemos sentido levantinos, en la actualidad, somos considerados administrativamente como andaluces. La respuesta es sencilla, como ya hemos indicado, la capital, la cabeza del reino, la ciudad de Granada queda dentro del ámbito cultural andaluz, se siente andaluza. El reino es considerado como una provincia, por lo que todo su territorio participará del destino de su capital. “De las varias provincias que componen nuestra España, es esta de Granada de las más saludables, amenas y fértiles, y una de las más pobladas que hay en toda la Península” Argumentaba el párroco de la Zubia D. José Le6n en el ario de 1795, cuando aún no existían las demarcaciones provinciales refiriéndose al Reino de Granada.
Se toma la parte por el todo, practicando el siguiente análisis erróneo, “si la capital se siente andaluza el reino es andaluz”. Naciendo la idea -aun en el siglo XIX no consolidada de que Andalucía estaba compuesta por los reinos o provincias de Sevilla, Jaén, Córdoba, y Granada, idea que tenía una justificación histórica en el hecho de que Granada (Iliberris) perteneció a la región musulmana de Al-Ándalus, como ya ha sido comentado. Arrastrándose hacia el mismo destino político andaluz -que en fidelidad a sus antepasados eligió libremente la ciudad de Granada- a la zona levantina del reino, a aquel extremo de la región musulmana de Al-Sarq.
Andaluz del siglo XIX ataviado con su indumentaria característica, donde se puede apreciar las diferencias con la de los almerienses. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Los mecanismos de cultura se encuentran en la ciudad de Granada, por lo que esta idea de Andalucía, se irá asentado, difundiendo y asumiendo como una realidad propia que se defenderá desde escuelas y universidades. Siendo asumida como propia desde un punto de vista académico-culto, aunque no por ello erróneo y alejado al sentir del pueblo. Como los grupos sociales que acceden antes a los conocimientos académicos son las clases altas, estas serán las primeras en aceptar que todo el reino de Granada es andaluz, propagándose esta idea desde las capas cultas de la sociedad hacia las capas inferiores.
Por lo que llegado el siglo XIX cuando nace la provincia de Almería, será considerada parte de Andalucía desde una perspectiva académica. Conviviendo almerienses que se mantienen fieles al sentir de sus antepasados defendiendo que son levantinos, con aquellos otros que asumen como propio el planteamiento que desde las instituciones y centros académicos se defiende que Almería es andaluza, porque pertenece a Andalucía, en definitiva por que la capital a la que pertenecía se sentía andaluza.
Durante el siglo XIX, nace la demarcación administrativa de las provincias, y desaparece la de los antiguos reinos medievales, y no se vuelve a crear ninguna otra demarcación administrativa aglutinadora de un conjunto de provincias que se llame Andalucía con duración temporal, hasta el año en que se crea la Comunidad Autónoma Andaluza en el año de 1980.
A pesar de lo que pudiera pensarse durante el presente siglo hay muchas manifestaciones que indican que aún quedan muchos almerienses que se siguen considerando levantinos como sus antepasados, manteniendo vivos sus rasgos culturales colectivos, que aun se pueden apreciar, como observa Celia Viñas por cartas a sus padres el año de 1943 recién llegada a Almería “Aquí en Almería son más levantinos, más tranquilos”. 0 como se puede deducir del pasodoble que dedicó a Almería el cantante granadino Carlos Cano: “Miradla parece tan sola (Almería), será que no sabe que le doy mi amor (Andalucía). Sera que mira a Barcelona (Levante) donde se le ahoga medio corazón”.
El Referéndum de la Comunidad Autónoma Andaluza es otra muestra de ello. Mientras que lo que se discutía era si la Comunidad Autónoma debía de nacer con un número mayor de competencias o con un número menor de ellas, el pueblo discutió lo que en ninguna otra provincia se hizo, si éramos andaluces, o murcianos, en que parte del territorio si y en que parte no, optando finalmente por votar un no al referéndum, en disconformidad a pertenecer a una comunidad Andaluza a la que nunca había pertenecido, no a considerar que se debía acceder a un número menor de competencias.
