Domingo 20 de junio de 2004 | Suplemento Crónica 453
EL MUNDO | ANIBAL MALVAR
Almería, el lejano oeste
La tierra donde se rodaron los «western» con más muertos, sangre y disparos se está transformando en escenario de una película de forajidos de verdad, donde un pistolero cuesta 3.000 euros.
EL PATRIARCA. Juan Asensio apareció muerto, el pasado 6 de febrero, en el ascensor de su casa con dos tiros en la cabeza. Esta semana, su hijo mayor acababa con la vida de uno de los guardaespaldas de su padre. ENCARNI SALAS
Don Giuseppe estudia al periodista desde el otro extremo de la barra. Lo hace con disimulo, desviando subrepticiamente la mirada de una rubia de ciencia-ficción que brinca cerca de él, accionada por el dum-dum de la música discotequera. Mientras Don Giuseppe se piensa si va a atender o a ignorar al periodista, ordena, muy disimuladamente también, a una de sus camareras que le rellenen la copa. A Don Giuseppe habrá que esperarlo, pero eso no significa que haya que olvidar la hospitalidad. La gente educada entre la camorra napolitana es ante todo eso: educada.
La camarera agita los hombros bailongos antes de servir el whisky.Se menea sin mudar su gesto serio. Todos los camareros del Teatro Dolce Vita, la discoteca más in de Almería, bailan un poquito ante los clientes antes de derramar en el vaso la consumición.No es un baile espontáneo. Se nota que es consigna de la casa.En el feudo de Don Giuseppe, todo el mundo tiene la obligación de pasarlo de miedo. Sobre todo los que están en nómina.
Don Giuseppe también parece estar pasándolo bien. Se ríe discretamente de la cháchara inagotable de su pupilo, un efebo completamente vestido de negro que no se separa de su lado ni cuando va a mear.El chaval no pasará mucho de los 20 años, y sus gestos nerviosos delatan que a su madre se le cayó de recién nacido en la marmita de la cocaína, como le sucedió a Obélix en la de poción mágica.
Por la discoteca se desperdiga otra media docena de clones de Obélix, todos vestidos con la misma camiseta negra y el mismo pantalón enlutado. No pasan desapercibidos entre la jauría brincadora que puebla la madrugada del jueves, porque son los únicos que ni beben ni bailan.
En la puerta están los más robustos. Media docena de enlutados que discuten sobre gimnasios. Cada uno medirá por lo menos medio metro. De hombro a hombro. Finalmente, uno de estos armarios de negro se acerca al periodista. Es un argentino guapo, engominado, simpático, vacilón y con cara de saber pegarte un tiro si te pones gilipolllas.
-Don Giuseppe lo lamenta -dice con ironía-, pero no va a hablar con usted. Han pasado muchas cosas. Compréndalo. Han venido muchos policías preguntando, pero un periodista...
La policía fue a preguntarle por rutina. Porque cuando muere alguien de mala muerte hay que preguntarle a Don Giuseppe, por si acaso sabe algo. Bueno, saber siempre sabe. Por si acaso quiere decirlo. No sería la primera vez. Le preguntaron cuando el pasado seis de febrero su ex socio, ex amigo y ex enemigo Juan Asensio apareció muerto en el ascensor de su casa con dos tiros en la jeta. Y le preguntan también ahora que el ex policía y ex guardaespaldas de Asensio, Antonio Bernabé Capel, alias El Chino, ha sido abatido en pleno centro de la ciudad por el hijo mayor de Asensio.
Don Giuseppe no está implicado en ninguno de los dos crímenes.Nadie lo duda. A pesar de que en 1991 fuera detenido en un vehículo con media docena de sicarios armados con pistolas y escopetas cuando se disponía a ajustar cuentas con su ex socio y ex amigo.
LA CAMORRA NAPOLITANA
Desde los años 80, Giuseppe D Amico es el nuncio del clan Stabile, de la camorra napolitana, en Almería. Ha creado un imperio hostelero (sic) en la provincia andaluza. Sólo tenía un rival que le hiciera sombra: Juan Asensio. Es difícil eclipsar a un tipo sobre el que caen sospechas de haber matado a su padre en 1966, a su mujer en 1985, y de haber intentado también mandar a criar malvas a su propio hijo cuando éste llevó sus sospechas a la policía.Lo cuenta el propio Antonio Asensio, cinco meses después del asesinato de su padre.
Juan Asensio y Giuseppe D Amico llevaban 25 años, hasta la muerte del primero, demostrando que el spaguetti western no es un género caduco en Almería. Lo trasladaron de la pantalla a los periódicos y del siglo XIX al XXI: presunto tráfico de armas, de drogas, de sicarios del Este, de putas y de inmigrantes. Vendettas a tiros en plena calle, como la del lunes. Amenazas públicas de muerte trasmitidas a través de la prensa. Ajustes de cuentas familiares que hacen que los Corleone parezcan un rosario de cooperantas de Unicef.
