Todos ellos han provocado el rechazo y el estupor de la población de este país en los últimos 50 años. El último caso ha sido el de Joan Vila. El fiscal Enrique Barata presentó el pasado mes de junio su escrito de acusación contra el celador del geriátrico de La caritat, en Olot, por un total de once asesinatos, todos ellos con alevosía y los tres últimos que destaparon el caso con ensañamiento, por lo que la petición total de pena asciende a 194 años
Pero antes hubo muchos otros. Te ofrecemos aquí una lista, a modo de selección, de aquellos criminales que saltaron a la fama a raíz de sus hechos. Unos están muertos, pero el resto... ¿qué ha sido de ellos en la actualidad?
Consulta la galería con los rostros de todos ellos
El violador del ascensor
El pasado 3 de marzo, el Tribunal Supremo rechazó la salida de la cárcel de Pedro Luis Gallego antes de 2022. De esta forma se rechazó el recurso interpuesto por los representantes del preso contra el fallo de la Audiencia Provincial de Burgos que le denegó la reducción de su condena a de 273 años entre rejas.
Asesinó a la joven burgalesa Marta Obregón en 1993 en Villagonzalo Pedernales, cerca de la misma ciudad. Antes, en 1992, había matado a la vallisoletana Leticia Lebrato, cuyo cuerpo apareció en Viana de Ciega con once cuchilladas y cubierto de tierra. Cometió además otros 18 delitos de violación. Presuntamente, su primera violación la cometió en 1976, con 19 años; pero no ingresó en prisión por primera vez hasta el 20 de junio de 1979
El violador del ascensor es un hombre frío, calculador y peligroso. Su forma de operar fue siempre idéntica: aprovechar que una mujer entraba en su vivienda y violarla en el ascensor. Varios estudios realizados en su vida penitenciaria concluyeron que es “astuto e inteligente” pero “irrecuperable para la sociedad”.
Fue detenido el 17 de noviembre de 1992 tras cuatro meses de búsqueda en La Coruña cuando trataba de cobrar un giro telegráfico enviado desde Valladolid. Portaba una pistola, la misma con la que consiguió huir en un cerco policial. Durante los días de su escapada se camufló con una peluca y con la ayuda de documentación falsa se hospedó en en pensiones de baja categoría de la provincia gallega.
El asesino de la baraja
En enero de 2003 una serie de asesinatos, cuya única conexión era que junto a los cadáveres aparecía siempre un naipe provocó el desconcierto entre los miembros de la Policía. El 3 de julio de ese mismo año Alfredo Galán se personó en la comisaría de Puertollano (Ciudad Real) y confesó ser el autor de la muerte de seis personas, al tiempo que admitió haberlo intentado con otras tres. Suministró además varios detalles de los acontecimientos que sólo conocían los investigadores.
Pero todas estas confesiones se retiraron con posteridad, en tanto que Galán negó los hechos al declarar en el Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid, mientras que durante la vista oral del juicio en la Audiencia Provincial de Madrid guardó silencio.
Sólo reconoció como cierto la compra en Bosnia de una pistola y su introducción ilegalmente en España. El arma, una Tokarev yugoslava de calibre 7,62 milímetros, fue encontrada en casa de sus padres, pese a que el asesino aseguró que la había vendido a un conocido en enero de 2003. Según las pruebas balísticas realizadas, con esa pistola se cometieron todos los crímenes.
El 10 de marzo de 2005, se condenó al asesino de la baraja a 142 años de cárcel. El fallo llevaba al máximo las penas por el "manifiesto desprecio a la vida humana" de Galán y la "alarma social" que causaron sus crímenes. Además, la sentencia, que no reconoció la existencia de ningún tipo de patología psiquiátrica en Alfredo Galán, eximió de responsabilidad civil al Estado. Según las acusaciones particulares, ésta se derivaba del hecho de que fue miembro desde 2000 hasta 2004 del Ejército de Tierra.
Según el testimonio de un policía durante el juicio, el asesino siempre daba los buenos días a sus víctimas y les pedía "por favor" que se arrodillaran antes de dispararlas "porque la educación es lo primero en la vida". Además, de acuerdo con el informe de los psiquiatras que examinaron al condenado, Galán es "un depredador humano que sale a la caza del hombre para humillarlo y matarlo".
