martes, 1 de septiembre de 2015

Diego Alves, el mejor portero de la historia del Almería

Diego Alves, el mejor portero de la historia del Almería
Escrito por  Sebastián Guirao / Sportalmeria / Miércoles, 22 Enero 2014 

Diego Alves
Diego Alves

En un lugar de Andalucía, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un cancerbero de los de reflejos de gato callejero, sabiduría antigua, agilidad fina y de penaltis parador. Este legendario guerrero no era otro sino el ingenioso hidalgo don Diego de Almería.

Nombre: Diego Alves Carreira.

Lugar de nacimiento: Río de Janeiro (Brasil).

Fecha de nacimiento: 24 de junio de 1985.

Demarcación: portero.

Temporadas en la UDA: 2007-2011: Primera División.

DULCE ESTRENO LIGUERO. Un debut de lo más inspirado trajo al panorama balompédico nacional a un desconocido hasta la fecha Diego Alves. La actuación en aquel encuentro, sustituyendo a Cobeño, contra el Sevilla de la camiseta rosa fosforito enroló con fuerza al meta brasileño en el once titular de esa UDA debutante en Primera.

El Almería hizo coincidir aquella campaña en su equipo un repertorio de grandísimos futbolistas que probablemente en mucho tiempo no volvamos a vivir de nuevo. El ejercicio de dicho año realizado por el arquero de Río fue algo sobrenatural para lo que la afición almeriensista estaba acostumbrada. Diego se colocó el mono de trabajo y dio inicio a una idílica historia de amor entre la grada indaliana y él mismo.



LA MAGIA EN LOS PENALTIS. Escribir sobre el mejor portero de la historia del Almería se antoja fácil, pero también a la vez tiene su pequeña dificultad. Al recordarlo, da la sensación a posteriori de que a Alves le rodeaba un aura especial cuando se enfrentaba a un lanzamiento de pena máxima. Algo nuevo, no solo en Almería, sino posiblemente en gran parte de la historia de la Liga. Bien es cierto que para detener un penal influyen dos cosas principalmente: una es estudiar a los rivales para saber cómo los tiran y la segunda es la fortuna. Pero además, a Diego le acompañaba una intuición especial que daba una seguridad y un poder mental contra el lanzador (un poco al estilo Rafa Nadal) difícil de expresar. Durante su etapa en el vestuario del Mediterráneo, al sobrio goleiro le marcaron la delirante cifra de cinco de diecisiete penaltis disparados. Acongojante.



OVACIONES. Me tomo la licencia de generalizar la opinión de que Diego Alves es uno de los mejores jugadores que han pasado por la capital alcazabina. Incluso con alta posibilidad de ser alzado a un escalón del podio rojiblanco imaginario. El guardameta sudamericano dio rienda suelta a sus reflejos y domingo sí, domingo no, dejaba boquiabiertos a propios y extraños con la solvencia con que atajaba los mano a mano, la seguridad con que rechazaba los balones tras duros disparos y la inspiración vertida para lucirse desviando malévolos chuts.



REFLEJOS. Quizá esta palabra sea la más repetida cuando en las comidillas futbolísticas se rememora a los jugadores legendarios que han regalado tardes de gloria a la parroquia almeriense. Los reflejos y los penaltis parados son sin duda alguna las virtudes más recordadas por todos. No obstante, la perfección no existe, y en un portero es mucho más difícil de alcanzar y además que se note. Después de preguntar a mis compañeros sportalmerienses afiancé lo que pensaba sobre los fallos que el meta cometió en su estancia en la UDA. Creo que hay unanimidad: los balones por alto. La falta de decisión en los saques de esquina o en centros al área dio lugar a bastantes amagos de salida por parte de Alves, que a veces transmitía dicha indecisión a sus compañeros.



Y EL FELINO SE FUE A VALENCIA. Después de salvar cientos de disparos a los mejores delanteros del mundo (contra Madrid o Barça tampoco decrecía su seguridad) durante cuatro años bajo los palos del feudo indálico, el Valencia se llevó a un auténtico seguro en la portería. Tras docenas de partidos sacando manos milagrosas, luciéndose ante numerosos tiros envenenados y excelentes actuaciones, el arco de la UDA quedaba un poco huérfano. Grandes blocajes e intervenciones decisivas fueron durante cuatro temporadas de la mano de una profesionalidad y un comportamiento dentro y fuera de la cancha inconmensurables.

La marcha de las magníficas paradas brasileras dejaron para siempre la portería rojiblanca un poco menos guardada.
Diego Alves

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