sábado, 26 de septiembre de 2015

El Fondo Katy y Almería: desconocimiento o desidia

El Fondo Katy y Almería: desconocimiento o desidia. 
Por Antonio LLaguno Rojas. 12 febrero, 2014 elAlmanzora.com

Antonio LLaguno Rojas.
Antonio Llaguno Rojas. Vicepresidente de la Fundación Kati, de Tombuctú.


El pasado día 23 de enero, el Ayuntamiento de Toledo, de manos de su alcalde, Emilio García- Page, ha otorgado al Fondo Kati la Medalla de Oro de la ciudad, con la presencia, entre otras autoridades, del presidente de la Cortes de Castilla la Mancha y del vicepresidente de la Diputación de Toledo.

Recibió tal honor y distinción Ismael Diadié Haidara, el último patriarca de la familia Kati, procedente de Toledo y que se aposentó en la Curva del río Níger hace más de quinientos años.

El Fondo Kati lo constituye una colección de 12.657 manuscritos, con 7.126 notas marginales en 1.102 de ellos, escritos en árabe, castellano antiguo aljamiado y hebreo, cuyo inicio fue la biblioteca personal que se llevara consigo al África negra en 1467 el entonces patriarca de la familia, Alí ben Ziyad. Estos manuscritos tienen un valor incalculable, pues, en muchos de ellos se contiene una información inestimable para reinterpretar muchas páginas de la historia de España y más concretamente de Andalucía, pues algunos centenares de ellos provienen del Al- Andalus que visitara Alí ben Ziyad inmediatamente antes de partir a su exilio africano. El exilio de muchos otros andalusíes al continente africano, la contribución de muchos de ellos a la arquitectura, la poesía, la historiografía o la política del entorno de Tombuctú están entre sus páginas, como la creación de un Estado regido por los andalusíes que llevara consigo Yuder Pachá, natural de Cuevas del Almanzora.

Pues bien, parte de este importante legado podría estar en tierras almerienses, o nuestros investigadores estudiar estos manuscritos en la Biblioteca Kati de Tombuctú, pero el desconocimiento, falta de interés o la desidia de nuestras instituciones todavía no lo han hecho posible.

Llevo ya muchos años intentando divulgar esta historia de la relación entre Al-Andalus, y especialmente Almería, y este importante legado cultural, considerado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad, y en estos últimos tiempos, ante la inestabilidad de Mali, valorar la posibilidad de que se ubique en nuestra tierra parte de este valioso tesoro cultural. La Junta de Andalucía financió en 2003 la construcción de la Biblioteca de Tombuctú para albergar este Fondo Kati, y la Universidad de Almería ha llevado a cabo acciones puntuales para dar a conocer la presencia de andalusíes en el Subsahara en algún Curso de verano, y una conferencia reciente sobre la situación actual de Mali y los peligros de destrucción del patrimonio cultural de Tombuctú. Pero la asignatura pendiente es la firma de un convenio entre el Fondo Kati y la Universidad para que nuestros investigadores puedan estudiar sus manuscritos en la ciudad maliense. Convenios como los que han firmado universidades tan prestigiosas como la de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y otras americanas como Chicago y europeas como Trento y Génova pueden ser un acicate para que nuestra Universidad haga lo mismo. En ello estoy y espero y confío que no tarde en producirse la firma correspondiente.

Pensando también en la ubicación de una parte del Fondo Kati en Almería, como por ejemplo en la casa de Ángel Valente, que, por cierto, da nombre a la biblioteca de Tombuctú, y aprovechando la presencia de Ismael Diadié en Almería, quise entrevistarme con el diputado delegado de Presidencia de la Diputación Provincial, Javier Aureliano García, para plantearle el tema. A pesar de la mediación voluntariosa del alcalde de Cuevas, Jesús Caicedo, el diputado no encontró hueco para recibirnos, y eso que el alcalde Caicedo se empeñó personalmente en que nos recibiera. ¡No veníamos a pedir, sino a dar!, el desconocimiento heredero de la desidia.

Y ello porque no quiero pensar que las claves del no recibimiento fueran las diferencias políticas, totalmente fuera de contexto, porque de lo que hablamos es de algo que supera las siglas partidistas. Un ejemplo clarificador de esto último es el apoyo del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera al Fondo Kati, cuya alcaldesa, la popular María José García-Pelayo, acompañó a Ismael Diadié a Toledo a recoger la medalla de oro.

No sé si será tarde ya para que parte del Fondo Kati venga a Almería, porque hay ciudades más sensibilizdas con el tema, como Toledo, que ha ofrecido su Centro Cultural San Marcos para tal fin. José Luís Masegosa se lo preguntaba el otro día en La Voz de Almería: “¿Habrá alguna iniciativa almeriense?”, que nos permita encontrarnos –digo yo- con nuestro pasado escrito en bellas páginas de nuestros pretéritos antepasados andalusíes.
EL FONDO KATI Y ALMERÍA: DESCONOCIMIENTO O DESIDIA. Por Antonio LLaguno Rojas.

sábado, 12 de septiembre de 2015

El Milan de Sacchi

El Milan de Sacchi  | Gol en Las Gaunas

A finales de los 80 nace un nuevo equipo que pasará a la historia por sus grandes éxitos. El Milan de Sacchi sorprende al mundo rompiendo las reglas y tradiciones del fútbol defensivo de Italia.