Antonio Anglés
Miriam, Toñi y Desirée desaparecieron el 13 de noviembre de 1992, cuando hacían autostop en una gasolinera. Querían ir a una fiesta de su colegio que se iba a celebrar en la discoteca 'Coolor' en la localidad de Alcácer (Valencia). Antonio Anglés y Miguel Ricart ('El Rubio') paseaban en el coche del primero, un Opel Corsa. Se subieron al coche.
Sus cadáveres enterrados en el paraje de La Romana, cerca de la presa de Tous, fueron hallados el 27 de enero de 1993. Antes habían sido violadas. Dos apicultores que cuidaban sus panales los encontraron. En la fosa, la Guardia Civil encontró un guante de Ricart, un casquillo de bala y un volante de la Seguridad Social a nombre de Enrique Anglés, hermano de Antonio.
Cuando la Guardia Civil fue en en busca de Enrique, Antonio no estaba en su casa. Su fuga había dado inicio. Permaneció escondido durante un mes en la provincia de Valencia. En Villamarchante, a punto de ser capturado, logró escapar. El último lugar de España en el que se supo de su estancia fue en Minglanilla (Cuenca). Y en marzo de 1993 se embarcó como polizón en Lisboa en el barco 'City of Plymouth'. Supuestamente se arrojó del mismo en las costas de Irlanda. Pero las investigaciones policiales acerca del cadáver encontrado allí no dieron por terminada la búsqueda. Al contrario. Científicos de la policía cotejaron el ADN mitocondrial de varios puntos del cráneo con el de su madre, Neus Martins, y dieron negativo. Entonces, ¿está muerto? ¿Vive en Sudamérica? Las teorías acerca de su presente son dispares y ninguna fundamentada.
Mientras que Anglés se encuentra en la lista de la Interpol de los criminales más buscados, Ricart pasa sus días en la cárcel como único autor del triple crimen. El 5 de septiembre de 1997 fue condenado a 170 años. 'El Rubio' es calificado por quienes lo tratan en prisión como un recluso «tranquilo, integrado y bien socializado», pero nunca recibe visitas. Le quedan 11 años para salir a la calle.
Por otro lado, el pasado 22 de junio, la Asociación Clara Campoamor anunció que va a pedir al Ministerio del Interior que reactive la búsqueda de Antonio Anglés, en tanto que"nunca" han creído que estuviera muerto sino que actualmente reside en Brasil. También solicitarán al Gobierno del PP que los delitos de sangre no prescriban, y si finalmente Antonio Anglés es encontrado, pueda ser juzgado y encarcelado.
El Albañil o El Mataviejas
Violador consumado en su juventud, José Antonio Rodríguez Vega fue condenado a 27 años de cárcel pero su "encanto personal" le posibilitó obtener el perdón de todas sus víctimas excepto una a la que no pudo engañar. Como consecuencia, redujo su condena ostensiblemente. Tras el abandono de su esposa encuentra en una disminuida psíquica a su nueva pareja. Con cara de buena persona, joven, seductor y amable, José Antonio llevaba una doble vida tenebrosa.
Entre abril de 1987 y el mismo mes de 1988 asesinó a 16 ancianas, pero su suerte, la que le había permitido eludir a los investigadores, se volvió en su contra cuando comenzó a dejar pruebas en los asesinatos que cometía. A una de sus víctimas se le encontró la dentadura postiza clavada dentro de la garganta. Pero el material concluyente fue la tarjeta con su nombre y dirección que olvidó en una de las casas en las que actuó.
El 19 de mayo de 1988 fue detenido y confesó todo lo que había hecho. Al registrar su casa, llegó lo más escalofriante. El Albañil guardaba en un cuarto decorado en rojo los 'fetiches' pertenecientes a sus víctimas: desde joyas hasta televisores, alianzas o imágenes de santos, cada uno de ellos en memoria de los crímenes que había cometido. Sin embargo, durante el juicio celebrado en Santander a finales de noviembre de 1991, negó todo por lo que se le acusa, y dijo que las 16 muertes por las que fue condenado eran debidas a causas naturales.
