Publicado en El Tiralineas. Escrito por Raúl Piñeiro.
Imágenes: almeriaunion.com
Año 1995. El Almería CF se había plantado en Segunda División en tiempo record. Fundado en 1989 como alternativa al Poli Almería, que decía ser la continuación de la extinta Agrupación Almería, el conjunto rojiblanco de pantalón blanco había hecho en la mitad de tiempo muchísimo más que el equipo cuyo pantalón era de color azul. La fase de ascenso no había sido sencilla. Ferrol, Sestao y Valencia B habían sido los rivales y en la última jornada, con un épico triunfo en Paterna, y gracias al conveniente empate entre Beasain y Ferrol, el Almería CF, el del Blanes, estaba en Segunda y, desde entonces, el nombre de Beasain quedaría grabado en la memoria de los aficionados rojiblancos. Al menos de los que de aquellas ya andábamos siguiendo al equipo.
El ascenso, no obstante, fue una caja de bombas para el Almería. En esa última jornada, con el viaje a Valencia y con pocas opciones de ascender, Pepe Cayuela, el técnico, se excusa alegando cierta indisposición o que se yo. Él no creía en el ascenso. El caso es que el Almería no solo gano en Valencia con Pepe Navarro en el banquillo, sino que encima logro subir a Segunda y el autobús rojiblanco, de camino a Almería para las celebraciones, tuvo que hacer una parada técnica para que el técnico oficial, Pepe Cayuela, formara parte de los actos. Imaginen esta escena. El entrenador que se había borrado del trascendental partido se sube a un autobús para apropiarse de un éxito que, al final, no había sido el suyo. Hubo algunos jugadores que no solo no estuvieron de acuerdo con que el técnico se apuntara el tanto, sino que incluso lo demostraron. Cuentan que el abucheo fue de aúpa en aquel autocar. El míster, excéntrico como pocos, hizo de tripas corazón y mantuvo la compostura. Equipo y ciudad celebraron el histórico ascenso a Segunda, como si nada hubiera pasado. De hecho hubo gente que no tenía ni idea de lo que había sucedido y, seguramente, habrá gente que se estará enterando según me leen.
Con la resaca del ascenso era el tiempo de planificar la temporada en la División de Plata. La continuidad del hombre-talismán Pepe Cayuela (había dirigido y llevado al Almería desde Tercera a Segunda A, aunque en distintas etapas) estaba garantizada. El reto era importante, pero la afición confiaba en una plantilla que había desarrollado un futbol espectacular en Segunda B y a la que quizás con unos pocos retoques necesarios, le bastaría para poder lograr la ansiada permanencia. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula cuando el club anuncia la lista de descartes en la que figuraban nombres muy ilustres como Onofre, Recha o Manolo Sousa, sobre todo. El técnico justificó la lista diciendo que “no valían para Segunda”. La realidad es que Cayuela no había olvidado el desplante del autobús del día del ascenso y ajustó cuentas. Especialmente doloroso fue para mí ver marchar al sevillano Sousa al Écija, también en Segunda entonces.
Siguieron en el plantel jugadores como el gran capitán Julio, Diego López, Juan Carlos Portillo, Jorge Peralta, Iñaki, Ortega y un jovencísimo Paco Luna, que se había destapado como goleador en esa promoción. A ellos se unirían una serie de nombres ilustres como Cuaresma del Valladolid o Uribarrena del Celta, ambos en Primera. Junto a un grupo de jóvenes del Barcelona B (el meta Julio Iglesias, Gonzalo y Jon Bakero, hermano de José Mari, capitán del Barcelona de Cruyff). También llegarían Antonio Lima (que llego a ser internacional por Andorra) y Puche del Palamós; Rajado y Lucero del Leganés; Roberto Martínez, que había sido pichichi dos años antes con el Palamós y llegaba procedente del Mérida; el genial mediocentro Castillo, que venía del Chaves portugués, si no recuerdo mal; y un trío de jugadores balcánicos formado por Milinkovic, procedente del Lleida con el que incluso jugó en Primera; Barbaric, un veterano jugador que había estado en el Burgos en Primera; y Ranko Popovic, el desconocido, que pese a no ser titular indiscutible se ganó el corazón de la afición rojiblanca para siempre. Como ven, una lista de fichajes de lo mas variopinta. Una lista que, en su día, se asumió fue confeccionada con la mítica y tristemente desaparecida revista ‘Don Balón’, porque si no, no se explica, ya que de aquellas, hablo del verano de 1995, lo de internet era ciencia ficción.
Fue una temporada dura. Nunca sabremos que había pasado si hubiera mantenido el bloque del ascenso. Lo que es seguro es que los fichajes, aunque tenían mucho nombre, no fueron todo lo buenos que se esperaba de ellos. Cayuela en el banquillo era pura dinamita. Empezaría la liga. Se marcharía tras la jornada 11 porque decía no verse capacitado. Le sustituiría Quique Hernández, que se traería a Ituarte y Dani para sustituir a Iñaki y a Ortega, que acababa de ser fichado por el Albacete de Benito Floro en Primera junto a Paco Luna, que en la primera vuelta había demostrado que lo de la fase de ascenso no era flor de un día. También se iría Barbaric y llegarían Luke, delantero formado en el Athletic de Bilbao y que lograría el gol de la permanencia en la última jornada, y otro delantero balcánico, Vorkapic, que lograría dos decisivos tantos en la penúltima jornada ante el Sestao en el Juan Rojas que asegurarían un empate clave de cara a afrontar la última jornada liguera con opciones de salvarse.
A todo esto, Hernández habría dejado el club en la jornada 27, siendo sustituido por Cayuela de nuevo, aunque este volvería a marcharse a falta de dos jornadas. Es justo, por tanto, recordar que los dos empates decisivos que valieron una permanencia fueron con Boquerón Esteban, que había llegado como segundo de Cayuela, en el banquillo. Y si esa temporada fue caótica, no les cuento la siguiente que, encima significó el descenso a Segunda B gracias a un director deportivo que era socio de una empresa que surtió de jugadores al Almería. Y el desfile de técnicos no se quedó atrás con Gonzalo Hurtado, Pepe Navarro, Uli Stielike y Pedro Braojos de figurantes.
El ‘Don Balón’ de entonces es el internet de ahora. Y el PC Futbol, el FIFA. Y entre medias, entrenadores, directores deportivos y presidentes jugando a ser dios. Unas veces se acierta, y otras no. No creo que fichar sea sencillo. Pero el no hacer fichajes tampoco es la solución. Lo importante es formar la plantilla más competitiva posible y, a partir de ahí, a ver qué pasa…
El Almería del Don Balón
- Publicado en El Tiralineas
- Escrito por Raúl Piñeiro.
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