Años después de alguna crisis deportiva del club, Arrigo Sacchi apuesta por una idea de fútbol ofensivo sujetada por una sólida defensa. Es entonces cuando el Milan empieza a maravillar y servir de referente de muchos equipos en el futuro. El gran salto de calidad tenía que ver mucho con la llegada de tres futbolistas holandeses, hablamos de Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco Van Basten.

van basten gullit rijkaard milan
Van Basten - Gullit - Rijkaard

En 1987 el club rossonero gana la Supercopa de Italia y el Scudetto, fue entonces cuando pasó a ser conocido como “los inmortales de Sacchi”.  En la portería Giovanni Galli. Franco Baresi, Alessandro Costacurta, Paolo Maldini y Mauro Tassotti aportaban fortaleza y solidez defensiva, a parte de una más que entrenada táctica de fuera de juego. En el centro del campo Carlo Ancelotti, Roberto Donadoni y Angelo Colombo controlaban el equilibrio del equipo, mientras que Frank Rijkaard tenía libertad para llegar al área rival y conectar con dos puntas fantásticos: Ruud Gullit y Marco Van Basten. Otro delantero habitual era Danielle Massaro.

Dos años más tarde, el Milan gana la Copa de Europa tras eliminar en la semifinal al Real Madrid, convirtiéndose así en la bestia negra de la mejor generación de la cantera blanca: “La quinta del Buitre”. Tras un empate a 1 en el Santiago Bernabéu, los italianos ganan 5-0 en San Siro. Pocas semanas después el Camp Nou fue espectador de lujo de otra paliza futbolística. El Steaua de Bucarest era arrollado con dos goles de Gullit y dos de Van Basten en 47 minutos. El proyecto de Sacchi se coronaba así en Europa, un éxito que se repetiría un año después proclamándose de nuevo campeón frente al Benfica por 1-0.

van basten rijkaard gullit champions league

Esa fue la base de un club que seguiría ganando títulos años después imitando el modelo de Arrigo Sacchi, un visionario que con la idea “demente” de eliminar el catenaccio cambió el fútbol mundial. Desde entonces el Milan es el club con más títulos del mundo en los últimos 20 años.

Sacchi Milan

El Milan de Sacchi - Gol en Las Gaunas | Gol en Las Gaunas

martes, 8 de septiembre de 2015

Siempre Paquito Milán

Siempre Paquito Milán
Miguel González / IDEAL 26 DE DICIEMBRE DE 2008


Paco Milán celebrando un gol frente al Betis B en la temporada 1997/98

Es difícil ser ídolo en Tercera División o 2ª B, pero Paquito Milán firmaba autógrafos igual que una estrella a la chiquillería que acudía al Escribano Castilla, y es que era eso, una estrella que, por los misterios inescrutables del fútbol, se había quedado alumbrando con su calidad y su carisma unas categorías que entienden poco de lustre y mucho de martillo. El jugador almeriense fue el buque insignia del Motril del ascenso y también uno de los principales asideros de la heroica permanencia en la temporada siguiente. La conjunción de esa época irrepetible con la magia que desplegaba sobre el campo y su indudable encanto personal lo convirtieron, además, en un icono para la afición.

Paco Milán jugaba con una sonrisa pintada en la cara, la misma que transmitían su juego y sus goles, y es que de su contacto con el balón cabía esperar cualquier genialidad, tal vez por ese manejo exquisito adquirido en el fútbol sala, en el que llegó a internacional. Mezclaba lujo y eficacia cual futbolista de dibujos animados, tal como definió en su día Jorge Valdano al brasileño Romario.

Sus bicicletas, sus goles antológicos y decisivos, su solidaridad de peón siendo artista, su particular samba después de marcar, su identificación con el equipo y su carácter alegre y afable formaban un cóctel exquisito que cautivó al personal. Sus goles parecían celebrarse más que el resto y cuando las cosas se torcían siempre quedaba la posibilidad de aferrarse a su chistera, de la que podía surgir un gol de orfebre o una asistencia providencial previo aclarado de varios rivales. Fue tan fiel a lo que había sembrado durante dos temporadas que su último partido con el Motril lo rubricó con una jugada inolvidable marca de la casa que culminó Vilaseca con el tanto de la permanencia. Después, con Miguel Novo y varios héroes más de aquellos años de epopeya blanquiazul, marchó al Maracena, otra vez a dar brillo a la Tercera. Sería el maracenero su último equipo. Una nochevieja de hace diez años, una traicionera enfermedad a la que llevaba varios meses regateando no le dio más tregua y se lo llevó en plena juventud, convirtiendo al ídolo en mito.

Posiblemente no haya un jugador tan emblemático en los veinticinco años de historia del conjunto blanquiazul. De justicia es recordarlo, aunque Milán nunca se fue, se quedó para siempre ejerciendo de eso, de Paco Milán.
Arriba el Periscopio: Articulos

Pepe Morales, un sabio del fútbol

“Sergi sabe de fútbol y va a controlar el vestuario”
Pepe Morales, un sabio del fútbol
08/09/2015   Rafa Góngora


Pepe Morales.   Rafa Góngora.

Sabe latín de fútbol, es uno de los grandes del balompié de la tierra, un crack que ahora ve los toros desde la barrera, pero siempre hay que saber su opinión para conocer el estado de salud del Almería. Pepe Morales, el gran conserje que tuvo el fútbol almeriense en el Franco Navarro y ahora campo Municipal Juan Rojas, tiene buenas sensaciones del nuevo Almería de plata en Segunda División.

No se pierde un partido del equipo almeriense y espera ver un final feliz con el regreso del Almería a Primera División. Él es una enciclopedia en el planeta fútbol: tiene miles de historias, historias para hacer unos cuantos libros de categoría. LA VOZ de Almería y la Cadena SER han estado con el gran Pepe Morales en la misma puerta del Estadio de los Juegos Mediterráneos para conocer sus sensaciones para esta nueva temporada en 2ª División.

“Se ven cosas muy buenas, como la segunda parte que vimos el domingo en casa ante Osasuna. Vimos dos goles que fueron dos golazos” y receta calma porque “la Segunda División es muy larga y no estamos en Primera. Hay que tener los pies en el suelo para esta nueva temporada”.