En la actualidad han surgido diferentes opciones culturales y políticas que han trabajado desde un aspecto publico por agrupar aquellas personas que se sentían levantinos intentando recuperar las tradiciones de la tierra. Asociaciones culturales, partidos políticos, -uno de ellos propugnando abiertamente la segregación de la provincia de Almería para formar una comunidad autónoma almeriense-, trabajando desde sensibilidades diferentes por qué no desaparezca una conciencia cultural heredada de sus padres.
La realidad es que es un tema planteado constantemente en diferentes foros de debate, lo que demuestra que no está resuelto, y que preocupa a los almerienses., Espero con lo expuesto aquí haber contribuido a esclarecer un poco este capítulo oscuro de la historia de nuestra tierra, y ayudar a conocer y a entender a la comunidad de almerienses que se sienten andaluces que aquella comunidad de también almerienses que se sienten levantinos y que no comparten sus sentimientos, no son una “colla” de traidores desagradecidos a su tierra, si no que son el testigo, la llama viva de una cultura que les fue transmitida por sus mayores y que tiene quinientos años de existencia.
Andalucía es grande, abierta a la humanidad, con una clara vocación a la universalidad, tiene que comprender y respetar a este “pueblecico levantino” nacido de aquellos que hace quinientos años apostaron por venir a vivir a esta tierra inhóspita y dura en la que nunca llueve, arriesgando sus vidas, las de sus familias y sus haciendas, y a la que sus hijos andaluces no acudieron en masa.
AUTOR Nicolau Guillem Medina
REGISTRADA EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL CON FECHA DE 20-XI-1998.
NUMERO DE PÁGINAS: 8
REALIZADO EN: Almería 18-XI- 1998
MODIFICADO EL: 28-11-1999
Almería 18 de Noviembre de 1998
Nicolau Guillem Medina es abogado
Almería históricamente nunca ha sido andaluza | Acción por Almería
Nicolau Guillém
Vivimos en estos días en los que se celebra el día de la comunidad autónoma andaluza una euforia institucional que conmemora con diferentes actos sociales y políticos el día de Andalucía y de los andaluces. De una manera más o menos generalizada se puede leer consignas en las que se afirma taxativamente que Almería es andaluza por los cuatros costados, aludiendo razones históricas, y se recrimina con un cierto rechazo social soterrado a la persona que no se siente andaluza tal y como debería de sentirse. Es de desagradecidos no defender aquel sentimiento que aquellas instituciones que representan al colectivo almeriense, defienden. Por lo tanto sentirse andaluz y participe en los actos del día de Andalucía es el único sentimiento que puede defender un buen ciudadano de la provincia de Almería.
Sin embargo, aunque esta es la consigna política que vivimos en el presente, esto históricamente nunca fue así. No es cierto, que históricamente el suelo almeriense haya pertenecido a Andalucía. El problema que discutimos es muy complejo y muy amplio, durante años lo he estudiado y el resultado ha sido un trabajo denominado “Almería problemática de una identidad cultural histórica: ¿Levantinos o andaluces?”, aún sin publicar y del que resumiré algunas ideas bastantes esclarecedoras.
Por razones de brevedad de espacio no voy analizar el problema del andalucismo político: El Referéndum. Si Almería pertenece a la Región Andaluza en un concepto amplio de región, económica, climática, estructural, social, etc., o si pertenece a una región levantina. Tampoco voy a analizar el problema del binomio Sevilla—Andalucía, Andalucía—Sevilla, fomentado políticamente para crear una conciencia de pueblo donde esta era muy débil, a pesar de perjudicar y empobrecer la rica cultura andaluza. Tampoco vamos a analizar porque existe una intolerancia sociocultural manifestada por aquellas personas almerienses que se sienten andaluces y que no soportan que puedan existir vecinos que siendo tan almerienses como ellos se sientan levantinos y no andaluces. Esta xenofobia a lo levantino almeriense ha llegado a extremos como, “proponer modificar; alegremente, sin ningún fundamento científico y tan solo por que molesta; el nombre genérico con que se conocen los cantes flamencos almerienses.”, entre los que se encuentran los tarantos, denominados “cantes de levante” por otras denominaciones mas integradoras con Andalucía, poniendo de manifiesto una falta de respeto hacia una denominación histórica, y lo que ello representa.
