¿Cómo era el pueblo de Albox a finales del siglo XIX y qué pensaban de él?
La crónica de un visitante describe en 1890 su espíritu emprendedor, entre otras circunstancias
Grabado de Albox tras las inundaciones de 1891. LA VOZ
GUILLERMO MIRÓN
17:21 • 04 OCT. 2023
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El pueblo de Albox siempre ha tenido fama de ser un lugar de emprendedores. Cuna de vecinos que, pese a las dificultades geográficas y las catástrofes naturales que han arrasado con él en más de una ocasión, han sabido salir adelante e incluso triunfar más allá de su municipio.
Sin embargo, esta fama de pueblo emprendedor y de gentes dinámicas, audaces y resueltas no es nueva. Ni tan siquiera se remonta unas cuantas décadas en el tiempo. La prueba la ha aportado el servicio del Archivo Municipal de Albox, que ha recuperado un testimonio en el que ya a finales del siglo XIX, un visitante daba fe de lo visto durante su paso por esta localidad. Y así lo plasmó en La Crónica Meridional.
Así, un viajero que se desplazaba desde Cantoria a Huércal-Overa hizo parada en Albox un 12 de octubre de 1890. Su paso por la población albojense le sirvió para reflexionar que "no todos los pueblos entienden igual que éste el cumplimiento de su misión en la vida; adelantar, progresar y suplir con medios artificiales la falta de los naturales".
Su estancia en Albox le sirvió sin duda para comprender la idiosincrasia de este municipio, y pronto reparó en que "no tiene vega" pero a pesar de su "limitada su producción" sus vecinos "comprendieron bien pronto" la necesidad "de tomar algún nuevo derrotero que, abandonando la rutina, pudiese abrir nuevos horizontes de vida á su porvenir obscuro é incierto" por lo que descartada la agricultura como manera mayoritaria de sobrevivir, recurrieron "a la industria que consigo siempre trae el comercio".
Comprobar esta circunstancia que, en buena medida, sigue siendo un hecho hoy en día, le sirvió a este particular visitante para alabar a unos albojenses convencidos ya en 1890 "de que el hombre realiza todo aquello que se propone, é hiciéronse alarifes, carpinteros herreros, y sus manos surten á todos los pueblos limítrofes que solo se dedican a cultivar la tierra".
No contento con los halagos descritos comparó lo que observó en Albox con el resto de la zona, llegando a la conclusión de que este pueblo "partido por gala en dos", además de "rico é industrioso como ninguno, es la excepción de la regla en esta zona".
El mismo visitante dejó para el recuerdo otro evento que sigue vivo hoy en día, aunque de muy diferente manera, como es la Feria de Todos los Santos, entonces eminentemente ganadera y que llegó a ser una de las más importantes del país. "Surgió la gran idea de celebrar su féria de Noviembre, una de las más importantes de España, y esta sigue cada vez más creciente en fama, ganada en buena lid, la que atrae numerosísima concurrencia, no solo de la provincia, sino de remotos países".
Un testimonio que consolida la afirmación -y la necesidad- de conocer el pasado para entender nuestro presente. Una breve pero certera descripción recuperada por el Archivo Municipal de Albox de alguien que, eso sí, pronto abandonó "pueblo tan rico, discreto ó ingenioso, que sabe recabar con su propio esfuerzo medios vitales".
No es algo anecdótico añadir a esta crónica que, tan sólo un año después de la misma, el 11 de septiembre de 1891, una de las peores inundaciones de la historia albojense sesgó varias vidas e hizo que cientos de vecinos tuvieran que empezar de cero. Una vez más, lo que sucedió durante las décadas siguientes le dio la razón a este particular viajero y Albox volvió a levantarse.
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