Chupi-Milán: Un dúo de lujo

Chupi-Milán: Un dúo de lujo
Antonio Francisco Antúnez
Arriba el Periscopio  20 DE ABRIL DE 2007


Paquito Milán



Un Motril Club de Fútbol muy almeriense.

Son muchos los binomios que la historia ha deparado, alianzas entre dos genios que se complementan recíprocamente. El Motril Club de Fútbol no fue ajeno a esto y tuvo su tándem por antonomasia, el formado por Paquito Milán y Chupi. Ambos militaron en el Motril las dos mismas temporadas, la 96/97 y la 97/98.En esos dos ejercicios ligueros, el Motril bordó con letras de oro gran parte de su historia al conseguir, respectivamente, un ascenso a Segunda División “B” y una merecida permanencia en el Grupo IV más fuerte que se recuerda.

Jorge Valdano decía, sobre Romario, que le recordaba a un jugador de dibujos animados. De esa misma forma, recuerdo a Paquito Milán. Cada partido que jugaba el almeriense se transformaba en un despliegue de detalles técnicos, goles y buen juego. Era un artista con el balón en los pies y un líder en el terreno de juego. Probablemente haya sido el jugador que más ha calado en el seno de la afición blanquiazul. Es posible que la gente que no lo haya visto jugar piense que estos comentarios son una osadía por tratarse de un jugador cuya trayectoria, aunque llegó a militar en Segunda División, ha oscilado entre Tercera y Segunda “B” pero, créanme, Milán era un jugador de muchísimo más caché del aparente.

Chupi era un delantero de características distintas, aunque no exento de técnica, destacaba por su velocidad e instinto goleador, el típico “ratón de área” que siempre encontraba el hueco preciso o estaba en el sitio adecuado con la caña preparada para definir. El de Estepona no paraba de entregarse y bregar en cada partido por lo que se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza para las defensas rivales. Fue otro de los jugadores predilectos por los seguidores motrileños y , en la grada, frecuentemente se daban los cánticos en los que se coreaba “Chupi-Gol, Chupi-Gol…”.

Las citadas características de cada uno unidas a una extrema complicidad en el terreno de juego hicieron de este dúo atacante el más letal que se recuerda por estos lares. Todo este compendio se tradujo en la friolera de cuarenta y cuatro goles marcados en Tercera por parte de la dupla, veintitrés en la cuenta de Paco y veintiuno en la de Chupi. Pero lo mejor no fueron estos soberbios guarismos, sino las gloriosas tardes de fútbol que ambos brindaron a la parroquia blanquiazul, dejando impregnadas sus retinas y obsequiando momentos fastuosos que permanecerán indeleblemente en sus memorias.

PD: Quisiera dedicar este artículo a la memoria de Paco Milán, que tristemente nos dejó en un fatídico uno de enero de 1999. Nunca te olvidaremos.

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