Mapa de la península Ibérica en el que se puede observar la división regional del estado de Al-Ándalus en la época del emirato independiente. En el que se constata que la región de Al-Sarq llega hasta la ciudad de Al-Mariyya (Almería), y que la región de Al-Ándalus finaliza en Iliberris (Granada).
Es necesario precisar que algunas personas consideran que ese sentimiento de no andaluz, nace como consecuencia del abandono de la provincia de Almería en cuanto a inversiones e infraestructuras por parte de la Junta de Andalucía. No obstante debo precisar que es una frivolidad; que refleja un desconocimiento profundo de la realidad almeriense; el pensar que de estos hechos, como consecuencia de una rabieta, nace una sensación de frustración que en algunos almerienses llega a manifestarse en un sentimiento de levantinos, nada más ingenuo.
Para demostrarlo daremos una breve pincelada histórica explicando sobre el porqué Almería, su pueblo, su gente, su sociedad, nunca se ha considerado culturalmente andaluza; y como a su vez los andaluces no nos han considerado a los almerienses andaluces, y como nunca hemos sido parte de ninguna Andalucía histórica administrativa.
Cuando los musulmanes invadieron la península denominaron a Hispania “Al-Ándalus”, así tanto Zaragoza, Lérida o Toledo, eran “Al-Ándalus”. Dicho Estado de “Al-Ándalus” se dividió en regiones, llamándose una de ellas también “Al-Ándalus”, que estaba compuesta por los territorios más o menos de las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga y Granada, de esta última llagaban sus límites hasta Punta Entinas, Dalías, atravesando la Sierra de Gádor hacia Fiñana, Guadix, etc.. Almería, capital y el resto de la provincia pertenecía una región denominada “Al-Sarq”, que se extendía por la franja mediterránea hasta Tortosa.
Estos límites fueron heredados de la época Romana por lo tanto se mantuvieron intactos desde el S. I A.C. hasta el S. XIII, fecha en la que nació el reino musulmán de Granada.
Durante el S. XIII, los reinos de Castilla y León, ocupan el fértil valle del Guadalquivir, es decir parte de la región musulmana de “Al-Ándalus”, en concreto los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. Así, como también parte de la región de “Al-Sarq”, el reino de Murcia.
Los territorios del Estado de “Al-Ándalus” que no fueron ocupados por los cristianos se unieron en un último esfuerzo de supervivencia en un solo reino, denominado reino de Granada, formado por los restos de las regiones de “Al-Sarq” -Baza, Guadix, Almería-, y la de “Al-Ándalus” -Málaga y Granada-.
Los territorios ocupados por los castellanos-leoneses en la región de “Al-Ándalus” se denominaron, reino de “Andalucía” o reinos de “las Andalucías”, en alusión a la pluralidad de reinos que la componían (Jaén, Córdoba, Sevilla). Fueron repoblados por castellanos y leoneses -leoneses, gallegos, asturianos, y extremeños-. Esta población cristiana es el embrión de la sociedad andaluza actual, sus padres a los que debe la existencia, el ser, y el carácter.
Mapa de España y Portugal del s. XIX, donde se puede apreciar como se mantiene la división territorial entre los reinos de Andalucía y Granada
En el otro extremo los territorios ocupados de “Al-Sarq” se denominaron reino de Murcia, sufrieron un complicado proceso de conquista que requirió la intervención de la Corona de Aragón, por lo que también participaron en su repoblación de cristianos, naciendo así la cultura murciana, que después se denominara levantina, de la fusión cultural de catalanes, aragoneses, y castellanos.
