Almería históricamente nunca ha sido andaluza | Acción por Almería
Nicolau Guillém
Vivimos en estos días en los que se celebra el día de la comunidad autónoma andaluza una euforia institucional que conmemora con diferentes actos sociales y políticos el día de Andalucía y de los andaluces. De una manera más o menos generalizada se puede leer consignas en las que se afirma taxativamente que Almería es andaluza por los cuatros costados, aludiendo razones históricas, y se recrimina con un cierto rechazo social soterrado a la persona que no se siente andaluza tal y como debería de sentirse. Es de desagradecidos no defender aquel sentimiento que aquellas instituciones que representan al colectivo almeriense, defienden. Por lo tanto sentirse andaluz y participe en los actos del día de Andalucía es el único sentimiento que puede defender un buen ciudadano de la provincia de Almería.
Sin embargo, aunque esta es la consigna política que vivimos en el presente, esto históricamente nunca fue así. No es cierto, que históricamente el suelo almeriense haya pertenecido a Andalucía. El problema que discutimos es muy complejo y muy amplio, durante años lo he estudiado y el resultado ha sido un trabajo denominado “Almería problemática de una identidad cultural histórica: ¿Levantinos o andaluces?”, aún sin publicar y del que resumiré algunas ideas bastantes esclarecedoras.
Por razones de brevedad de espacio no voy analizar el problema del andalucismo político: El Referéndum. Si Almería pertenece a la Región Andaluza en un concepto amplio de región, económica, climática, estructural, social, etc., o si pertenece a una región levantina. Tampoco voy a analizar el problema del binomio Sevilla—Andalucía, Andalucía—Sevilla, fomentado políticamente para crear una conciencia de pueblo donde esta era muy débil, a pesar de perjudicar y empobrecer la rica cultura andaluza. Tampoco vamos a analizar porque existe una intolerancia sociocultural manifestada por aquellas personas almerienses que se sienten andaluces y que no soportan que puedan existir vecinos que siendo tan almerienses como ellos se sientan levantinos y no andaluces. Esta xenofobia a lo levantino almeriense ha llegado a extremos como, “proponer modificar; alegremente, sin ningún fundamento científico y tan solo por que molesta; el nombre genérico con que se conocen los cantes flamencos almerienses.”, entre los que se encuentran los tarantos, denominados “cantes de levante” por otras denominaciones mas integradoras con Andalucía, poniendo de manifiesto una falta de respeto hacia una denominación histórica, y lo que ello representa.
Mapa de la península Ibérica en el que se puede observar la división regional del estado de Al-Ándalus en la época del emirato independiente. En el que se constata que la región de Al-Sarq llega hasta la ciudad de Al-Mariyya (Almería), y que la región de Al-Ándalus finaliza en Iliberris (Granada).
Es necesario precisar que algunas personas consideran que ese sentimiento de no andaluz, nace como consecuencia del abandono de la provincia de Almería en cuanto a inversiones e infraestructuras por parte de la Junta de Andalucía. No obstante debo precisar que es una frivolidad; que refleja un desconocimiento profundo de la realidad almeriense; el pensar que de estos hechos, como consecuencia de una rabieta, nace una sensación de frustración que en algunos almerienses llega a manifestarse en un sentimiento de levantinos, nada más ingenuo.
Para demostrarlo daremos una breve pincelada histórica explicando sobre el porqué Almería, su pueblo, su gente, su sociedad, nunca se ha considerado culturalmente andaluza; y como a su vez los andaluces no nos han considerado a los almerienses andaluces, y como nunca hemos sido parte de ninguna Andalucía histórica administrativa.
Cuando los musulmanes invadieron la península denominaron a Hispania “Al-Ándalus”, así tanto Zaragoza, Lérida o Toledo, eran “Al-Ándalus”. Dicho Estado de “Al-Ándalus” se dividió en regiones, llamándose una de ellas también “Al-Ándalus”, que estaba compuesta por los territorios más o menos de las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga y Granada, de esta última llagaban sus límites hasta Punta Entinas, Dalías, atravesando la Sierra de Gádor hacia Fiñana, Guadix, etc.. Almería, capital y el resto de la provincia pertenecía una región denominada “Al-Sarq”, que se extendía por la franja mediterránea hasta Tortosa.