Juan Asensio había nacido en 1933. El hijo de Juanico el de Alhama y de María Rodríguez se crió en una familia acomodada que alimentó sin apuros a sus seis vástagos gracias al entonces floreciente negocio del esparto. Pero, cuando Juan llegaba a la adolescencia, el viejo Juanico empezó a cultivar la querencia por la botella que, según los biempensantes, le llevó a la muerte. Sobre todo cuando Juanico se metió, en 1954, en el negocio de los cines.Fundó los Monumental y no funcionaron. Además, Juan, con ventipocos años, dejó embarazada a su novia de 16, y ya eran demasiadas bocas que alimentar. El chaval decidió marcharse a Brasil a probar fortuna.
Allí trabajó como electricista sin mucha suerte. Hasta que un día de 1959 llegó una carta de Juanico a Brasil: «Hijo, si vuelves y te haces cargo de los negocios lo pongo todo a tu nombre».Así es como lo recuerda Antonio, el segundo nieto de Juanico, que aún no está muy seguro de si su padre mató a su abuelo o sólo se intentó aprovechar de unas circunstancias favorables.
Porque Juanico, a los cuatro años de ceder la titularidad de todos los negocios y posesiones familiares a su hijo, quiso recuperar el mando. Juan Asensio, tras aceptar la oferta de su padre, demostró una habilidad insólita para cimentar el germen de una fortuna económica que hoy se estima en poco menos que 100 millones de euros.
En 1966, tras varios años demandando a su hijo que le devolviera lo que era suyo, Juanico apareció muerto en una carretera. Hay dos versiones de aquel hecho. La mejor intencionada argumenta que Juanico estaba tirado en la calle, como tantas otras veces tras sus excesos alcohólicos, y que cuando los hijos se acercaron a recogerlo lo encontraron muerto.
Juan pensó en la indemnización por accidente, y compró al conductor de la ambulancia para que pasara la rueda del vehículo sobre la cabeza de su malhadado padre. En la versión más descarnada de la historia se sugiere que Juan Asensio habría comenzado su carrera criminal asesinando a su propio padre.
Desde aquella fecha hasta 1985 Juan Asensio aprovechó el boom desarrollista de la España transicional y asentó su fortuna.En Almería era fácil hacer negocios. El turismo empezaba a convertirse en un fenómeno gratamente endémico para una provincia pobre y siempre amenazada por el desierto. Los viejos cines Monumental dieron paso a otros negocios. «Yo creo que mi padre, más que meterse directamente en negocios sucios, lo que hacía era prestar el dinero», sugiere ahora Antonio Asensio.
EL ASESINATO DE LA MADRE
Tras la muerte a tiros de su madre en 1985, Antonio no dudó en acusar del asesinato a su propio padre. Angeles García Dionis.Después de 31 años casados, Angeles había pedido el divorcio y la separación de bienes. Se hablaba ya entonces de una fortuna que rondaba los 8.000 millones de pesetas de entonces. Y, además, ella sabía que su marido mantenía relaciones con otra mujer, María Dolores Roda. Angeles fue acribillada por la espalda en el portal de su casa el primero de marzo.
Su marido fue el único sospechoso. Pero salió absuelto. A pesar de que su amante reconoció que había lavado de sangre las ropas de Juan Asensio y de que lo había visto tirar al retrete varios casquillos de bala. Lo relata el periodista Joaquín Abad, que entonces dirigía La Crónica de Almería y que sufrió dos intentos de asesinato por parte de sicarios contratados por Asensio. «En aquella época ya funcionaba como un mafioso, con todo un entramado de gente de la calle, de la política y de la policía que lo protegían».
El propio juez Baltasar Garzón intentó, desde la Audiencia Nacional, relacionar a Asensio con operaciones de narcotráfico. Sin éxito.Siempre había una coartada. Alguien que juraba por sus hijos no haber escuchado el nombre de Juan Asensio en toda su vida, aunque antes lo hubiera delatado. Y los testigos que una vez dijeron que le habían visto tomar el café con el capo cada tarde, se retractaban en la segunda declaración con el rostro empalidecido de miedo.
«Se le dejó hacer y se convirtió en un intocable. En aquella época, no se le daba mucha importancia a estos personajes. Pasaba como en tu tierra, Galicia, con los narcotraficantes. Eran considerados más como benefactores que como delincuentes. Traían riqueza, y esta es una provincia muy pobre. Pero de aquellos polvos vienen estos lodos. ¿Sabes que cuando detuvieron a Asensio en el 92 le incautaron un escáner de la Policía?». Quien habla es un agente veterano, ya retirado, que compartió servicio con El Chino, quien abandonó el uniforme para convertirse en guardaespaldas de Juan Asensio. «En su época era un buen policía. Yo no voy a juzgarlo.Pero entonces aquí empezaba a haber dinerito fácil. La tentación era muy grande».
