En busca de una ballena gigante de 20 metros y unos 3 millones de años
El paleontólogo Joaquín Sendra muestra un hueso de vaca marina al alcalde y al edil de Turismo.V. VISIEDO P.
En busca de una ballena gigante de 20 metros y unos 3 millones de años
Un futuro museo paleontológico expondrá los fósiles del Plioceno que esconde Sierra Almagrera
VÍCTOR VISIEDO / actualizado 15.04.2018
Sierra Almagrera hoy es un secarral, lleno de arbustos y algunos invernaderos aislados. Sin embargo, hace entre 5 y 2 millones de años era una inmensa bahía que bañaba las costas cercanas a la actual Orce, y donde vivían enormes mamíferos como ballenas y vacas marinas. Muchas de ellas aún siguen ahí, bajo toneladas de tierra, esperando ser descubiertas. Ellas no, claro, sus fósiles.
Tan solo hace falta pasear por la sierra de Cuevas del Almanzora con los ojos ávidos de descubrimientos para ver que cada rincón esconde restos de ese pasado marino. Hay miles de caracolas incrustadas en la roca: “aquí es raro quien no tiene una en su casa”. Sin embargo, uno de los principales objetivos del Ayuntamiento de Cuevas con las excavaciones paleontológicas que se llevan a cabo es “concienciar sobre el rico patrimonio que hay en el municipio, porque quizás así, conociéndolo, se respetaría más”, explica Joaquín Sendra, paleontólogo y director de la excavación.
Fósiles de ballenas
Desde hace más de un año, el Ayuntamiento de Cuevas tiene intención de convertir la paleontología en un atractivo turístico más del municipio. “La idea es buscar un proyecto viable para crear un museo paleontológico donde exponer todo lo que se puede extraer en Cirera y otras muchas zonas”, explica el concejal de Turismo y Cultura, Indalecio Modesto. Y es que, desde hace décadas se han extraído importantes piezas, tal y como explica el alcalde, Antonio Fernández Liria. “Nuestro municipio tiene un enorme potencial histórico y cultural, desde los restos paleontológicos, el yacimiento de Fuente Álamo o los restos fenicios y romanos de Baria”, explica el regidor.
Bajo la tierra, en un lugar que los expertos prefieren mantener en secreto, se esconden los restos de una ballena de Plioceno que podría alcanzar los 20 metros de longitud. “Hemos visto algunos huesos que nos hacen pensar que lo que allí hay tenga esas dimensiones”, explica Sendra. Su hallazgo sería un hito importantísimo para convertir a Cuevas en un referente paleontológico. “Hay que ser cautelosos, porque no sabemos si luego, al excavar, podemos ver que solo hay una pequeña parte del animal”.
La intención es realizar la excavación en los próximos meses. Si finalmente tuvieran éxito, se podría incluso hacer que fuera visitable ‘in situ’. “Mover un fósil de ese tamaño es complicado, por lo que una posibilidad sería montar una carpa en el propio terreno y que se pudiera visitar para verlo”, explica Modesto.
Por lo pronto, el proyecto ha comenzado hace unas semanas con las actuaciones más urgentes. Sendra, con la colaboración de cuatro estudiantes de postgrado de la Universidad de Valencia, ha extraído algunos restos de importancia. “Hemos sacado una cabeza de ballena que estaba expuesta a la erosión, junto a una rambla, y ahora queremos extraer los restos de otra ballena en la misma zona”, explica el paleontólogo. Éstas, sin embargo, son ballenas enanas (entre 5 y 6 metros), pero igualmente valiosas. “Apenas hace unos años que se conoce su existencia y se han hallado muy pocos restos”. Junto a la cabeza, que permanece guardada, perfectamente conservada, a la espera de limpiar todos los restos, apareció también un diente de tiburón.
Zona única
Cuevas es un lugar único para los paleontólogos. ¿Por qué? Según explica Joaquín Sendra, se dan varias circunstancias: “La desecación del Mediterráneo y la entrada de nuevo del mar en la zona, la separación de Sierra Almagrera y Cabrera, que entonces eran una sola y que favoreció la creación de una especie de pantano enorme, y la presencia de sales de yeso, que han ayudado a la conservación de fósiles excepcionales, hacen que esta zona sea única.
En busca de una ballena gigante de 20 metros y unos 3 millones de años
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