Estos límites fueron heredados de la época Romana por lo tanto se mantuvieron intactos desde el S. I A.C. hasta el S. XIII, fecha en la que nació el reino musulmán de Granada.
Durante el S. XIII, los reinos de Castilla y León, ocupan el fértil valle del Guadalquivir, es decir parte de la región musulmana de “Al-Ándalus”, en concreto los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. Así, como también parte de la región de “Al-Sarq”, el reino de Murcia.
Los territorios del Estado de “Al-Ándalus” que no fueron ocupados por los cristianos se unieron en un último esfuerzo de supervivencia en un solo reino, denominado reino de Granada, formado por los restos de las regiones de “Al-Sarq” -Baza, Guadix, Almería-, y la de “Al-Ándalus” -Málaga y Granada-.
Los territorios ocupados por los castellanos-leoneses en la región de “Al-Ándalus” se denominaron, reino de “Andalucía” o reinos de “las Andalucías”, en alusión a la pluralidad de reinos que la componían (Jaén, Córdoba, Sevilla). Fueron repoblados por castellanos y leoneses -leoneses, gallegos, asturianos, y extremeños-. Esta población cristiana es el embrión de la sociedad andaluza actual, sus padres a los que debe la existencia, el ser, y el carácter.
Mapa de España y Portugal del s. XIX, donde se puede apreciar como se mantiene la división territorial entre los reinos de Andalucía y Granada
En el otro extremo los territorios ocupados de “Al-Sarq” se denominaron reino de Murcia, sufrieron un complicado proceso de conquista que requirió la intervención de la Corona de Aragón, por lo que también participaron en su repoblación de cristianos, naciendo así la cultura murciana, que después se denominara levantina, de la fusión cultural de catalanes, aragoneses, y castellanos.
Al conquistarse el reino de Granada por los Reyes Católicos, estos mantienen la denominación de reino de Granada, así como su estructura territorial y administrativa propia, sin que se una o anexione al ya existente reino de Andalucía. Dicha división fue mantenida por los reyes posteriores como se desprende de las palabras que el rey Felipe II dirige al marqués del Carpio, mediante carta de fecha de 2 de octubre de 1.571 “Marques pariente, y sabréis como algunos moriscos que se sacaron por nuestro mandato del Reyno de Granada se pusieron en algunas partes y lugares del Andaluzia”. Y pervive hasta finales del siglo pasado como demuestra toda la cartografía existente hasta bien entrado el siglo XIX.
Cuando el reino de Granada se repuebla tanto en la primera repoblación como en la segunda; después de la expulsión del reino de la totalidad de descendientes de hispano-musulmanes; se observan dos zonas de repoblación básicas. La zona occidental del reino hasta la línea Guadix-Dalias, se repuebla con andaluces; la zona oriental hasta la línea Baza‑Tabernas, con Murcianos; y la ciudad y el rio de Almería -hasta Rágol y Alboloduy- con valencianos y castellanos predominantemente.
Quedando dividido el reino de Granada en dos zonas culturales, la occidental, heredera de la cultura andaluza de los repobladores, que asumirá dicha conciencia colectiva como propia “…tiene su fuente de agua agria y concurren a tomarla de Granada y toda esta provincia y de Cádiz y otros muchos pueblos, de modo que las aguas de Lanjarón son las mas concurridas de todas las Andalucías “indicaba el párroco de esta localidad al geógrafo Tomas López, a finales del siglo XVIII, o como se dice en la misma fecha respecto del valle del Lecrín “…en este valle el fruto más abundante es el aceite produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías”.