Al conquistarse el reino de Granada por los Reyes Católicos, estos mantienen la denominación de reino de Granada, así como su estructura territorial y administrativa propia, sin que se una o anexione al ya existente reino de Andalucía. Dicha división fue mantenida por los reyes posteriores como se desprende de las palabras que el rey Felipe II dirige al marqués del Carpio, mediante carta de fecha de 2 de octubre de 1.571 “Marques pariente, y sabréis como algunos moriscos que se sacaron por nuestro mandato del Reyno de Granada se pusieron en algunas partes y lugares del Andaluzia”. Y pervive hasta finales del siglo pasado como demuestra toda la cartografía existente hasta bien entrado el siglo XIX.
Cuando el reino de Granada se repuebla tanto en la primera repoblación como en la segunda; después de la expulsión del reino de la totalidad de descendientes de hispano-musulmanes; se observan dos zonas de repoblación básicas. La zona occidental del reino hasta la línea Guadix-Dalias, se repuebla con andaluces; la zona oriental hasta la línea Baza‑Tabernas, con Murcianos; y la ciudad y el rio de Almería -hasta Rágol y Alboloduy- con valencianos y castellanos predominantemente.
Quedando dividido el reino de Granada en dos zonas culturales, la occidental, heredera de la cultura andaluza de los repobladores, que asumirá dicha conciencia colectiva como propia “…tiene su fuente de agua agria y concurren a tomarla de Granada y toda esta provincia y de Cádiz y otros muchos pueblos, de modo que las aguas de Lanjarón son las mas concurridas de todas las Andalucías “indicaba el párroco de esta localidad al geógrafo Tomas López, a finales del siglo XVIII, o como se dice en la misma fecha respecto del valle del Lecrín “…en este valle el fruto más abundante es el aceite produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías”.
La oriental, heredera de la cultura murciana, valenciana y castellana aportada por los repobladores, que se consideran habitantes del reino de Granada, pero no andaluces, que cristalizará en una conciencia de grupo colectiva que será semejante a la ya existente en el reino de Murcia extendiéndose por todo el sudeste desde Almería hasta Alicante. Cultura del sudeste a la que sus vecinos andaluces -granadinos y andaluces- denominaran con el gentilicio de “Levantina” porque queda al levante de ellos, y que sirve para englobar y definir aquel colectivo de individuos que hablan igual, visten igual, etc., y que pertenecen a tres reinos diferentes, el de Murcia, Valencia, y Granada. Gentilicio aplicado principalmente a sus homónimos granadinos orientales.
“Hasta para los hijos de Granada, todo aquello ofrecía novedad y hechizo; pués hay que advertir que la provincia de Almería tiene más’ de levantina y de murciana que de que de andaluza, ora en la vestimenta, tipo de lenguaje de sus indígenas, ora en la fisionomía y productos de terrenos”. Decía el ilustre andaluz vecino de Granada y natural de Guadix, D. Pedro Antonio de Alarcón en el año de 1854 a su paso por Almería en uno de sus viajes.
La conciencia colectiva almeriense-levantina, implica un sentimiento de cultura espacio delimitado con unas fronteras precisas, es decir los almerienses viven en un espacio cultural propio, definido, y distinto al andaluz que tiene una realidad espacial concreta. Queda englobada la cultura almeriense en un espacio mayor cultural compartido con bastetanos, murcianos y oriolanos, dicho espacio tiene un nombre, País de Levante o Tierras de Levante, “…por sus cordilleras por cuya falda hacia el sol saliente sigue desde esta villa y sube hacia Levante dicho camino Real que va la ciudad de Guadix y Tierras de Levante” , decía el cura párroco de Huétor Santillán en el año de 1.795, al referirse al camino que por Huétor pasaba hacia Guadix y desde aquí continuaba hacia Almería.