Vestuario
Pepe Morales no ve claro lo que tener una plantilla tan larga, con las 25 fichas ocupadas: “Dicen que como la Liga en Segunda División es muy larga... pero pienso que habrá cinco o seis futbolistas que saben que jugarán poco, aunque reconozco que Sergi sabe de fútbol y espero que lleve el vestuario lo mejor posible en esta nueva temporada”. Confía en el míster catalán del Almería y afirma que “es una persona joven con un buen carácter, llevará bien el vestuario del Almería. Hay que llevar muy bien el grupo, todos deben remar hacia la misma dirección en el mundo del fútbol. Puede tener una buena plantilla y con un vestuario malo...”.

Pepe Morales sigue soñando con el Juan Rojas: “Le comenté el otro día a mi mujer que soñé con el campo de fútbol, estaba con todo el material trabajando”.

Alfonso García
Conoce el ambiente de fútbol que hay en la calle: “La afición está entregada, hay más abonados en  Segunda que en Primeras División. Ha sido un acierto del presidente, se merece que le hagan un monumento en Almería. Hay mucho movimiento y muchas ganas de volver a Primera”
“Sergi sabe de fútbol y va a controlar el vestuario”

En el techo de la provincia de Almería: El Chullo

En el techo de la provincia de Almería: El Chullo
08/09/2015   Mónica León

Junto a Manuel Mateos, guía profesional de montaña, coronamos el pico más alto de Almería, situado en el Parque Nacional de Sierra Nevada y a 2.612 metros de altitud


La expedición al completo recorre los últimos metros antes de llegar a la cima más alta de la provincia de Almería.   Juan Sánchez.


El guía Manuel Mateos ofreciendo una explicación durante el recorrido.   

El sábado será uno de esos días difíciles de olvidar. Un grupo de montañeros experimentados y dos miembros del equipo de LA VOZ nos disponemos a coronar, junto a la compañía del guía profesional de montaña Manuel Mateos, el que es el pico más alto de la provincia de Almería, El Chullo, a nada más y nada menos que a 2.612 metros de altitud. Situado en un lugar privilegiado como es el Parque Nacional de Sierra Nevada y enclavado sobre profundos barrancos, lo convierten en una cima excelente para hacer montañismo.

A primera hora de la mañana del sábado empezamos esta aventura. El equipo de LA VOZ, formado por el fotógrafo Juan Sánchez y una servidora, Mónica León, quedamos con la otra parte de la expedición compuesta por Jose Cazorla, José Miguel Vizcaíno, Manuel Vizcaíno y Francisco Ferre para viajar hasta el municipio de Calahorra, donde nos reuniremos con el guía Manuel Mateos. Una vez allí, durante el desayuno, Manuel nos explica, a modo de briefing, qué será lo que haremos   durante el día, tras lo que nos disponemos a subir al Puerto de la Ragua donde arrancará la aventura de verdad.

Puerto de la Ragua Nuestro itinerario comienza a 2.000 metros de altitud, en concreto en la Estación Recreativa del Puerto de la Ragua. Es aquí donde dejamos los coches, nos abrigamos y cogemos las mochilas para empezar el recorrido que nos lleva hasta nuestro destino. En un principio, recorremos el cortafuegos que, de una manera un poco brusca, nos lleva al Morrón de Las Tres Lindes, donde cogemos una vereda hasta las chorreras de El Chullo, estas de un color verde intenso al ser zonas donde la nieve permanece más tiempo antes de desaparecer en verano.

Una vez pasado el repecho del principio, el camino nos da una tregua y nos permite disfrutar de una vistas increíbles y del silencio propio de estar a más de 2.000 metros de altitud, algo que solo se rompe por el sonido del agua de la Fuente de las Agüillas y el viento que se cuela entre los collados.

Siguiendo nuestra ruta hasta El Chullo, atravesamos profundos barrancos como el de El Castañar o El Diablo para meternos ya de lleno en el Collado del Espino y llegar a Laguna Seca que, efectivamente, está seca. Desde aquí podemos disfrutar de unas vistas geniales, con las que nos quedamos maravillados aquellos que estamos poco acostumbrados a estos paisajes de alta montaña. El lugar es tan idílico que lo aprovechamos para hacer una parada en la que reponer fuerzas. El cansancio ya va haciendo mella.

Tras el descanso, toca ponerse en marcha. Aquí el terreno entra en una fase más dura para nuestras piernas ya que el desnivel aumenta bastante en comparación con el resto del recorrido. Manuel Mateos nos aconseja en este punto dar pequeños pasos y seguir nuestro propio ritmo. Ya vamos observando El Chullo. Las vistas aquí nos dejan boquiabiertos. Las nubes, que amenazan lluvia, se cuelan por  debajo nuestra entre los collados, lo que deja una estampa increíble que hoy solo disfrutamos nosotros, y el viento sopla con más intensidad. Se nota que estamos cerca del pico más alto de Almería.

Reto conseguido  
No sin esfuerzo, a mediodía conseguimos coronar la cima de El Chullo. Allí uno se siente invencible y orgulloso de haber llegado. Para el guía  y para el resto de los miembros de la expedición, esta es una ruta más de las que hacen a menudo, pero para nosotros, el equipo de LA VOZ, esta es una experiencia única. Y es que, si buceamos un poco por Internet, podemos leer que llegar a El Chullo es una de las cosas que hay que hacer antes de morir si somos de Almería.

Para descender, el guía apuesta por seguir toda la cuerda de El Chullo hasta el Puerto de la Ragua. Aunque pudiera parecer fácil la bajada, pues el camino no es nada complicado, lo cierto es que aquí las piernas están más resentidas y nuestro cuerpo empieza a mandarnos señales de alerta, de ahí que la ruta se alargue un poco más de lo previsto.