La oriental, heredera de la cultura murciana, valenciana y castellana aportada por los repobladores, que se consideran habitantes del reino de Granada, pero no andaluces, que cristalizará en una conciencia de grupo colectiva que será semejante a la ya existente en el reino de Murcia extendiéndose por todo el sudeste desde Almería hasta Alicante. Cultura del sudeste a la que sus vecinos andaluces -granadinos y andaluces- denominaran con el gentilicio de “Levantina” porque queda al levante de ellos, y que sirve para englobar y definir aquel colectivo de individuos que hablan igual, visten igual, etc., y que pertenecen a tres reinos diferentes, el de Murcia, Valencia, y Granada. Gentilicio aplicado principalmente a sus homónimos granadinos orientales.
“Hasta para los hijos de Granada, todo aquello ofrecía novedad y hechizo; pués hay que advertir que la provincia de Almería tiene más’ de levantina y de murciana que de que de andaluza, ora en la vestimenta, tipo de lenguaje de sus indígenas, ora en la fisionomía y productos de terrenos”. Decía el ilustre andaluz vecino de Granada y natural de Guadix, D. Pedro Antonio de Alarcón en el año de 1854 a su paso por Almería en uno de sus viajes.
La conciencia colectiva almeriense-levantina, implica un sentimiento de cultura espacio delimitado con unas fronteras precisas, es decir los almerienses viven en un espacio cultural propio, definido, y distinto al andaluz que tiene una realidad espacial concreta. Queda englobada la cultura almeriense en un espacio mayor cultural compartido con bastetanos, murcianos y oriolanos, dicho espacio tiene un nombre, País de Levante o Tierras de Levante, “…por sus cordilleras por cuya falda hacia el sol saliente sigue desde esta villa y sube hacia Levante dicho camino Real que va la ciudad de Guadix y Tierras de Levante” , decía el cura párroco de Huétor Santillán en el año de 1.795, al referirse al camino que por Huétor pasaba hacia Guadix y desde aquí continuaba hacia Almería.
Los almerienses, ubicados en una de las regiones levantinas, no se encuentran en Andalucía por lo que cuando salen de su territorio y se dirigen hacia una localidad andaluza, se ven obligados a utilizar la expresión de que van hacía Andalucía, para indicar que se desplazan a un espacio cultural y administrativo en el que no están.
Así, en la respuestas elaboradas para el Censo Soler en el año de 1803 por los regidores del ayuntamiento de Almería se dice: “Los habitantes de este pueblo (Almería) suelen dejarlo en el mes de Mayo para ir a las siegas de Andalucía”. O la contestación al interrogatorio sobre las producciones naturales de la ciudad, precio y consumo del año de 1804, “Porque siendo frecuente los malos años, no hay cosecha y se ven obligados los labradores (almerienses) a vender el todo y ausentarse a trabajar a la Andalucía”. Y viceversa desde Andalucía se viene hacia Almería “…camino Real (a su paso por Gérgal) frecuentado por ser garganta de las Andalucidas (sic) para la playa y ciudad de Almería y de esta y los pueblos de un rio para dichas Andalucidas (sic): Granada y Cádiz ” indicaba el párroco de Gérgal Don Manuel Estévez y Mullor en el año de 1774 a Tomas López contestando al cuestionario que le envió para la elaboración de un diccionario geográfico.
Esta realidad levantina-almeriense es observada también por los viajeros a su paso por la ciudad, Francisco Parcerisa en su obra Recuerdos y Belleza de España, a mediados del S.XIX, comenta: “Presenta aún la ciudad (Almería), en su parte material, el risueño aspecto de todas nuestras poblaciones marítimas, limpias y aseadas, sus calles pintadas, y bien decoradas sus casas, rodeados de pórticos y animados por jardines algunas de sus plazas, más no bastan esas ligeras bellezas para suplir la vida y animación de Málaga, de la que se distingue hasta en el habla y en el traje de sus habitantes, vestidos de anchos zaragüelles y chalecos de seda labrados como los que se usan en los reinos de Murcia y Valencia’.