Los almerienses, ubicados en una de las regiones levantinas, no se encuentran en Andalucía por lo que cuando salen de su territorio y se dirigen hacia una localidad andaluza, se ven obligados a utilizar la expresión de que van hacía Andalucía, para indicar que se desplazan a un espacio cultural y administrativo en el que no están.
Así, en la respuestas elaboradas para el Censo Soler en el año de 1803 por los regidores del ayuntamiento de Almería se dice: “Los habitantes de este pueblo (Almería) suelen dejarlo en el mes de Mayo para ir a las siegas de Andalucía”. O la contestación al interrogatorio sobre las producciones naturales de la ciudad, precio y consumo del año de 1804, “Porque siendo frecuente los malos años, no hay cosecha y se ven obligados los labradores (almerienses) a vender el todo y ausentarse a trabajar a la Andalucía”. Y viceversa desde Andalucía se viene hacia Almería “…camino Real (a su paso por Gérgal) frecuentado por ser garganta de las Andalucidas (sic) para la playa y ciudad de Almería y de esta y los pueblos de un rio para dichas Andalucidas (sic): Granada y Cádiz ” indicaba el párroco de Gérgal Don Manuel Estévez y Mullor en el año de 1774 a Tomas López contestando al cuestionario que le envió para la elaboración de un diccionario geográfico.
Esta realidad levantina-almeriense es observada también por los viajeros a su paso por la ciudad, Francisco Parcerisa en su obra Recuerdos y Belleza de España, a mediados del S.XIX, comenta: “Presenta aún la ciudad (Almería), en su parte material, el risueño aspecto de todas nuestras poblaciones marítimas, limpias y aseadas, sus calles pintadas, y bien decoradas sus casas, rodeados de pórticos y animados por jardines algunas de sus plazas, más no bastan esas ligeras bellezas para suplir la vida y animación de Málaga, de la que se distingue hasta en el habla y en el traje de sus habitantes, vestidos de anchos zaragüelles y chalecos de seda labrados como los que se usan en los reinos de Murcia y Valencia’.
Segadores levantinos ataviados con sus característica indumentaria con anchos ‘zaragüeles’ de lienzo a la usanza de Almería tal y como se realizaba en las Andalucías. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Ser almeriense era igual a ser levantino, y es una forma de ser de un pueblo, un forma de sentir, que se manifiesta en todo lo cotidiano, en el vestir, en el hablar en el bailar, en el cantar, por eso todas las manifestaciones creadas por dicho colectivo eran denominadas como levantinas, y así nace la denominación de “cantes de levante” a nuestro flamenco, denominación dada por los andaluces para distinguirlo del elaborado por ellos, porque los almerienses a los ojos de los andaluces no son de Andalucía sino de Levante, y de aquí el origen del refrán popular andaluz -recogido en la obra “Los andaluces en el Refranero”- que dice: “Almería es de Levante, y no de Andalucía”.
Ya en este siglo, antropólogos de la categoría del Dr. Hoyos Sainz o de su hija Nieves de Hoyos nos clasificaban dentro de los grupos mediterráneo-levantinos y no de los andaluces. “Esta zona mediterráneo o levantina, uniforme en lo general y típico, engloba toda la región catalana, y la valenciana, más la murciana, extendida hasta ocupar casi toda la provincia de Almería, en el Oriente andaluz, más las Islas Baleares”. Nieves de Hoyos, Ornamentación de los trajes populares de España, 1953.
El mismo Dr. Hoyos apoyado posiblemente en trabajos de Aranzadi, califica a las provincias de Murcia y Almería desde un punto de vista antropológico como zonas de transición entre Andalucía y Levante y reconoce que Almería no es resueltamente andaluza, subrayando su analogía con Murcia, mayor que con sus limítrofes Albacete y Alicante, y separando a ambas como contra distintas de la zona de dolicocefalia levantina (1954).
A conclusiones parecidas llegan los trabajos sobre craneología hispana realizados por el Dr. Olóriz, Aranzadi y Hoyos Sainz en el año de 1912, donde aparecen Murcia y Almería separados de Alicante y Albacete, como provincias en que abundan las cabezas altas, estrechas, pero cortas; menos dolicomorfas en la franja litoral.