A primera hora de la tarde llegamos, por fin, al mismo punto del que habíamos partido. Los ‘novatos’ creíamos que nunca íbamos a llegar, para qué mentir, por eso la emoción y sentimiento de haberlo logrado es quizás mayor para nosotros. ¿Y cómo acaba esta ruta? Pues como todas, en la mesa de un bar toda la tropa recuperando fuerzas y hablando de las anécdotas ocurridas durante el camino, que no son pocas.  Sin duda, esta ha sido una experiencia única, que no quedará aislada.

‘Las Cimas de Almería’, gratis con LA VOZ A partir del próximo domingo 13 de septiembre, LA VOZ ofrecerá de forma gratuita a sus lectores el coleccionable ‘Las Cimas de Almería’, elaborado por el guía profesional de montaña Manuel Mateos. A través de esta obra,  dividida en 30 entregas, se podrán conocer algunas de las cimas más emblemáticas de la provincia, con las que se pretente animar e inspirar a los montañeros y posibles futuros aficionados en sus próximas salidas.

“No se trata de una guía descriptiva de recorridos, si no de 30 experiencias personales contadas por un montañero enamorado de Almería”, explica su autor, Manuel Mateos.



En el techo de la provincia de Almería: El Chullo

lunes, 7 de septiembre de 2015

El consignatario que hablaba inglés

El consignatario que hablaba inglés
06/09/2015  Eduardo D. Vicente /   La Voz de Almería.


Gaspar Cuenca acaba de cumplir 89 años y se mantiene con la misma vitalidad que tenía hace medio siglo. 

Gaspar Cuenca Casas siguió el camino de su padre, gerente de MacAndrew, una de las firmas que exportaba la uva de Almería a Inglaterra. En los años cincuenta era uno de los pocos que sabían hablar inglés en Almería.

En el salón de su casa existe un ventanal que va renovando la vida dentro de la habitación: a medida que avanzan las agujas del reloj, los reflejos del sol o la caricia de las sombras a la caída de la tarde, le van dando a la estancia un aspecto diferente, de tal forma que el visitante siempre tiene la impresión de llegar a un lugar distinto según el momento del día.

La ventana es el dios de la casa, la que llena de vida los viejos cuadros que cubren las paredes, la que en verano deja pasar una corriente de aire fresco que  ventila y hace habitable el lugar. Al otro lado está el patio, otro recinto sagrado que conserva el rumor de los patios antiguos de Almería: todavía, en el silencio de la siesta, se puede escuchar la voz de alguna madre y las risas de los niños que se quedaron colgadas de los alfileres del tiempo.

El patio tiene la alegría del sol y la espiritualidad del gato que deambula como un acróbata por el alféizar de la ventana. Es un gato eterno porque en la casa de Gaspar Cuenca nunca ha faltado un gato, y cuando uno se marcha al día siguiente llega un cachorro para hacerlo inmortal. El gato de don Gaspar se llama ‘Miso’, su infiel compañero, más apegado al sofá que al amo, pero siempre presente, llenando todos los rincones de la casa con sus profundos silencios. El gato de don Gaspar tiene la mirada distante, como si viviera en otro tiempo y cuando se acurruca en una esquina parece el dueño de la soledad, un monarca que sólo obedece a su instinto: si tiene hambre busca la mano del hombre y si tiene frío el calor de su cuerpo. “El gato es un animal imprescindible, al menos en mi vida”, reconoce Gaspar Cuenca. “Me gusta porque es un animal independiente, que tiene su territorio y que guarda sus secretos. Yo llegue a tener una gata inglesa que se llamaba ‘Queen’, que después de estar en la casa durante un tiempo descubrí que era macho”, me cuenta.

Cuando era niño, en su casa de la calle de Gerona, frente al chalet de doña Paquita, también tenía un gato y un patio de luces que iluminaba las habitaciones principales de la vivienda. Su vida está muy ligada a aquella mansión donde su familia se trasladó en 1928, cuando el pequeño Gaspar acababa de cumplir los dos años de edad.

Su padre, Gaspar Cuenca Benet, era el gerente en Almería de la casa MacAndrew, encargada de transportar la uva de Almería a los puertos de Inglaterra y necesitaba una casa grande que a la vez fuera vivienda y negocio. Tenía un sótano inmenso que todos los años, cuando llegaba el tiempo de la campaña uvera, se llenaba de mesas para que los empleados manejaran los libros de embarque, aquellos tomos gigantescos donde los escribientes iban anotando a tinta china todos los detalles de las operaciones de venta. Junto al patio de luces aparecía el despacho del padre, un santuario de los negocios donde se guardaba la caja fuerte con el dinero y las escrituras. En aquellos años, la actividad durante los meses de la faena era vertiginosa y había semanas en que la luz del despacho no se apagaba de noche y uno se podía cruzar por los pasillos con un empleado a altas horas de la madrugada.

Después llegó la guerra que frenó el negocio y dejó la uva estancada bajo los tinglados del puerto. En aquellas últimas semanas del verano de 1936, su padre fue apresado y encarcelado. Gaspar recuerda el día que iba caminando de la mano de su tía Loreto por la calle Reyes Católicos y de pronto escuchó la voz de su padre, que desde un camión dijo: “Nos llevan a las Adoratrices, mándame un colchón”.

