Laujar, Fuente Victoria o Fondón, núcleos en plena Sierra Nevada, accidente de formación por empuje de placas, y Carboneras o Cuevas, con sendas fallas en sus profundidades son epicentro los mayores seismos de Almería
RAFAEL ESPINO 13 Abril, 2018
La Alpujarra y el Levante, zonas de mayor riesgo de terremotos
El 22 de septiembre de 1522 se produjo terremoto más devastador de la historia de España. Su epicentro estuvo situado en Las Alpujarras, dentro del término municipal de Instinción, tuvo una magnitud de 6,8 grados y una intensidad de 10 puntos, la máxima que existe. Pero su efecto destructor tiene que ver con su profundidad, a un kilómetro escaso de la superficie. La energía del seísmo se sintió hasta en Granada, provocando daños en la Alhambra (sus torres se cuartearon y el sepulcro de los Reyes Católicos tampoco escapó de la ruina) y actuó con gran virulencia en las comarcas del Andarax y el Nacimiento. Secó fuente Vacares, situada entre Mondújar y Huéchar. Dejó sin agua el manantial de Alhama de Almería al hundirse la fuente (de ahí el nombre de Alhama la seca). Pero la peor parte se la llevó la capital, que quedó prácticamente destrozada. La mayoría de sus viviendas se vinieron abajo y, con ellas, la vida de casi dos mil personas, en su mayoría niños y mujeres, que no pudieron escapar al primer movimiento de tierra.
En la otra punta del mapa de la provincia, en 1518, Vera desapareció en el segundo terremoto más importante de la provincia de Almería. Los muertos, sólo en Vera, fueron unos 150, quedando la ciudad completamente destruida y arruinada. Y algo menos le pasó a Mojácar, donde los fallecidos se aproximaron a la veintena.
Las Alpujarras y, concretamente, municipios como Laujar, Fuente Victoria y Fondón, por el empuje de la placa eurasiática en un elemento natural tal y como es Sierra Nevada, que precisamente se formó por el roce de las dos placas, y el Levante, a causa de fallas como la Serrata Carboneras o la de Palomares, a la que habría que añadir los temblores provocados por la de Alhama de Murcia, son las dos zonas de la provincia con más riesgo de sufrir terremotos. De hecho, los más devastadores se han producido justamente en esas zonas.
En el caso de la falla Serrata Carboneras, es una de las más activas España y responsable de la sismicidad localizada en esta zona. Corresponde a la prolongación submarina, durante mas de 80 km, de la que se encuentra en tierra. Una falla es activa cuando deforma sedimentos cuaternarios, es decir cuando muestra evidencias de movimientos durante los últimos 1,8 millones de años.
Entre los accidentes que se encuentran en el Mar de Alborán destaca el 'Banco de Chella', también conocido como Seco de Los Olivos, frente a las costas de la capital almeriense, un volcán de edad Neógena compuesto por varios picos alrededor de su cuerpo principal. Tiene la parte superior achatada, debido a la erosión cuaternaria producida durante las bajadas de nivel del mar en los periodos glaciales.
Otro del fondo marino es el denominado 'cañón de Almería' un accidente que se produjo por erosión durante las oscilaciones del nivel del mar en el Cuaternario. Posteriormente, se desarrolló a favor de la erosión producida por las corrientes cargadas con sedimentos. En el caso de este accidente, se aprecia que existen otros cañones y cárcavas más pequeñas que desembocan en él (tributarios), como el sistema de cañones de Dalías.
La serie de terremotos que se vienen dando con mayor intensidad, durante los últimos años, en el Mar de Alborán han provocado un efecto dominó en el trabajo de las administraciones, que han revisado y acelerado sus planes de emergencias. En principio, y solo en principio, no hay que alarmarse. Esta es una zona de temblores continuos y por etapas que no suelen ser extremos ni de gran gravedad.
El estudio desarrollado por la Armada Española, a borde del buque Hespérides, y el trabajo del doctor de la Universidad de Granada, Jesús García Galindo, encargado de liderar el proyecto en colaboración con la doctora Gemma Ercilla, arroja datos de relevancia. El primero de ellos es la aparición de una desconocida y sorprendente falla de en torno a los 20 kilómetros de longitud culpable de los seísmos que se han producido más al oeste. Las fallas de reciente descubrimiento revisten más importancia, porque la primera vez que se rompe una roca por temblor guardan una mayor energía elástica que se acumula por el roce de placas, por lo que los terremotos suelen ser de más volumen.
Por lo tanto, teniendo constancia de esta nueva ruptura en el fondo marino, se pueden llegar a explicar los deslizamientos y deformaciones que en un primero momento fueron detectados por la expedición que recorrió las aguas del Mar de Alborán durante finales del pasado mes de mayo.
En la actualidad Se trata de determinar la predicción de un terremoto de cierta magnitud en la zona indicada. En este procedimiento comenzaron a trabajar el grupo de investigación Estructuras y Geotecnia de la Universidad de Sevilla liderado por los profesores Francisco Martínez y Antonio Morales. Lo aplicaron en la zona más activa del país durante los últimos tiempos, el Mar de Alborán. Según sus cálculos, elaborados a través de los resultados obtenidos, la eficacia podría llegar a ser de un 80%, aunque todavía restan muchos pasos por dar. La idea no es otra que adelantarse a un seísmo de gran magnitud con en torno a una semana de anticipación.
Para toda su experimentación, los investigadores realizan dos tipos de predicciones: la probabilidad de que un terremoto sea de magnitud mayor que un determinado valor umbral, así como la probabilidad de ocurrencia de un terremoto de magnitud dentro de un determinado intervalo de tiempo. En ambos casos, se mide la probabilidad de que ocurran en los siguientes cinco o siete días, para los casos de Chile y de la Península Ibérica, respectivamente.
La precisión del método se evaluó en experimentos retrospectivos. La alta tasa de éxito alcanzado apoya la conveniencia de la aplicación de técnicas de minería de datos en este ámbito, según los investigadores, y plantea nuevos retos que deben abordarse.
Las redes neuronales artificiales son un paradigma de aprendizaje y procesamiento automático inspirado en la forma en que funciona el sistema nervioso de los animales. Se organizan de una forma parecida a las del cerebro y presentan algunas características propias de las neuronas humanas: capacidad para aprender, generalizar y abstraer o considerar por separado cualidades. Aunque en el mercado ya existen diversos aparatos que detectan con cierta anticipación el riesgo de un terremoto, ninguno es tan preciso y tampoco tiene posibilidades de ampliar su desarrollo o entregar datos analíticos. Francisco Martínez Álvarez, miembro del grupo TIC-200: Sistemas Inteligentes y Minería de Datos de la Universidad Pablo de Olavide, afirma que este modelo es capaz de predecir terremotos con alta fiabilidad, para una incertidumbre temporal de entre cinco y siete días y con una margen de error espacial del orden de, aproximadamente, cien kilómetros cuadrados. Aun así, el mundo de los seísmos ha sido impredecible y queda mucho en lo que indagar.
Los seísmos en Almería: La Alpujarra y el Levante, zonas de mayor riesgo de terremotos
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