Impasible, cínico, ególatra, más tarde declaró que actuó movido por un sentimiento de odio hacia su suegra y hacia su madre, a la que temía por un lado y por la que se sentía atraído sexualmente desde niño por otro. Los informes de los psicólogos fueron claros. "Conserva inalterado su sentido de la realidad y es capaz de gobernar sus actos, siendo resistente a los tratamientos, lo que ensombrece su pronóstico: su peligrosidad es muy alta". Llegamos a la conclusión de que su imputabilidad era plena, por que su inteligencia era absolutamente brillante. Era un psicópata, con esa característica de ese grupo de psicópatas, esa frialdad clásica, sin remordimientos, no se conmueven, es un personaje verdaderamente hecho para el crimen...".
José Antonio fue sentenciado a 432 años de prisión. El 24 de octubre de 2002 estaba cumpliendo condena en la cárcel de Topas, en Salamanca, cuando salió al patio de la tercera galería del módulo de aislamiento acompañado de siete reclusos. Se desató una pela con él como protagonista. Entonces, el leonés Enrique Valle González y el coruñés Daniel Rodríguez Obelleiro sacaron sus pinchos. "Empezaron por apuñalarle en la nuca", cuenta un funcionario de Topas, "luego en la cabeza; le sacaron los ojos e incluso masa encefálica. Tenía una treintena de heridas de arma blanca en el pecho, y hasta un centenar por el resto del cuerpo". Fue enterrado el 25 de Octubre 2002 en un nicho común, acompañado únicamente de dos enterradores.
El Solitario
Fue la obsesión de la Guardia Civil desde que comenzó su actividad criminal en enero de 199, hasta su detención el 23 de julio e 2007 en Figueira da Foz (Portugal) en el marco de la Operación Gloria. A Jaime Giménez Arbe se le atribuyen más de treinta atracos a mano armada en bancos de toda España. Además, asesinó a dos Guardias Civiles en Castejón (Navarra). Y en Vall de Uxó (Castellón ), desencadenó un tiroteo por el que murió un policía, consecuencia de una bala perdida de un compañero.
Ese 23 de julio iba disfrazado con barba, bigote y peluca falsas. Portaba además un chaleco antibalas y dos armas cortas más una automática. Lo usual en él. Su objetivo: la caja fuerte de una sucursal de la Caja Agrícola. Aquel día acabó una década de crímenes impunes y de persecuciones sin fruto. Al registrar su vivienda y una nave industrial se la incautó una gran cantidad de armas, munición y material de camuflaje.
«Hola a todos, soy El Solitario. ¡Salud españoles!», declaró en la puerta de los juzgados de Coimbra, cuando se dispuso a declarar en primera instancia. La expectación mediática fue máxima, como correspondió a todos y cada una de las actuaciones que había llevada a cabo durante su trayectoria delictiva.
En julio de 2008, Jaime se declaró inocente de la muerte de los dos guardias civiles durante el juicio al que fue sometido. Sus atracos, fueron calificados por él como "expropiación de bancos", en tanto que respondía a su espíritu "antisistema y anarquista". De nada le sirvió. El 29 de abril de 2008, El Solitario fue condenado a 47 años de prisión. Ahí podrá practicar con tiempo el español, italiano, francés y portugués, los cuatro idiomas que maneja a la perfección.
El arropiero
Su padre se dedicaba a vender arrope y él le ayudaba, de ahí recibió su alias. En 1961, Manuel Delgado Villegas ingresó en la Legión española y allí aprendió un golpe mortal que le fue de gran utilidad en el futuro. Poco después desertó del ejército y viajó por España, Italia y Francia, acumulando cadáveres por donde pisaba. Fue detenido el 18 de enero de 1971 en el Puerto de Santa María. Confesó el asesinato de su novia en 1971 y de 47 personas más entre 1964 y 1971, muchos de ellos en municipios catalanes, concretamente en Llorac (Tarragona), Barcelona y Mataró. La policía, que al principio no le tomó en serio por la ingente cantidad de muertes, luego investigó 22 y sólo probó 8, incluyendo algunos casos de necrofilia.
Delgado Villegas no tuvo abogado defensor hasta seis años y medio tras su detención, teniendo el récord de arresto preventivo sin protección legal. Nunca fue juzgado, ya que se le diagnosticó una enfermedad mental y la Audiencia Nacional ordenó en 1978 su internamiento en un centro especializado. Y es que era poseedor de la trisomía sexual XYY (en lugar de la dotación común de un hombre, XY), según revelaron las pruebas médicas que, por aquel entonces se decía que se caracterizaba por tener un retraso mental que, en algunos casos, inducía a ser más agresivo. Delgado Villegas fue liberado en 1998. Murió poco después a causa de una enfermedad pulmonar a causa del tabaco.
