Vuelven los abejarucos tras volar desde más allá del Sáhara :: En junio comienzan a criar a sus polluelos a los que alimentarán con más de 7.000 insectos antes de que empiecen a volar
JUAN ENRIQUE GÓMEZ | IDEAL GRANADA
Desde finales de abril y todo el mes de mayo, se les ha visto llegar en pequeños grupos, poco a poco. Son los abejarucos (Merops apiaster) una de las aves más bellas y coloristas de las que tienen su hábitat, aunque sea de forma estacional, en la provincia de Granada. Buscan los mismos lugares donde construyeron sus nidos el año anterior. No equivocan su destino a pesar de que su meta es el final de un viaje que iniciaron al inicio de la primavera en África, más allá del desierto del Sahara. Llegan para reproducirse en los mismos lugares donde la mayoría de ellos nacieron.
Desde su llegada han trabajado de sol a sol para limpiar y adecentar las galerías que forman sus nidos, excavadas en los taludes arcillosos de ríos secos y ramblas. Agujeros realizados poco a poco durante años, que se caracterizan por tener una entrada estrecha, por la que no entra algo más grande que ellos y que tras un recorrido en túnel de unos 50 centímetros, se ensancha y forma una cámara de otros 30 a 50 centímetros de altura, donde ponen sus huevos y se desarrollarán los entre cuatro y seis pollos que formarán su camada.
Su imagen exótica, con colores verdes, naranjas, amarillos, azules y negros, con ojos de un rojo intenso, hace pensar que no serán fáciles de ver, pero no hay que ir muy lejos para contemplarlos. Viven muy cerca de la capital, en los taludes del río Dílar, junto a la Base Aérea de Armilla. Es una de las mayores colonias de este ave en la provincia de Granada, un enclave especialmente documentado por el naturalista responsable de la publicación on line ‘Ala 78 Natural’, (que recoge la biodiversidad de la base aérea), Juan Ramón Méndez.
No solo abejas
El nombre de Abejaruco viene dado por la idea de que se alimenta de abejas, lo que ha provocado su persecución por parte de los apicultores, que indican que se come las abejas de sus colmenas. Estudios realizados por especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, indican que aunque una parte de su alimentación es a base de abejas, también comen otros muchos tipos de insectos. Los resultados obtenidos en tres colonias en Andalucía indican que las abejas eran el 51% de su alimentación. Los escarabajos (coleópteros) representan un 21%, seguido por mariposas, libélulas y otros insectos de pequeño y gran tamaño. De hecho los abejarucos se cuentan entre las aves que más ayudan a reducir las poblaciones de insectos nocivos para el hombre.
Los estudios del CSIC señalan que durante la temporada de cría, cada uno de los polluelos recibirá entre 6.000 y 7.000 insectos que llevarán sus padres hasta el nido.
Si se tiene en cuenta que una población de abejarucos puede estar formada por medio centenar de individuos, la cifra de insectos que se comen será de más de 350.000. También indican que en cuanto a las abejas suelen atacar a ejemplares enfermos y no productores, ya que son más fáciles de detectar y cazar.
Los taludes, en peligro
El ecosistema de los abejarucos en el río Dílar está en peligro. Los taludes junto al cauce están amenazados por las obras de construcción de una carretera que enlazará Churriana con la antigua carretera de Motril. Es urgente que la Junta de Andalucía ponga en marcha medidas de protección
para mantener el hábitat de estas poblaciones, en regresión en el sur.
Vuelven los abejarucos tras volar desde más allá del Sáhara. Ideal
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