A comienzos de noviembre, la casa McAndrew llegó a un compromiso con la Cámara Oficial Uvera para mandar  cinco barcos y llevarse a Inglaterra toda la uva que había almacenada en el puerto. En dicho compromiso se incluía que su gerente en Almería saliera de prisión durante los días que duraran las operaciones para participar en las tareas de embarque. En el cuarto barco que partió del puerto rumbo a Liverpool, en el almacén, entre los barriles de uva, se marchó escondido Gaspar Cuenca Benet, teniendo que dejar atrás a su familia. Una vez en Inglaterra, y por mediación de la embajada británica, reclamó a su mujer y a sus cuatro hijos, que en un destructor inglés pudieron salir de Almería rumbo a Gibraltar, donde permanecieron hasta que toda la familia pudo reunirse unos meses después en Sevilla.

Al terminar la guerra  el padre recuperó su cargo de director de McAndrew  en Almería y el pequeño Gaspar, que ya tenía trece años, pudo reanudar sus estudios en el colegio de la Salle. “De la vuelta a la escuela recuerdo que yo era junto a Manuel López Gay, el único que estudiaba inglés en Almería. Nos daba clases el director”, asegura.

Viajero Cuando concluyó sus estudios se marchó a Barcelona costeado por la casa McAndrew para que aprendiera el oficio de su padre. Un año después lo mandaron a Londres, donde permaneció durante dos años, en una época en la que la ‘City’ resurgía de forma vertiginosa después de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. “Allí descubrí que nos llevaban un siglo de adelanto”, recuerda.

Cuando en vacaciones volvía a Almería, Gaspar destacaba por su forma de vestir, por sus modales británicos y sobre todo, porque era uno de los pocos jóvenes veinteañeros que hablaba inglés perfectamente, lo que le otorgaba un aire extravagante y un toque de distinción que lo acompañó a lo largo de su vida.

De aquellos tiempos de posguerra, en los que viajaba con frecuencia al Reino Unido, recuerda con especial cariño su amistad con la profesora Celia Viñas. No coincidieron dentro del aula, sino a través de su familia. Celia era amiga de las hermanas de Gaspar y muchas tardes aparecía por su casa invitada a la merienda.

En el verano de 1944, recién terminado el curso, la madre de los Cuenca invitó a la joven profesora a pasar un mes en Laujar y allí terminó de consolidarse una relación de pura amistad. “El contacto que tuve con Celia me dejó huella. Ella era el amor a todo: a la juventud, a la naturaleza, a la maternidad que no pudo disfrutar”. Mientras me habla de Celia Viñas, Gaspar Cuenca, emocionado, acaricia entre  sus piernas a su gato ‘Miso’, que con los ojos bien abiertos escucha las historias de su viejo amigo.
El consignatario que hablaba inglés

domingo, 6 de septiembre de 2015

Florencio Amarilla, un extremo de película

Amarilla: el futbolista que quiso ser actor

FLORENCIO AMARILLA
Florencio Amarilla

Datos personales

Nombre completo: Florencio Amarilla Lacasa

Nacimiento: Coronel Bogado, Paraguay, 3 de enero de 1935

Fallecimiento: 25 de agosto de 2012

Florencio Amarilla Lacasa (Coronel Bogado, Paraguay, 3 de enero de 1935 - 25 de agosto de 2012) fue un futbolista paraguayo. Jugaba de carrilero por la izquierda.

Trayectoria

Se dio a conocer en el Club Nacional de Asunción. Tras disputar la Copa Mundial de Fútbol de 1958 en Suecia fue contratado por el Real Oviedo de la Primera División de España, donde jugó tres temporadas. También jugó en la temporada 1961-62 en el Elche CF.

En la temporada 67-88 fichó por el C.D. Almería, donde se retiró y estableció definitivamente su residencia. Más tarde, comenzó una intensa carrera como entrenador que le llevó a dirigir a los principales clubes de la provincia de Almería. Entre ellos a la Peña Deportiva Garrucha en su ascenso y periplo de dos años en la tercera división de España Por casualidad, el cine se cruzó en su camino y encontró su segunda vocación. Trabajó como figurante y actor de reparto en numerosas películas que se rodaron en escenarios almerienses, algunas tan importantes como ‘100 rifles’, ‘Shalako’, ‘El Cóndor’, ‘Patton’, ‘Sol rojo’ o ‘Conan, el bárbaro’.

Clubes

ClubPaísAño
NacionalBandera de Paraguay Paraguay1953-1958
Real OviedoBandera de España España1958-1961
ElcheBandera de España España1961-1967
AlmeríaBandera de España España1967-1970


Selección nacional

Fue internacional con la Selección de fútbol de Paraguay. Con ésta disputó la Copa Mundial de 1958 celebrada en Suecia. En el primer partido de la primera fase, que enfrentó a Paraguay con Francia, Amarilla marcó dos de los tres goles de su equipo, aunque acabó perdiendo por 7-3

Participaciones en Copas del Mundo

MundialSedeResultadoPartidosGoles
Copa Mundial de Fútbol de 1958Bandera de SueciaSueciaPrimera fase32

Goles en la Selección

ResultadosLugarEstadioFechaTipoGol(es)
Bandera de ParaguayParaguay50Bandera de UruguayUruguayAsunciónEstadio Defensores del Chaco14 de julio de1957Eliminatorias Sudamericanas 19583 goles
Bandera de ParaguayParaguay37Bandera de Francia FranciaNorrköpingEstadio Iddrotsparken8 de junio de1958Copa del Mundo 19582 goles
Florencio Amarilla - Wikipedia, la enciclopedia libre

El cóndor (1970) Poster
El cóndor (1970)

Florencio Amarilla
Por José María Troche. 23 de diciembre de 2009

Hasta el 14 de julio de 1957, la vida de Florencio Amarilla era totalmente normal. Trabajaba y jugaba al fútbol, en Nacional, de cuyo plantel principal era integrante. Aunque algunas páginas de internet dicen que "jugaba de carrilero por la izquierda", en realidad era un auténtico wing tatá que en el lenguaje pelotero paraguayo quiere decir: punzante, veloz, entrador y con un cañón en vez de la pierna izquierda.