Segadores levantinos ataviados con sus característica indumentaria con anchos ‘zaragüeles’ de lienzo a la usanza de Almería tal y como se realizaba en las Andalucías. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Ser almeriense era igual a ser levantino, y es una forma de ser de un pueblo, un forma de sentir, que se manifiesta en todo lo cotidiano, en el vestir, en el hablar en el bailar, en el cantar, por eso todas las manifestaciones creadas por dicho colectivo eran denominadas como levantinas, y así nace la denominación de “cantes de levante” a nuestro flamenco, denominación dada por los andaluces para distinguirlo del elaborado por ellos, porque los almerienses a los ojos de los andaluces no son de Andalucía sino de Levante, y de aquí el origen del refrán popular andaluz -recogido en la obra “Los andaluces en el Refranero”- que dice: “Almería es de Levante, y no de Andalucía”.
Ya en este siglo, antropólogos de la categoría del Dr. Hoyos Sainz o de su hija Nieves de Hoyos nos clasificaban dentro de los grupos mediterráneo-levantinos y no de los andaluces. “Esta zona mediterráneo o levantina, uniforme en lo general y típico, engloba toda la región catalana, y la valenciana, más la murciana, extendida hasta ocupar casi toda la provincia de Almería, en el Oriente andaluz, más las Islas Baleares”. Nieves de Hoyos, Ornamentación de los trajes populares de España, 1953.
El mismo Dr. Hoyos apoyado posiblemente en trabajos de Aranzadi, califica a las provincias de Murcia y Almería desde un punto de vista antropológico como zonas de transición entre Andalucía y Levante y reconoce que Almería no es resueltamente andaluza, subrayando su analogía con Murcia, mayor que con sus limítrofes Albacete y Alicante, y separando a ambas como contra distintas de la zona de dolicocefalia levantina (1954).
A conclusiones parecidas llegan los trabajos sobre craneología hispana realizados por el Dr. Olóriz, Aranzadi y Hoyos Sainz en el año de 1912, donde aparecen Murcia y Almería separados de Alicante y Albacete, como provincias en que abundan las cabezas altas, estrechas, pero cortas; menos dolicomorfas en la franja litoral.
La pregunta es, por que si existen tanta evidencias documentales que afirman que no hemos sentido levantinos, en la actualidad, somos considerados administrativamente como andaluces. La respuesta es sencilla, como ya hemos indicado, la capital, la cabeza del reino, la ciudad de Granada queda dentro del ámbito cultural andaluz, se siente andaluza. El reino es considerado como una provincia, por lo que todo su territorio participará del destino de su capital. “De las varias provincias que componen nuestra España, es esta de Granada de las más saludables, amenas y fértiles, y una de las más pobladas que hay en toda la Península” Argumentaba el párroco de la Zubia D. José Le6n en el ario de 1795, cuando aún no existían las demarcaciones provinciales refiriéndose al Reino de Granada.
Se toma la parte por el todo, practicando el siguiente análisis erróneo, “si la capital se siente andaluza el reino es andaluz”. Naciendo la idea -aun en el siglo XIX no consolidada de que Andalucía estaba compuesta por los reinos o provincias de Sevilla, Jaén, Córdoba, y Granada, idea que tenía una justificación histórica en el hecho de que Granada (Iliberris) perteneció a la región musulmana de Al-Ándalus, como ya ha sido comentado. Arrastrándose hacia el mismo destino político andaluz -que en fidelidad a sus antepasados eligió libremente la ciudad de Granada- a la zona levantina del reino, a aquel extremo de la región musulmana de Al-Sarq.
Andaluz del siglo XIX ataviado con su indumentaria característica, donde se puede apreciar las diferencias con la de los almerienses. Fuente: Viaje por España. Gustavo Doré
Los mecanismos de cultura se encuentran en la ciudad de Granada, por lo que esta idea de Andalucía, se irá asentado, difundiendo y asumiendo como una realidad propia que se defenderá desde escuelas y universidades. Siendo asumida como propia desde un punto de vista académico-culto, aunque no por ello erróneo y alejado al sentir del pueblo. Como los grupos sociales que acceden antes a los conocimientos académicos son las clases altas, estas serán las primeras en aceptar que todo el reino de Granada es andaluz, propagándose esta idea desde las capas cultas de la sociedad hacia las capas inferiores.