La pregunta es, por que si existen tanta evidencias documentales que afirman que no hemos sentido levantinos, en la actualidad, somos considerados administrativamente como andaluces. La respuesta es sencilla, como ya hemos indicado, la capital, la cabeza del reino, la ciudad de Granada queda dentro del ámbito cultural andaluz, se siente andaluza. El reino es considerado como una provincia, por lo que todo su territorio participará del destino de su capital. “De las varias provincias que componen nuestra España, es esta de Granada de las más saludables, amenas y fértiles, y una de las más pobladas que hay en toda la Península” Argumentaba el párroco de la Zubia D. José Le6n en el ario de 1795, cuando aún no existían las demarcaciones provinciales refiriéndose al Reino de Granada.
Se toma la parte por el todo, practicando el siguiente análisis erróneo, “si la capital se siente andaluza el reino es andaluz”. Naciendo la idea -aun en el siglo XIX no consolidada de que Andalucía estaba compuesta por los reinos o provincias de Sevilla, Jaén, Córdoba, y Granada, idea que tenía una justificación histórica en el hecho de que Granada (Iliberris) perteneció a la región musulmana de Al-Ándalus, como ya ha sido comentado. Arrastrándose hacia el mismo destino político andaluz -que en fidelidad a sus antepasados eligió libremente la ciudad de Granada- a la zona levantina del reino, a aquel extremo de la región musulmana de Al-Sarq.
Andaluz del siglo XIX ataviado con su indumentaria característica, donde se puede apreciar las diferencias con la de los almerienses. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Los mecanismos de cultura se encuentran en la ciudad de Granada, por lo que esta idea de Andalucía, se irá asentado, difundiendo y asumiendo como una realidad propia que se defenderá desde escuelas y universidades. Siendo asumida como propia desde un punto de vista académico-culto, aunque no por ello erróneo y alejado al sentir del pueblo. Como los grupos sociales que acceden antes a los conocimientos académicos son las clases altas, estas serán las primeras en aceptar que todo el reino de Granada es andaluz, propagándose esta idea desde las capas cultas de la sociedad hacia las capas inferiores.
Por lo que llegado el siglo XIX cuando nace la provincia de Almería, será considerada parte de Andalucía desde una perspectiva académica. Conviviendo almerienses que se mantienen fieles al sentir de sus antepasados defendiendo que son levantinos, con aquellos otros que asumen como propio el planteamiento que desde las instituciones y centros académicos se defiende que Almería es andaluza, porque pertenece a Andalucía, en definitiva por que la capital a la que pertenecía se sentía andaluza.
Durante el siglo XIX, nace la demarcación administrativa de las provincias, y desaparece la de los antiguos reinos medievales, y no se vuelve a crear ninguna otra demarcación administrativa aglutinadora de un conjunto de provincias que se llame Andalucía con duración temporal, hasta el año en que se crea la Comunidad Autónoma Andaluza en el año de 1980.
A pesar de lo que pudiera pensarse durante el presente siglo hay muchas manifestaciones que indican que aún quedan muchos almerienses que se siguen considerando levantinos como sus antepasados, manteniendo vivos sus rasgos culturales colectivos, que aun se pueden apreciar, como observa Celia Viñas por cartas a sus padres el año de 1943 recién llegada a Almería “Aquí en Almería son más levantinos, más tranquilos”. 0 como se puede deducir del pasodoble que dedicó a Almería el cantante granadino Carlos Cano: “Miradla parece tan sola (Almería), será que no sabe que le doy mi amor (Andalucía). Sera que mira a Barcelona (Levante) donde se le ahoga medio corazón”.