Pero, cuando fue llamado a la selección de 1957, dirigida por Aurelio González, Amarilla sabía que salvo un milagro, el que iba a jugar en ese puesto era Genaro Benítez, mejor recordado como "Avión Colí" por su enorme velocidad y endiablada habilidad. De hecho, Benítez jugó de titular toda la campaña previa preparatoria para los partidos frente a Colombia y a Uruguay que clasificarían a un representante sudamericano para el Mundial de Suecia. Y, por supuesto, fue titular en Colombia donde ganamos 3-2 y en Asunción, cuando nos impusimos 3-0.

Pero, aunque "Avión Colí" era dado como número puesto para el crucial encuentro ante Uruguay de la fecha mencionada al principio, algún hado misterioso, la inspiración divina, o un detenido análisis sobre las posibilidades del equipo ante tan calificado rival, indujo al DT alirrojo a alistar a Florencia Amarilla para aquel partido. Y, a fe que acertó, el viejo zorro e inolvidable Maestro. Se mandó tres goles que le valieron la titularidad, a partir de entonces, para el resto de las selecciones en las que actuó.

Fue titular en Suecia, formando la delantera con Agüero, José Parodi, Jorgelino Romero, Cayetano Re y él. Los cinco fueron transferidos al Viejo Mundo. A nuestro Nereo lo contrató el Real Oviedo donde jugó algunas temporadas, pasando luego al Almería, donde recaló, se instaló, fundó una familia y allí vive actualmente con sus hijos, nietos y bisnietos.

Nació el 30 de enero de 1935, en Coronel Bogado, Itapúa, y solo unas pocas veces, a lo largo de todos estos años, visitó nuestro país. Apartado del fútbol por una grave lesión, en 1968, cuando todavía podía dar mucho, encontró que su rostro aindiado entusiasmó a los productores cinematográficos españoles, para actuar ya sea como doble, ya sea como actor secundario o como extra, y encontró en la industria del celuloide un filón que lo explotó, como comentaba en un diario español "hasta que me dio el cuero". Entre los filmes en los que actuó, los mas conocidos son: "100 rifles", "Shalako", "Orgullo de estirpe", "Patton", "Doc", "Hannie Caulder", "Chato el apache", "Agáchate maldito", o "El Cóndor".

El año pasado, el 7 de diciembre, un joven periodista español, Juan Gabriel García presentó un libro, en la feria cultural anual de la mencionada ciudad española, titulado: "Amarilla, el futbolista que quiso ser actor" en el cual reseña la proficua vida de este paraguayo que de la nada, gracias a tres taponazos sensacionales, logró que la nave albirroja desembarcara en su primer mundial europeo.

Y es este hombre el que el domingo 27 de diciembre será homenajeado por la ciudad que lo acogió y en la que dice "aquí me voy a morir". Organizaron un partido de fútbol, en el estadio del Almería CD, a las 11 de la mañana con entradas generales que costarán 5 euros y cuya recaudación será entregada totalmente al viejo crack. La jornada reunirá a las selecciones de fútbol de Levante Norte, Poniente y Almería. Y desde el propio municipio, el concejal de Deportes, hizo un llamado a la comunidad para participar de este homenaje para una persona muy querida en la ciudad. Lo que se dice, una prueba de gratitud y solidaridad, de la que deberíamos aprender todos los deportistas. Especialmente los paraguayos.
Florencio Amarilla - Edicion Impresa - ABC Color

El oro de nadie
El oro de nadie (1971)

Florencio Amarilla, un extremo de película
Autor: José Ignacio Corcuera  | Cuadernos de Fútbol. 1 febrero 2010

Internacional paraguayo en 31 ocasiones, mundialista en 1958, formando parte de una delantera que recaló completa en nuestro fútbol, Florencio Amarilla (Bogado 30-I-1935), podría ser definido como personaje de cuerpo entero, irrepetible y sin aristas.

Llegó al Oviedo junto a su compatriota Jorge Lino Romero en el verano de 1958. Por esa época el armenio Arturo Bogosian, todoterreno del fútbol sudamericano, comenzó a introducir en Europa a su buena cincuentena de pupilos, en su mayoría paraguayos. Algunos clubes, como el Elche, nunca podrán agradecerle lo suficiente tan buenos oficios. Porque de su mano llegaron junto al palmeral, Romero, Lezcano, Cayetano Ré, González o Casco, por no hacer interminable la cita. Unos venían con pasaporte extranjero, otros en condición más o menos dudosa de oriundos, la mayoría dispuestos a comerse el mundo y alguno, como Romero, el más contrastado de todos gracias a su envidiable currículum, absolutamente engañado, puesto que creyó hacer el viaje para suscribir la cartulina del Real Madrid.

En la capital asturiana, si bien no pudo convertirse indiscutible titular, Amarilla acreditó buenas maneras. Tampoco era malo aquel equipo carbayón. Con el guardameta portugués Carlos Gomes -dueño, por cierto, de una biografía digna del celuloide-, Marigil, Laurín o Delfín Álvarez taponando el área, Paquito y Sánchez Lage sentando cátedra en la zona ancha, y Hermes González, Sande, Luis Aragonés, Agustín, Iceta o Braga ejerciendo de estiletes, dio muchos sustos por casi todos los campos de nuestra geografía. Pero si al equipo le pintó bien, Amarilla tuvo menos suerte.