ORGANIZAR LA RED
Asensio se encontró con Giuseppe D Amico en la década de los 80. El italiano había desembarcado en Almería con fundamentados conocimientos sobre cómo se organiza una buena red criminal sustentada por tapaderas semilegales, como las que tenía Asensio con sus cines y sus negocios inmobiliarios. «Una provincia turística, como esta, es el paraíso de los que quieren blanquear. Yo creo que éste se vino a España para eso. Trabajó una temporada para sus patrones italianos y luego se independizó. Pero esto no lo pongas. Son todo suposiciones», especula el veterano policía.
-¿Pero se puede hablar de mafia?
-Claro que son mafias. Y hasta ahora se notaba menos. Pero ahora están viniendo los del Este y estos dos los están contratando a todos.
-¿Cómo entran?
-Mira, para meter armas, drogas o gente en Almería o en cualquier sitio de la costa sólo te hace falta un buen yate. Los puertos deportivos no están controlados. Son competencia de la Policía Nacional, pero eso es el limbo, una entrada con derecho a barra libre -responde, ahora, Ginés Rueda, secretario general de la Unión Federal de Policía en Andalucía oriental.
Normal que no controlen los puertos deportivos, dice el ex compañero de El Chino. «En una provincia que depende tanto del turismo, no es bueno molestar a los turistas de calidad, a los de dinero.Y éstos llegan a veces en yate», explica el ex compañero de El Chino.
Pero el asentamiento de estas dos familias criminales, que hasta la muerte de Asensio se repartían la provincia (el futuro es una incógnita, pero la familia del almeriense parece desarticulada), ha sido, según este policía, causa directa de que en seis años la delincuencia en la provincia se haya disparado. Entre 1996 y 2002, el número de diligencias judiciales aumentó en un 70%.El doble que en el resto de España, donde el crecimiento se situó en un 35.6%.
Ya en el año 2000, el diputado socialista Diego Asensio advertía de la escalada delincuencial en la provincia. En aquel ejercicio, el número de delitos registrado en Almería multiplicaba por 16 al de la conflictiva Euskadi.
Fuentes policiales destacan ante CRONICA su preocupación por lo que pueda pasar en los próximos meses. Con la muerte de Asensio y de El Chino, la organización está descabezada. No hay herederos naturales. «Todos estos ex militares del Este que están llegando no van a acabar de porteros en las discotecas de D'Amico. Aunque les paga muy bien. ¿Has visto qué coches llevan? ¿Y qué ropa?», se pregunta el policía retirado.
Para una persona bien preparada que quiera integrarse en una organización de este tipo en Almería resulta fácil contactar con sus contratadores. Basta con la pequeña inversión que supone inscribirse en un gimnasio. Allí es donde se contacta. Como reclamo sólo hay que tener unos buenos músculos y esa disciplina física que nunca abandona a los ex militares.
Se reconocen entre ellos. Se buscan. Siempre hace falta gente.O se organizan entre desheredados para dar su golpe preferido: asalto a mano armada a joyerías: «Las joyas las colocan muy bien.Son su especialidad. Pasa en Levante y pasa en Madrid. Son gente muy curtida. No les preocupa que les vean. Van a cara descubierta y con las armas al aire. Los delincuentes españoles no tienen cojones para hacer un trabajo así, a plena luz del día. Pero éstos están tan acostumbrados a matar y a que los maten, que les da igual».
D'Amico cuida a estos nuevos mercenarios. Se les puede encontrar a las puertas de cada uno de sus innumerables pubs y discotecas.Los que están en nómina son los legales, vestidos de riguroso negro (en invierno, cuando la ropa más holgada les permite llevar hierro sin dar el cante, dejan enseñar el arma bajo la chaqueta al primer atisbo de problema).
Los no legales mariposean por los alrededores. Se les puede contratar por 3.000 euros para matar a alguien. Antonio Asensio cree que el asesino de su padre salió de ahí. Y sospecha de la mujer que contrató al sicario, aunque no quiere dar nombres. Su propio padre estuvo a punto de asesinarlo (le amenazó, mandó que empotraran un todoterreno en el escaparate de su negocio para que retirase la denuncia) hasta que se retractó y retiró la denuncia contra él por el asesinato de su madre.
Antonio Bernabé Capel, El Chino, murió el pasado lunes a manos del hijo mayor de Juan Asensio. Eran las 12 del mediodía. El hijo del capo transitaba por la céntrica calle García Lorca cuando vio el todoterreno que había sido de su padre conducido por su hermanastro, Roberto López, y con El Chino como copiloto. El Chino, como testaferro del viejo Asensio, se había quedado con una buena tajada del patrimonio del capo al fallecer éste. Pero fue el provocador.