Por lo que llegado el siglo XIX cuando nace la provincia de Almería, será considerada parte de Andalucía desde una perspectiva académica. Conviviendo almerienses que se mantienen fieles al sentir de sus antepasados defendiendo que son levantinos, con aquellos otros que asumen como propio el planteamiento que desde las instituciones y centros académicos se defiende que Almería es andaluza, porque pertenece a Andalucía, en definitiva por que la capital a la que pertenecía se sentía andaluza.
Durante el siglo XIX, nace la demarcación administrativa de las provincias, y desaparece la de los antiguos reinos medievales, y no se vuelve a crear ninguna otra demarcación administrativa aglutinadora de un conjunto de provincias que se llame Andalucía con duración temporal, hasta el año en que se crea la Comunidad Autónoma Andaluza en el año de 1980.
A pesar de lo que pudiera pensarse durante el presente siglo hay muchas manifestaciones que indican que aún quedan muchos almerienses que se siguen considerando levantinos como sus antepasados, manteniendo vivos sus rasgos culturales colectivos, que aun se pueden apreciar, como observa Celia Viñas por cartas a sus padres el año de 1943 recién llegada a Almería “Aquí en Almería son más levantinos, más tranquilos”. 0 como se puede deducir del pasodoble que dedicó a Almería el cantante granadino Carlos Cano: “Miradla parece tan sola (Almería), será que no sabe que le doy mi amor (Andalucía). Sera que mira a Barcelona (Levante) donde se le ahoga medio corazón”.
El Referéndum de la Comunidad Autónoma Andaluza es otra muestra de ello. Mientras que lo que se discutía era si la Comunidad Autónoma debía de nacer con un número mayor de competencias o con un número menor de ellas, el pueblo discutió lo que en ninguna otra provincia se hizo, si éramos andaluces, o murcianos, en que parte del territorio si y en que parte no, optando finalmente por votar un no al referéndum, en disconformidad a pertenecer a una comunidad Andaluza a la que nunca había pertenecido, no a considerar que se debía acceder a un número menor de competencias.
En la actualidad han surgido diferentes opciones culturales y políticas que han trabajado desde un aspecto publico por agrupar aquellas personas que se sentían levantinos intentando recuperar las tradiciones de la tierra. Asociaciones culturales, partidos políticos, -uno de ellos propugnando abiertamente la segregación de la provincia de Almería para formar una comunidad autónoma almeriense-, trabajando desde sensibilidades diferentes por qué no desaparezca una conciencia cultural heredada de sus padres.
La realidad es que es un tema planteado constantemente en diferentes foros de debate, lo que demuestra que no está resuelto, y que preocupa a los almerienses., Espero con lo expuesto aquí haber contribuido a esclarecer un poco este capítulo oscuro de la historia de nuestra tierra, y ayudar a conocer y a entender a la comunidad de almerienses que se sienten andaluces que aquella comunidad de también almerienses que se sienten levantinos y que no comparten sus sentimientos, no son una “colla” de traidores desagradecidos a su tierra, si no que son el testigo, la llama viva de una cultura que les fue transmitida por sus mayores y que tiene quinientos años de existencia.
Andalucía es grande, abierta a la humanidad, con una clara vocación a la universalidad, tiene que comprender y respetar a este “pueblecico levantino” nacido de aquellos que hace quinientos años apostaron por venir a vivir a esta tierra inhóspita y dura en la que nunca llueve, arriesgando sus vidas, las de sus familias y sus haciendas, y a la que sus hijos andaluces no acudieron en masa.
AUTOR Nicolau Guillem Medina
REGISTRADA EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL CON FECHA DE 20-XI-1998.
NUMERO DE PÁGINAS: 8
REALIZADO EN: Almería 18-XI- 1998
MODIFICADO EL: 28-11-1999
Almería 18 de Noviembre de 1998
Nicolau Guillem Medina es abogado
Almería históricamente nunca ha sido andaluza | Acción por Almería
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