Lesionado en el tendón de Aquiles, debió sufragar de su propio bolsillo la intervención quirúrgica en Barcelona, puesto que la Mutualidad de Futbolistas dejaba bastante por desear en aquel entonces. Con la carta de libertad en el bolsillo hizo escala en Elche y Mallorca, rumbo a una sucesión de equipos menores hasta colgar las botas en 1972. Luego, como tantos otros, se hizo entrenador, pasando por el fútbol base del Almería, al tiempo que ejercía como ayudante del máximo responsable en el primer equipo. Roquetas, Almería, Mojácar, Vera, Garrucha y Polideportivo Ejido durante el tramo final de la campaña 1982-83 y el ejercicio 1984-85, todos ellos clubes almerienses, lo tuvieron posteriormente en sus banquillos. Y es que aunque su vida era y dependería siempre del fútbol, en el desierto almeriense había dado con otra actividad que, sin robarle demasiado tiempo, le llenaba la faltriquera: el cine. O mejor aún, los “Spaghetti Westerns”.

Durante aquel “boom” cuyas primeras gestas llevaron las firmas de Clint Eastwood y Sergio Leone, hizo de extra en un centenar de filmes y hasta alcanzó el rango de actor de reparto en 6 ocasiones, junto a Yul Brinner, Leonard Nimoy, Alain Delon, Toshiro Mifune, Richard Crenna, Charles Bronson o Ursula Andress. Su papel siempre era el mismo: jefe indio, porque su atezado rostro guaraní apenas si necesitaba maquillaje. Hablar no es que hablara mucho. Los indios del cine, ya se sabe, no suelen extenderse en discursos. Pero es que, además, cuando debía decir algo, parecía un apache, sioux o comanche auténtico, gracias su lengua guaraní, a la que siempre sacaba jugo.

Agazapado en el cine, embebido en el fútbol comarcal y contando a favor con su austera forma de entender la vida, se las arregló bien mientras Almería fue un Hollywood de serie B, C y hasta Z. Cuando la televisión, el vídeo y los nuevos hábitos derivados del progreso económico mordieron con saña a las salas de exhibición, todo aquel tinglado de cartón piedra y mecanotubo comenzó a oxidarse. Entonces fue una víctima más. Como los especialistas, ayudantes de rodaje, domadores, transferistas, maquilladores, sastres y técnicos de atrezzo, tuvo que buscarse la vida. Los especialistas, al menos, al igual que los expertos en doma, podían seguir arañando el duro exhibiéndose ante puñados de turistas. Un indio no. Cualquiera podía hacer de piel roja para las cámaras de cuantos se hospedaran en Aguadulce, Cerrillos, o el Cabo de Gata. Bastaba un especialista recién incorporado de su caída, el carpintero, o el más torpe pinche de cocina. Entonces Amarilla estuvo vendiendo zapatos y libros para salir adelante.

En 2006, a sus 71 años, ejercía de utillero en el Club Comarca de Níjar. Vivía, incluso, en las dependencias del viejo campo de San Isidro, pese a que la directiva le había propuesto montar una casa prefabricada. “Es de agradecer -dijo-, pero me gusta vivir libre, en pleno campo. Me levanto a las 07,30, ando, corro, hago unos toques, me tomo un matecito. Soy feliz así. Luego cuido el material del club y estoy a disposición del equipo para lo que sea”.

Su bonhomía tuvo premio. Al presidente del Níjar, Francisco Montoya, se le llenaba la boca al asegurar: “Nunca vi a nadie que recibiera más cestas de Navidad”. Y el propio Amarilla apuntalaba: “Dirigentes del Oviedo de aquella época siguen invitándome a acercarme por la ciudad. Me pagan el avión y una semana de hotel a cuerpo de rey. Allí me adoran”.

Florencio Amarilla, a diferencia de su compañero de ala en la selección paraguaya Jorge Lino Romero, no quiso buscar los dólares del por entonces rico fútbol profesional colombiano. Prefirió quedarse para siempre entre nosotros, como extremo de película. Si no en el más laudatorio sentido figurado, con letra de medio cuerpo en varios títulos de crédito.

Trayectoria deportiva en España de Amarilla

Florencio Amarilla Lacasa
Bogado 3-I-1935
ParaguayA
Oviedo58-59173
Oviedo59-605-
Oviedo60-61111
Elche61-6221
Mallorca62-63--
Constancia63-64
Hospitalet64-65123
Abarán65-66
Manchego66-67
Almería67-68
Almería68-69
Adra69-70
Adra70-71R
Almería71-72R


Filmografía de Florencio Amarilla

AÑOTÍTULODIRECTORREPARTO
1970“El Cóndor”J. GuillerminJ. Brown y Lee Van Cleef
1971“El oro de nadie”S. WanamakerYul Brynner, R. Crenna y Leonard Nimoy
1972“Chato el apache”Michael WinnerCharles Bronson y Jack Palance
1972“Sol rojo”T. YoungUrsula Andress, Alain Delon, Toshiro Mifune y Charles Bronson
1973“Caballos salvajes”J. SturgesCharles Bronson, Jill Ireland y V. Van Patten
1984“Yellow Hair & Pekos Kid”Matt CimberLaurence Landon y Ken Roberson

Cuadernos de Fútbol, nº 7, fecha: 1 febrero 2010, ISSN: 1989-6379
Florencio Amarilla, un extremo de película | Cuadernos de Fútbol

Yellow Hair & the Pecos Kid
Yellow Hair & the Pecos Kid (1984)

Amarilla: el futbolista que quiso ser actor
El delantero paraguayo que ganó un Oscar.
La claqueta no se mancha. Blog de cine y deportes. 25 de octubre de 2012

El mundo se sorprendió cuando George C. Scott rechazó el Oscar que había ganado por su interpretación del general Patton. Scott dijo que los Oscar eran un “desfile de carne de dos horas” lleno de corrupción y ya había anticipado años antes que si un día ganaba una estatuilla de la Academia, se limpiaría el culo con ella. Incluso alegó una razón deportiva para no asistir a la premiación de 1971: “me quedé viendo un partido de hockey en casa”.