Su espíritu sanguinario era tal que durante uno de los interrogatorios, uno de los agentes le comentó sarcásticamente que un mexicano había matado más gente que él. El Arropiero contestó: "Denme 24 horas y les aseguro que un miserable mexicano no va a ser mejor asesino que un español".
El mendigo asesino
Francisco García Escalero confesó haber degollado a 13 personas, la mayoría mendigos entre 1987 y 1993. Practicaba la necrofilia y el canibalismo. Esquizofrénico con sintomatología paranoide y conducta homicida, se dedicaba también a profanar tumbas. Por esta razón resultó absuelto de sus delitos pero fue internado en el psiquiátrico penitenciario de Alicante, donde su agresividad ha desaparecido.
García Escalero era aficionado a saltar las tapias del cementerio de la Almudena y romper algún nicho, sacar los cuerpos de la fosa y abusar de ellos sexualmente. Mientras tanto, sus crímenes no cesaban y la Policía no lograba dar con él. Pero se pone en la pista cuando Francisco y su amigo Víctor Luis Criado se fugan juntos del hospital psiquiátrico Alonso Vega de Madrid. A los dos días, Víctor aparece muerto, con el cráneo hundido y quemado entre papeles y mantas en la tapia de la iglesia de los Sagrados Corazones. Después de cinco años de continuos asesinatos, una voz interior le anima a suicidarse. Se arroja delante de un coche, pero sólo se fractura una pierna. Ya en el hospital, confesó sus crímenes a las enfermeras y les suplica que le detengan porque no quería seguir matando.
La viuda negra
Margarita Sánchez Gutiérrez envenenó a cuatro hombres en L'Hospitalet y lo intentó con tres más entre agosto de 1992 y junio de 1995, pero lograron sobrevivir. Todos ellos eran allegados, tanto vecinos como familiares. Ponía el veneno en comidas y bebidas que ofrecía a sus víctimas.
Mujer de gran complejo, víctima de malos tratos y de dramas familiares. Margarita fue condenada a 34 años de prisión por tres delitos de lesiones, otros tantos de robo con violencia y un delito de falsedad. La absolvieron de los asesinatos al no detectarse casos de muerte por cianamida y porque la intención de Margarita era drogar a sus familiares y vecinos para robarles
El depredador de Castellón
Joaquín Ferrándiz Ventura salió en libertad en 1995 merced a la libertad condicional, tras haber sido condenado en 1989 a 14 años de prisión por asaltar y violar a una joven de 18 años. Su madre, firme creyente en su inocencia, acudió a la prensa para intentar que fuera liberado. Fue su buena conducta la que le permitió volver a casa.
Entonces, Joaquín dio rienda suelta a su agresividad. Conoció a Sonia Rubio y se ofreció a llevarla a casa tras una noche de discoteca. Ella accedió. Se dirigieron a un lugar frecuentado por parejas. Sonia no quiso ir más allá. En respuesta, la violó y la estranguló con su ropa interior. Castellón entero su movilizó para buscar a Sonia, a la que se daba por desaparecida. Mientras, Ximo, como así le llamaban los amigos, continuó haciendo su vida normal, pero entendió que la repercusión había sido tan grande que decidió no actuar con víctimas integradas en la sociedad, por lo que se decantó por prostitutas. Mató a tres de ellas entre 1995 y 1996.
Entonces, el cadáver de Sonia apareció en un barranco de Oropesa y la policía se puso en la pista con una única prueba: un trozo de cinta de 18 mm pegado en sus bragas. Ximo, por su parte, llegó a mantener una relación estable que acabó como empezó, sin violencia. Ya soltero, en el Polígono de Los Cipreses se acercó a Amalia Sandra García, a la que convenció para que subiera con él al coche. Su cadáver apareció en una balsa de Onda. Pero este asesinato no se relacionó con los de las prostitutas y se detuvo a un proxoneta, acusado del asesinato de las otras cuatro jóvenes. Pero la joven que le acusó se retractó de su declaración casi dos años después, y este salió en libertad.