El Referéndum de la Comunidad Autónoma Andaluza es otra muestra de ello. Mientras que lo que se discutía era si la Comunidad Autónoma debía de nacer con un número mayor de competencias o con un número menor de ellas, el pueblo discutió lo que en ninguna otra provincia se hizo, si éramos andaluces, o murcianos, en que parte del territorio si y en que parte no, optando finalmente por votar un no al referéndum, en disconformidad a pertenecer a una comunidad Andaluza a la que nunca había pertenecido, no a considerar que se debía acceder a un número menor de competencias.
En la actualidad han surgido diferentes opciones culturales y políticas que han trabajado desde un aspecto publico por agrupar aquellas personas que se sentían levantinos intentando recuperar las tradiciones de la tierra. Asociaciones culturales, partidos políticos, -uno de ellos propugnando abiertamente la segregación de la provincia de Almería para formar una comunidad autónoma almeriense-, trabajando desde sensibilidades diferentes por qué no desaparezca una conciencia cultural heredada de sus padres.
La realidad es que es un tema planteado constantemente en diferentes foros de debate, lo que demuestra que no está resuelto, y que preocupa a los almerienses., Espero con lo expuesto aquí haber contribuido a esclarecer un poco este capítulo oscuro de la historia de nuestra tierra, y ayudar a conocer y a entender a la comunidad de almerienses que se sienten andaluces que aquella comunidad de también almerienses que se sienten levantinos y que no comparten sus sentimientos, no son una “colla” de traidores desagradecidos a su tierra, si no que son el testigo, la llama viva de una cultura que les fue transmitida por sus mayores y que tiene quinientos años de existencia.
Andalucía es grande, abierta a la humanidad, con una clara vocación a la universalidad, tiene que comprender y respetar a este “pueblecico levantino” nacido de aquellos que hace quinientos años apostaron por venir a vivir a esta tierra inhóspita y dura en la que nunca llueve, arriesgando sus vidas, las de sus familias y sus haciendas, y a la que sus hijos andaluces no acudieron en masa.
AUTOR Nicolau Guillem Medina
REGISTRADA EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL CON FECHA DE 20-XI-1998.
NUMERO DE PÁGINAS: 8
REALIZADO EN: Almería 18-XI- 1998
MODIFICADO EL: 28-11-1999
Almería 18 de Noviembre de 1998
Nicolau Guillem Medina es abogado
Almería históricamente nunca ha sido andaluza | Acción por Almería
domingo, 3 de enero de 2016
¿Por qué vacunarse de antineumococo?
¿Por qué vacunarse de antineumococo?
La vacuna anti-neumocócica proporciona protección frente a 13 serotipos de S. pneumoniae
03/01/2016 La Voz de Almería
La Voz.
La enfermedad por Streptococo pneumoniae o neumococo constituye una causa importante de morbilidad y mortalidad en el mundo, 1,6 millones de muertes anuales, siendo la enfermedad prevenible por vacunas que más mortalidad causa. En España, S.pneumoniae es el agente patógeno más frecuentemente identificado en la neumonía adquirida en la comunidad (NAC), entre 2003-2007, ocasionó un total de 75.932 muertes en adultos de 50 años o más.
La incidencia de NAC en nuestro país se estima en 14 casos por 1000 personas en mayores de 65 años y aumenta con la edad, constituyendo una importante carga socio sanitaria, pues hasta un 75% de los casos requiere ingreso hospitalario.
Además de la edad, se ha descrito que determinadas condiciones y enfermedades concomitantes subyacentes aumentan el riesgo de enfermedad neumocócia invasiva y su evolución, tales como la enfermedad renal, hepática, diabetes mellitus, enfermedad respiratoria y cardiovascular crónica y los pacientes inmunodeprimidos.