Amarilla es el primero, hincado, de derecha a izuquierda, con camiseta de Paraguay.

Fue el primer actor que rechazó un Oscar (se anticipó dos años a Marlon Brando, que no quiso el suyo por El Padrino en 1973; en las dos estuvo Coppola, no Guillote). En esa velada, la película Patton se llevó 6 Oscar más. Resultó un escándalo. Pero no para todos. Esa misma noche, apretaba el puño y festejaba la victoria de Patton como propia Florencio Amarilla, un delantero paraguayo zurdo, mundialista y que participó como extra en el film. Así, Amarilla se convirtió en el primer futbolista en ganar un Oscar.


Hat trick y mundial

Florencio Amarilla Lacasa nació en Coronel Bogado, Paraguay, el 30 de enero de 1935 y vivió parte de su juventud en Argentina. Se sabe que en estas tierras jugó al menos en un equipo amateur llamado Buenaventura, cuando se usaba boina para pelotear. Volvió a su Paraguay natal para descollar en Nacional de Asunción y en Olimpia. Fue parte de dos hitos en la historia de la selección guaraní: en las eliminatorias del 57, convirtió un hat trick en el 5 a 0 sobre Uruguay, que sirvió para clasificar a la albirroja al Mundial 58. Ya en Suecia, también tuvo su momento de gloria. Abrió el marcador en el partido entre Paraguay y la Francia de Just Fontaine y Raymond Kopa, y luego, tras dos goles de Fontaine, puso el 2 a 2 de penal. Así se fueron al descanso. Después, Jorge Romero pondría el 3 a 2 parcial, hasta que Francia despertó y le zampó 5 al hilo. Fue 7 a 3 y regreso a casa. No alcanzaron el 3-2 ante Yugoslavia y el 3-3 con Escocia para pasar de ronda.

Pero esa actuación les alcanzó a Amarilla y a varios de sus compañeros para cruzar el océano e instalarse en España. En la temporada 58/59, Florencio fichó con el recién ascendido Real Oviedo, y en la 61/62 pasó al Elche, también de primera división. Su velocidad, su zurda prodigiosa y la potencia de su remate le sirvieron para hacerse un lugar, hasta que una lesión en el tendón de Aquiles lo sacó de las canchas por un tiempo. Se quedó sin equipo, se operó para acelerar la recuperación (algo muy raro en esa época) y pagó él mismo la intervención. Jamás alcanzó el nivel que lo había llevado a la elite española.

Repuesto a medias, deambuló por clubes de segunda división como Constancia de Inca, L’Hospitalet, Abaran de Murcia, Manchego y en la temporada 67/68 llegaría al Almería, donde finalmente se instaló.


Cara de indio

El mismo Amarilla cuenta, en el libro Amarilla: el futbolista que quería ser actor, del periodista almeriense Juan Gabriel García, cómo fue que consiguió su primer papel en el cine: “Estaba en el Gran Hotel tomando una cerveza. Se me acercó un señor de dos metros de altura, Antonio Tarruella, un ayudante de dirección, y como me vio cara de indio me dijo que si quería participar en una película”. El film era 100 rifles, con Raquel Welch y Yul Brinner, con quien Amarilla trabaría luego una buena amistad.


Yul Brinner y Florencio Amarilla, cuándo no, de indio. Nace una amistad.

Gracias a sus facciones aindiadas y su facilidad para montar a caballo consiguió infinidad de papeles en diferentes películas, cuando en España era habitual el rodaje de westerns hollywoodense clase B. No hay un registro fehaciente (algunos dicen más de 100), porque en muchas cintas no figura en los créditos y en otras, sí. Incluso llegó a tener diálogos, casi siempre en alguna lengua aborigen norteamericana, con un dejo de acento guaraní.

Fue actor de reparto en 6 films y compartió cartel, además de Brinner y Welch, con Alain Delon, Toshiro Mifune, Richard Crenna, Charles Bronson, Lee van Cleef o Ursula Andress. Y en su CV se puede leer su participación en 100 rifles, Shalako, Orgullo de estirpe, Patton, Agáchate maldito o El Cóndor.  Chupate esa naranja.

Chato el Apache
Chato el Apache (1972)

El momento culminante de su carrera como actor es sin duda su diálogo con Charles Bronson en Chato, el apache. También participó, sin crédito en los títulos, en Conan, el bárbaro, en la que compartió cartel con el ex Mister Olympia Arnold Schwarzenegger, y con Max von Sydow, recordado por todos como el mayor nazi Kar von Steiner, que acepta arreglar el partido entre prisioneros del campo de concentración con Pelé y Ardiles, contra la selección aria, en Escape a la Victoria.



Amarilla en el rodaje de Hannie Coulder, con Raquel Welch.

Cuentan que ya devenido en DT en Almería, alternó su pasión por el fútbol con el cine y más de una vez se apareció vestido de indio en un entrenamiento. Eso sí, no perdía el respeto de sus dirigidos. Se ponía a entrenar a los arqueros, les pateaba desde fuera del área y siempre se las clavaba en un ángulo.

Una trombosis lo alejó de la dirección técnica cuando tenía 71 años y el club Níjar, de Almería, le dio trabajo como utilero y un lugar para vivir. Hace dos meses, el 25 de agosto, y luego de pelearla mucho, falleció en Vélez Rubio, Almería, el lugar que había elegido para vivir.

El amigo de Yul Brinner. El del hat trick a Uruguay. El que filmó con Raquel Welch. El que le metió dos goles a la Francia de Fontaine en un Mundial. El que charló en una lengua irreconocible con Charles Bronson. Florencio Amarilla. El delantero paraguayo que ganó un Oscar.

Acá pueden verlo actuar:


Almeriacine
La claqueta no se mancha: El delantero paraguayo que ganó un Oscar