jueves, 12 de octubre de 2017

Raquel López: de oficinista en El Ejido, a pastora en Tahal

Raquel López: de oficinista en El Ejido, a pastora en Tahal
Ahora es dueña de un viñedo, un rebaño de cabras y un establo con caballos para hacer rutas por la sierra

Raquel López Peña vive en la sierra de los Filabres, donde ejerce de pastora, viticultora, doma caballos, quiere ser maestra quesera y espera construir un hotel rural.   J. M. de la Horra.
La joven Raquel López Peña trabajaba de administrativa en un taller mecánico de El Ejido. Se pasaba el día calculando presupuestos y cuadrando números. Papeleo y más papeleo, encerrada en una oficina en el Poniente almeriense. Ella miraba sin embargo por la ventana y soñaba con la luz y el viento, con la tranquilidad del campo y el trabajo al aire libre. Su destino, pensó, no era estar sentada en una silla rodeada de cuatro paredes. Y acabó encontrando su lugar en el mundo entre la naturaleza salvaje de los Filabres, donde hoy ejerce de pastora y viticultora en una finca de Tahal.
López Peña optó por el camino inverso al que recorre la mayoría: el que lleva de la ciudad al campo. 
Se mudó hace ya una década y ahora, con 34 años, la joven ha encontrado la felicidad junto a un viñedo, rodeada de cabras y caballos, luchando contra los jabalís en lo alto de una loma a la que se llega por un camino todavía sin asfaltar. “Yo estoy aquí en la gloria, esto es para mí calidad de vida”, explica López Peña sonriente, poco después de abrir la puerta metálica que da acceso a su finca. “Buscábamos un buen lugar donde plantar el viñedo, un lugar propicio también para cuidar del ganado”, recuerda esta joven emprendedora. Cuando habla en plural se refiere a su hermana Patricia, enóloga, con quien impulsó el negocio. 
Lo primero fue el viñedo. Cepas de tempranillo, cabernet franc, merlot, syrah… Cinco hectáreas con viñas y bodega propia para elaborar un vino tinto que hoy comercializan bajo el nombre de Fortaleza de Tahal. 
Vino ecológico 
“Producimos unos 2.500 litros de vino ecológico, sin tratamiento químico, que vendemos en la propia bodega y que también distribuyen algunos bares de la comarca”, explica López Peña, cuyos problemas no son ya el estrés ni el ambiente claustrofóbico de la oficina, sino los jabalíes que se adentran en su finca. “Hemos perdido más de mil litros porque se comen los tallos; alguna noche hemos llegado a contar entre 50 y 60 marranos”, señala la joven emprendedora.
Con el viñedo en producción, se lanzó al pastoreo aun sin saber nada de ganadería. “Trabajar al aire libre es lo que yo siempre había querido”, señala. Compró 60 cabras de razas murciana, malagueña y florida en 2015, y a día de hoy ha triplicado el rebaño y cuenta ya con más de 180 ejemplares. La leche la vende a una cooperativa de Taberno, y ahora trata de sacar tiempo “para hacer un curso de maestra quesera”. No lo tendrá fácil. En el campo siempre hay trabajo y ella no para. 
Rutas entre pinos y almendros
Además del viñedo y las cabras, López Peña tiene un establo con diez caballos. Los doma y también programa rutas para todos aquellos que deseen visitar la sierra –tiene página en Facebook: Raquel Fortaleza de Tahal-, de una belleza sobrecogedora donde abundan los pinos, los almendros, las encinas y los alcornoques, a tan solo 40 minutos en coche de la capital.
La joven emprendedora quiere ahora cerrar el círculo empresarial. Cerca del establo ha allanado el terreno y lo ha dispuesto en bancales. “La idea, con tiempo, es construir un hotel rural”, explica emocionada. Vino, leche, paseos a caballo y hotel rural en la sierra silenciosa. Pura vida.

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