Nadie sabe por qué. Empezó a gritarle «maricona» a Juan José.Se enzarzaron en una pelea. Juan José fue detenido con la cabeza abierta y media cara deformada. Pero disparó primero. Desde la muerte de su padre, había frecuentado con más asiduidad las galerías de tiro. «Estoy asustado. Me va a pasar algo», le decía a su hermano Antonio.
En este lejano oeste de Almería, Antonio fue el único de los Asensio que no aprendió a matar. Ahora puede ser el heredero de una enorme fortuna y de una organización criminal, pero no quiere ni pensarlo. Tiene una tienda de ropa para niños. Las únicas pistolas que le gusta ver aparecen en su comercio con las rebajas de enero, cuando los niños aún no han tenido tiempo de destrozar sus regalos de reyes. Pero reconoce que se estremece cuando los niños disfrazados de cow-boy desenfundan y le dicen: «Antonio. Pum».
ONCE ASESINATOS EN APENAS SEIS MESES
En sólo seis meses, una provincia como Almería, con apenas 500.000 habitantes censados, ha visto cómo morían de forma violenta 11 personas. Crímenes pasionales o ajustes de cuentas por narcotráfico y prostitución han teñido de sangre el desierto almeriense.
Apedreado. 10-I-2004. José García Carretero, taxista de 52 años, aperece muerto en un descampado de las afueras de Almería. Presuntamente, un ciudadano marroquí le ofreció los servicios seuales de un menor de la misma nacionalidad recién llegado, sin papeles. Una vez en el descampado, el enlace se marchó a pie. El menor quizá no había entendido las razones de su presencia allí, y ante el acoso sexual del taxista reaccionó violentamente. Armado con una piedra, descalabró al taxista.
Estrangulada. 25- I- 2004. María Alcalde, vecina de Adra y de 43 años, vio cómo tres ucranianos violaban a su hija deficiente mental, de 23. Intentó socorerla y fue estrangulada por los agresores.
Ahorcado. 5-II-2004. I.K., ciudadano lituano de 33 años, aparece ahorcado del brazo de una pala excavadora en un semillero de Níjar. Dos compatriotas suyos fueron detenidos. Al parecer, se trató de un ajuste de cuentas público: querían que el cadáver sirviera de ejemplo para aquellos que tienen ideas propias y se desvinculan de la empresa. De hecho, cuando lo colgaron ya estaba muerto. La autopsia desveló que había fallecido a causa de una brutal paliza propinada en otro lugar.
Tiroteado. 6- II-2004. El empresario Juan Asensio aparece en el ascensor de su casa con dos disparos en plena cara. La policía sospecha de un profesional contratado. También es posible que se trate de una persona muy allegada al capo almeriense. Conocía sus rutinas. Cuando fue asesinado, acababa de depositar en el contenedor del céntrico edificio almeriense la basura.
Apuñalado. 3-III-2004. José Pérez Moral, toxicómano de 42 años, aparece muerto en el portal de su casa del barrio de Pescadería desangrado tras recibir 22 puñaladas. Su agresor, M.L.P., también toxicómano, fue detenido a las pocas horas. Al parecer, el móvil del crimen fue una simple disputa por el presunto robo de un televisor por parte del asesinado.
Parricidio. 20-III-2004. I.O.M., ciudadano marroquí de 37 años, mata a su esposa en Roquetas y huye. Intenta cruzar la frontera francesa pero es identificado y detenido en Tarragona.
Reyerta. 26-III-2004. R.L., marroquí de 32 años, resulta muerto en la Joya, en plena calle, tras una reyerta. Tres compatriotas suyos son detenidos. Todos ellos estaban vinculados a negocios de prostitución y blanqueo de dinero procedente de otros clanes.
Con un punzón. 7-IV-2004. José Invernón López, de 52 años, es encontrado muerto en su casa de la calle Jacinto Anglada, en la localidad de Vera. Tiene un punzón para el hielo clavado en el cráneo. No hay detenidos ni pistas fiables.
Acuchillado. 8-IV-2004. Manuel López Sierra, de 21 años, es acuchillado a las puertas del video pub almeriense Mediterráneo. Otro joven de 20 años es el único detenido. Al parecer, se trata simplemente de una riña aderezada con alcohol a causa de una chica.
Celos. 18- IV-2004. El ex marido de la compañera sentimental del toxicómano José Francisco Reyes lo asesina en su domicilio.A.F.S.P., alias El Bandi, es detenido a las pocas horas.
Tiroteado. 14-VI-2004. Juan José Asensio García, hijo mayor del empresario mafioso Juan Asensio, tirotea en plena calle, a mediodía, al ex guardaespaldas de su padre.
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