Joaquín no logró parar. El 15 de febrero de 1998 asaltó a Lidia, una joven de 19 años, que consiguió escapar y denunció el hecho ante la Guardia Civil. La investigación se centró sobre él, más aún tras comprobar sus antecedentes y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil comenzó a seguirle. Ximo, incluso, subió a otra muchacha a su coche, pero antes de que pudiera actuar la Guardia Civil lo detuvo y puso a la chica a salvo. En un registro a su casa se encontró un rollo de cinta marrón de 18 mm, exactamente igual que la que se hallaba en el cadáver de Sonia
Fue condenado a 69 años de prisión por estos crímenes, gracias también a que, taras el interrogatorio confesó los cinco asesinatos, y dio detalles que no se habían echo públicos. Solo él podía saberlos.
El segundo violador del Ensanche
Entre 1989 y 1991, Alejandro Martínez Singul cometió 16 violaciones, la mayor parte de ellas con niñas como víctimas. Su modus operandis era siempre el mismo: las asaltaba en los portales de sus casa a la salida del colegio, aprovechando su descanso en el bar donde trabajaba. Su objetivo era conseguir una felación. Condenado a 65 años de cárcel, fue puesto en libertad en mayo de 2007 tras acogerse al sistema de redención de penas del antiguo Código Penal.
Su 'antecesor' en Barcelona, Francisco López Maíllo, el primer violador del Ensanche, que en la década de los 80 mantuvo en vilo a la ciudad, sólo cumplió 14 años y ocho meses de prisión por violar a 29 mujeres. Fue condenado a 592 años de cárcel. Salió en libertad en 1998 tras redimir siete años de su pena jugando al fútbol y haciendo de pinche de cocina. Se tuvo que ir de España ante el acoso mediático. Murió en 2001 con 37 años a causa de una esclerosis lateral amiotrófica.
El violador del Vall d'Hebron
José Rodríguez Salvador fue condenado en 1994 a más de tres siglos de prisión por abusar de 14 mujeres. La Policía sospechó que pudo haber violado a más de 50, pero el Tribunal le absolvió de casi todas ellas por las imprecisiones de las afectadas en sus declaraciones. Se le acusó oficialmente de 28 agresiones. Sus víctimas eran jóvenes, delgadas y preferentemente rubias. Las abordaba en plena calle, en la zona del Valle de Hebrón, y se las llevaba a una zona desierta donde las sometía a toda clase de abusos sexuales. En algún caso llegó a desnudar y vestir de nuevo a una víctima hasta tres veces para violarla de nuevo. Al final, tomaba nota de su dirección y la amenazaba con matarla si denunciaba el hecho a la Policía
Compartido celda y amistad con Singul en la prisión de Quatre Camins hasta que salió en libertad el 22 de septiembre de 2007.Y es que durante su estancia en prisión, Rodríguez Salvador consiguió redimir hasta 1.341 días de su condena mediante la práctica del yoga, las clases de defensa personal, partidos de fútbol, así como trabajos en la lavandería, la cocina y la propia enfermería de la cárcel. Se fue a vivir a la provincia de Granada, primero en Iznalloz y posteriormente en el área metropolitana, donde incluso se sospecha que encontró trabajo.
"Nunca ha mostrado arrepentimiento alguno ni ha participado en programas de rehabilitación. Más bien todo lo contrario. Le hemos oído decir que su error fue no matar a las víctimas que violó porque, así, no habrían quedado testigos. Y también fanfarronea de que las que le denunciaron se pueden preparar cuando salga, aunque no creo que haga nada porque nunca ha sido muy valiente», declaró a El Mundo entonces uno de los funcionarios que le trataron en prisión.
Sin embargo, Rodríguez Salvador tuvo que reingresar en prisión en noviembre de 2008, tras haber sido detenido en Albolote (Granada). La Audiencia de Barcelona así lo ordenó después de que el Tribunal Supremo decidiera que debe cumplir íntegramente la pena máxima en aplicación de la "doctrina Parot", que establece que los beneficios penitenciarios se deben computar sobre cada una de las condenas impuestas, y no sobre la suma de ellas. De esta forma, permanece en prisión hasta cumplir íntegramente los 20 de pena máxima previstos en la ley. Le restaban cuatro.
Criminales españoles que sacudieron el país. Ideal
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