miércoles, 17 de febrero de 2016

Pitas, mucho más que una especie invasora

Pitas, mucho más que una especie invasora



Una plataforma ciudadana y colectivos conservacionistas apuestan por acciones puntuales y localizadas de tala, si bien rechazan su erradicación
IVÁN GÓMEZ | ACTUALIZADO 17.02.2016

Las posturas se están acercando y el debate sobre la eliminación de las pitas en el litoral provincial que va desde El Toyo hasta Cabo de Gata parece alejarse de una agria polémica a la que parecía condenado ante un símbolo con más partidarios que detractores. Partiendo de que el ser humano es la especie más invasora y de la escala de grises existente entre el blanco y el negro, la controversia sobre las acciones del proyecto europeo Life Conhabit llegaría a su fin si la Consejería de Medio Ambiente de la Junta acepta la demanda conjunta de colectivos ciudadanos y conservacionistas de llevar a cabo una supresión de pitas (ágaves) muy localizada y puntual. No deja de ser lo que la administración ya había argumentado meses atrás a la plataforma que ha presentado el Manifiesto para la Conservación de las Pitas, el Manifiesto Pitaco, al detallar los técnicos almerienses que sólo se suprimirían las pitas plantadas en 26 hectáreas de las 1.280 que ocupan desde su introducción a finales de la década de los cincuenta con la fallida intención de poner en valor estas tierras improductivas del enclave natural. El proyecto con el que la Junta quiere garantizar la conservación de los artales, que por su rareza y singularidad son considerados hábitat de interés prioritario por la normativa comunitaria, estatal y autonómica, sólo supondría acabar con un 2,03% de las pitas en una franja de la costa en la que esta especie invasora impide la proliferación de arbustos autóctonos que históricamente han poblado la zona por la densidad de pies que ha originado una barrera impenetrable que impide la regeneración de especies de flora protegida y la libre circulación de la fauna, como la amenazada comunidad de aves esteparias. Los planes de la Consejería de Medio Ambiente no terminan de convencer a la plataforma Salvemos las Pitas de Almería en su defensa de lo que entienden que es un símbolo de la provincia y un referente cultural y etnográfico. Han recogido ya cerca de 1.400 firmas en su reivindicación de reorientar las actuaciones previstas en el Life Conhabit hacia talas puntuales, muy localizadas y de pequeña envergadura en zonas en las que se encuentran los artos en lugar de la erradicación generalizada de las pitas. "Por encima de las valoraciones ambientales, debe ser respetada la singularidad e importancia de los ágaves, que son mucho más que una especie exótica e invasora al formar parte de la identidad almeriense y de su historia", han trasladado en su manifiesto a la Delegación Territorial de Medio Ambiente con el que piden la paralización de los trabajos en defensa de los campos de pitas del parque natural. Y lo hacen, además, recurriendo a un decreto regional en el que se recoge el carácter excepcional de compatibilizar valores botánicos de monumentos naturales con la conservación de unas especies exóticas que, con el transcurso de los años, han pasado a formar parte de su propia identidad. El vuelo americano, de finales de los cincuenta, es otro recurso con el que discuten el carácter invasor de los ágaves en el paraje de El Toyo.

LaSociedad para el Estudio de la Recuperación de la Biodiversidad Almeriense(Serbal) tampoco son partidarios de erradicar las pitas en su totalidad, pero sí del desarrollo por la Junta del proyecto Life, con la financiación europea, para restaurar el hábitat original, el arto o azufaifo (Ziziphus lotus), una verdadera joya botánica y un endemismo ibero-norteafricano que sólo puede encontrarse en el sureste español. De hecho, entre las pitas que quieren salvar los ecologistas de Serbal aparece el ágave americana, con cientos de años en la provincia, porque tiene un carácter invasor muy escaso que contrasta con su alto valor paisajístico. Es la pita que se ha venido utilizando históricamente para la delimitación de fincas y senderos y nada tiene que ver con otras dos especies, el sisal y el henequén -plantaciones fallidas por el abandono de los cultivos con el descubrimiento de las fibras sintéticas- al ser mucho más invasoras y nocivas para el ecosistema porque pueden alterar el ciclo de carbono y del agua, así como dificultar la presencia de fauna local.

Una argumentación similar a la que han puesto sobre la mesa una veintena de investigadores del Centro Andaluz para la Evaluación y Seguimiento del Cambio Global encabezados por el doctor Hermelindo Castro. En un documento se inclinan por la eliminación controlada y puntual de pitas y sisales en base a los beneficios que podría suponer esta actuación para la preservación del ecosistema nativo, cuyos valores de biodiversidad son ampliamente reconocidos por la comunidad científica y figuras de conservación internacionales. En este sentido, los investigadores andaluces han destacado el peligro para las aves de las pitas y recuerdan que los cultivos de sisal y henequén, del Yucatán, son comparables en cuanto al carácter invasor al mejillón cebra, el picudo rojo o el mosquito tigre.

Desde el Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM) también creen necesario afrontar el problema de las pitas en los enclaves naturales por la fuerte competencia que ejercen sobre las poblaciones locales de flora y fauna, a las que llegan a poner en peligro. Desde el GEM solicitan a la administración andaluza que se estudien los casos y las zonas y un plan por el que sustituyan las pitas por los artos y azufaifos y matorral mediterráneo autóctono, así como por analizar los resultados para la flora y fauna antes de realizar grandes talas. Los conservacionistas han pedido a la Junta que se usen las técnicas menos agresivas y así debería ser porque vienen realizando desde 2014 ensayos para la eliminación a escala piloto de estas plantas que en Almería son mucho más que una especie invasora.
Pitas, mucho más que una especie invasora

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