La vacuna anti-neumocócica conjugada 13valente proporciona protección frente a l 13 serotipos de S. pneumoniae que son los responsables de, al menos, el 50-76% de los casos de enfermedad neumocócia invasiva en adultos de 50 años de edad o mayores. La vacuna conjugada puede emplearse en cualquier edad a partir de las 6 semanas de vida, genera memoria inmunitaria y una respuesta inmunitaria más potente que la vacuna polisacárida, que tampoco actúa sobre la colonización nasofaríngea. El uso de la vacuna conjugada en niños pequeños desde Junio de 2010 ha generado un gran impacto en nuestro país, reduciendo la tasa de incidencia de hospitalizaciones por enfermedad neumocócica invasiva en más del 55%. Por lo que en 2013 la Agencia Europea del Medicamento amplía la indicación de vacunación a cualquier adulto de 18 años en adelante perteneciente a algún grupo de riesgo de pertenecer enfermedad neumocócica invasiva, corroborado en España por un consenso entre las 16 Sociedades Científicas más importantes.
Hospital Mediterráneo es Centro de Vacunación Oficial y desde el Servicio de Medicina Interna y Urgencias recomendamos la vacunación antineumocócica a adultos con diabetes mellitus, enfermedad pulmonar crónica o cardiopatía, factores de riesgo para desarrollar la enfermedad neumocócia invasiva. Estamos haciendo un estudio sobre el impacto de la recomendación de la vacuna por parte del personal sanitario y la incidencia de enfermedad neumocócica invasiva comparando 2 cohortes de pacientes, vacunados y no vacunados.
¿Por qué vacunarse de antineumococo?
La vacuna anti-neumocócica proporciona protección frente a 13 serotipos de S. pneumoniae
03/01/2016 La Voz de Almería
La Voz.
La enfermedad por Streptococo pneumoniae o neumococo constituye una causa importante de morbilidad y mortalidad en el mundo, 1,6 millones de muertes anuales, siendo la enfermedad prevenible por vacunas que más mortalidad causa. En España, S.pneumoniae es el agente patógeno más frecuentemente identificado en la neumonía adquirida en la comunidad (NAC), entre 2003-2007, ocasionó un total de 75.932 muertes en adultos de 50 años o más.
La incidencia de NAC en nuestro país se estima en 14 casos por 1000 personas en mayores de 65 años y aumenta con la edad, constituyendo una importante carga socio sanitaria, pues hasta un 75% de los casos requiere ingreso hospitalario.
Además de la edad, se ha descrito que determinadas condiciones y enfermedades concomitantes subyacentes aumentan el riesgo de enfermedad neumocócia invasiva y su evolución, tales como la enfermedad renal, hepática, diabetes mellitus, enfermedad respiratoria y cardiovascular crónica y los pacientes inmunodeprimidos.
La vacuna anti-neumocócica conjugada 13valente proporciona protección frente a l 13 serotipos de S. pneumoniae que son los responsables de, al menos, el 50-76% de los casos de enfermedad neumocócia invasiva en adultos de 50 años de edad o mayores. La vacuna conjugada puede emplearse en cualquier edad a partir de las 6 semanas de vida, genera memoria inmunitaria y una respuesta inmunitaria más potente que la vacuna polisacárida, que tampoco actúa sobre la colonización nasofaríngea. El uso de la vacuna conjugada en niños pequeños desde Junio de 2010 ha generado un gran impacto en nuestro país, reduciendo la tasa de incidencia de hospitalizaciones por enfermedad neumocócica invasiva en más del 55%. Por lo que en 2013 la Agencia Europea del Medicamento amplía la indicación de vacunación a cualquier adulto de 18 años en adelante perteneciente a algún grupo de riesgo de pertenecer enfermedad neumocócica invasiva, corroborado en España por un consenso entre las 16 Sociedades Científicas más importantes.
Hospital Mediterráneo es Centro de Vacunación Oficial y desde el Servicio de Medicina Interna y Urgencias recomendamos la vacunación antineumocócica a adultos con diabetes mellitus, enfermedad pulmonar crónica o cardiopatía, factores de riesgo para desarrollar la enfermedad neumocócia invasiva. Estamos haciendo un estudio sobre el impacto de la recomendación de la vacuna por parte del personal sanitario y la incidencia de enfermedad neumocócica invasiva comparando 2 cohortes de pacientes, vacunados y no vacunados.
¿Por qué vacunarse de antineumococo?
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